a inteligencia artificial (IA), y los sistemas conversacionales basados en ella, constituyen una tecnología disruptiva que va a transformar la forma en que se aborda el diagnóstico, tratamiento, prevención e investigación de enfermedades. Desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) lo tenemos muy claro y por ello lo que nos planteamos no es si se va a usar en nuestra especialidad, ni cuándo va a suceder eso, sino cómo lo vamos a hacer.Por ello, hace más de un año que venimos trabajando en conocer cómo funcionan y cómo integrarlas en nuestros flujos de trabajo con el objetivo de poder sacarles el máximo rendimiento y aprovechar las oportunidades que van a ofrecernos cada día (literalmente).
En el marco de esa preocupación (o mejor dicho, de esa ocupación, porque no lo vemos como amenaza, sino como oportunidad), nuestra Sociedad cuenta ya con diversos desarrollos de IA propios, como un asistente de IA que ha sido desarrollado para servir como herramienta de soporte y apoyo a los hepatólogos en funciones y servicios que van desde la extracción de información clave de textos hasta la simulación de procesos y la toma de decisiones basadas en datos.
Bautizado como Liver AI, nuestros socios vienen usando ya estas herramientas para analizar los datos de un experimento y extraer patrones o información relevante para sus investigaciones; para traducir información científica de manera rápida y precisa; para generar resúmenes de artículos o estudios científicos que permitan acceder rápidamente a la información clave; para generación de datos sintéticos; para clasificar y organizar grandes cantidades de datos en categorías específicas, lo que resulta especialmente útil en investigaciones que involucran una gran cantidad de información; para crear modelos y simulaciones que permiten predecir el comportamiento de sistemas complejos o analizar los efectos de ciertas variables en un experimento; para predecir resultados de experimentos o para tomar decisiones basadas en datos y modelos numéricos; para optimizar procesos complejos en la investigación, ahorrando tiempo y recursos valiosos; e incluso para crear y personalizar dietas y tablas de ejercicios personalizados para patologías y pacientes.
El asistente por inteligencia artificial siempre utiliza la última versión de GPT4 128k con un contenido creciente que integra conocimiento, documentación y procesos validados por la AEEH, y representa obviamente solo el comienzo de las numerosas posibilidades que están por llegar.
Pero en la AEEH tenemos la firme convicción de explorarlas, liderando profesionalmente los cambios en dos direcciones: por un lado, brindando oportunidades de formación para todos los profesionales, de modo que los avances no se conviertan en un mecanismo de exclusión sino de oportunidades para todos y en definitiva de mejora universal de la práctica clínica e investigadora;
por otro lado, marcando la dirección del progreso y trabajando para que la implementación de la tecnología responda no solo a estrictos objetivos sanitarios, sino que se atenga a rigurosos criterios éticos en todo lo que tiene que ver con la protección de datos y la integridad y seguridad de la información de profesionales y pacientes.
En este sentido, nos alineamos con el reciente posicionamiento de la Sociedad Española de Investigaciones Quirúrgicas (SEIQ), expuesto por su presidente Julio Mayol, sobre la necesidad de promover un uso responsable de la IA en el ámbito sanitario, y somos igualmente partidarios de una regulación europea en este ámbito, ahora mismo en gestación, que defina los límites y las líneas rojas, pero también los caminos de avance.
En esto último, y dado que la norma será genérica, tendremos mucho que decir los actores profesionales de los distintos sectores, y en el ámbito sanitario, las sociedades científicas. Y aquí habremos de encontrar el necesario equilibrio entre la prudencia y la ambición.