Un ensayo controlado aleatorizado publicado en el New England Journal of Medicine (NEJM) indica que la ketamina no es inferior a la terapia electroconvulsiva (TEC) como tratamiento de la depresión mayor resistente al tratamiento.
Los autores de un metanálisis publicado en JAMA Psychiatry el mes pasado llegaron a la misma conclusión. Otro estudio publicado en JAMA Network Open en mayo sugirió que lo que mediaba la asociación entre la ketamina y la reducción del dolor en pacientes con dolor crónico era la depresión.
La ketamina se utiliza cada vez más para el tratamiento de la depresión mayor resistente al tratamiento", escriben los autores del estudio en NEJM. "Para el paciente, es una alternativa atractiva [a la TEC] porque no requiere anestesia general y no se asocia a un deterioro de la memoria clínicamente significativo". Sin embargo, a medida que se acumulan las pruebas de la eficacia de la ketamina en el tratamiento de la depresión, se plantea la importante cuestión de los riesgos de su uso (y abuso).
Útil en la depresión
Los datos más recientes sobre la eficacia de la ketamina en la depresión mayor proceden de un estudio estadounidense en el que participaron 403 pacientes considerados aptos para la TEC.
Los pacientes fueron aleatorizados (1:1) para recibir tres semanas de tratamiento con ketamina o TEC. La respuesta al tratamiento se definió como una reducción ≥50 % en la puntuación del QIDS (Inventario Rápido de Sintomatología Depresiva; rango 0-27). El margen objetivo de no inferioridad fue de 10 puntos porcentuales. Los pacientes fueron controlados durante seis meses.
El análisis primario incluyó 365 participantes. El 55,4 % de los pacientes del grupo de ketamina y el 41,2 % del grupo de TEC respondieron al tratamiento. La diferencia en la puntuación QIDS fue de 14,2 puntos (IC 95 %: 3,9-24,2; p<0,001), lo que permitió concluir que la ketamina no era inferior a la TEC.
Los investigadores observaron que los pacientes sometidos a TEC parecían mostrar una reducción de la memoria de recuerdo tras el tratamiento, con una recuperación gradual en el seguimiento. Mientras que la TEC se asoció a efectos musculares adversos, la ketamina se asoció a disociación. Al final, no hubo diferencias sustanciales entre los dos grupos en cuanto a la calidad de vida declarada por los pacientes.
El riesgo de adicción
“La ketamina tiene propiedades farmacológicas mixtas, como analgésico, opiáceo y simpaticomimético. Este fármaco, por tanto, combina propiedades beneficiosas para muchas personas, no solo las que padecen depresión grave", señala Robert Freedman, profesor de psiquiatría de la Universidad de Colorado, autor de un interesante editorial que acompaña al artículo.
"Para quienes padecen depresión crónica, tres semanas de ‘ mejor estado de ánimo’ son sin duda un regalo", prosigue Freedman. "Muchos pacientes han informado de que la terapia con ketamina les cambia la vida, y muchos médicos están encantados de poder ofrecer tal regalo a pacientes que de otro modo parecen inalcanzables.
Sin embargo, los resultados de este estudio sugieren que el tratamiento de tres semanas no cambió la vida: la terapia con ketamina fue eficaz, pero a los seis meses, un periodo corto en una vida de depresión, la calidad de vida no era mejor que con la TEC". Freedman recuerda que los pacientes tratados con oxicodona y opiáceos para el dolor mostraron respuestas favorables similares a las de los tratados con ketamina, pero que a la prescripción de opiáceos sintéticos le siguió una epidemia de adicción.
Una excesiva facilidad en la prescripción, incluso por parte de una minoría de médicos, podría generar el mismo resultado con la ketamina. "Las clínicas en las que se realiza TEC tienen formularios de consentimiento informado que enumeran los diversos efectos adversos del tratamiento, cognitivos y de otro tipo", señala Freedman. "Un formulario de consentimiento informado similar para la ketamina debería advertir a pacientes y médicos de que el alivio temporal podría ir acompañado de costes a largo plazo".
