La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente el 6,6% de la población mundial sufre de trastorno de ansiedad en algún momento de su vida. Diversos estudios indican que esta alteración emocional está vinculada con la enfermedad vascular y la demencia a través de mecanismos como la inflamación neuronal, la apoptosis celular, la atrofia cerebral e hipocampal, la formación y deposición de beta amiloide y la enfermedad cardiovascular.
Además de estos mecanismos directos, pueden existir otros indirectos, ya que las personas con ansiedad tienden a adoptar hábitos de vida poco saludables, lo que también está relacionado con un mayor riesgo de demencia.
Es un fenómeno común, tanto en su forma aguda como crónica y en todas las fases de la vida, pero no se ha explorado adecuadamente el impacto de su cronicidad sobre la demencia.
Este aspecto ha sido precisamente el foco de un nuevo análisis, cuyo objetivo era evaluar la relación longitudinal entre la ansiedad crónica, resuelta o de nueva aparición, y el riesgo de demencia por todas las causas.
Sus principales resultados, publicados en el Journal of the American Geriatrics Society, indican que la ansiedad crónica y reciente se asocian con un mayor riesgo de demencia por todas las causas, y esta asociación fue significativa en personas de 70 años o menos.
Específicamente, los datos muestran que la presencia de ansiedad crónica y la ansiedad de nueva aparición se relacionan con un riesgo 2,8 y 3,2 veces mayor de padecer demencia, respectivamente. Lo más destacable es que se observaron riesgos aún mayores en adultos con ansiedad antes de los 70 años.
Ansiedad resuelta, riesgo eliminado: sin embargo, la ansiedad resuelta durante el seguimiento redujo el riesgo, asemejándose al del grupo no expuesto. "Estos resultados sugieren que la ansiedad puede ser un nuevo factor de riesgo a considerar en la prevención de la demencia.
De igual forma, el manejo oportuno de la ansiedad puede ser una estrategia viable para reducir el riesgo de demencia", según Kay Khaing, de la Universidad Lambton Heights, en New Castle, Australia, y primer autor del estudio.
En este estudio de cohorte prospectivo que ha utilizado métodos de inferencia causal participaron 2.132 personas con una media de edad de 76 años del Hunter Community Study de Australia y a las que se les siguió durante una media de 10 años.
La ansiedad se midió utilizando la Escala de Distrés Psicológico de Kessler (K10) y la demencia se definió según los 10 códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Se calcula que para 2030 serán 78 millones de personas las que padecerán demencia en el mundo, enfermedad que en 2020 fue la séptima causa principal de muerte a nivel mundial y la segunda causa de muerte en los países con rentas altas.