Los expertos reunidos en el 'XXIX Congreso Nacional de Medicina General y de Familia', que se celebra en Granada del 14 al 17 de junio, han advertido de que, actualmente, muchas circunstancias vitales y situaciones de la vida cotidiana que no son patológicas son etiquetadas "erróneamente" como trastornos de ansiedad o insomnio, por lo que "acaban siendo tratadas con psicofármacos", como las benzodiacepinas.Así, han recordado que, según la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES 2022), las benzodiacepinas se han convertido en la tercera sustancia de adicción en España. Es decir, después del alcohol y el tabaco, es la sustancia con mayor consumo adictivo de España, por encima del cannabis.
"Sin negarles su uso adecuado y buen perfil farmacológico, el consumo de benzodiacepinas se ha convertido en un problema para la salud general", según el responsable de Salud Mental de la SEMG, Antonio Torres, que ha atribuido este problema a la "gran capacidad de adicción" de estos psicofármacos."Su forma de actuar sobre los receptores cerebrales inducen adicción, por lo que se produce una resistencia al abandono por parte de los pacientes, siendo uno de los principales factores que favorecen su continuidad", ha detallado.
CONSUMO SIN RECETA "CRECIENTE"
Asimismo, ha advertido de que el consumo sin receta es "bajo, pero creciente". Entre los principales efectos negativos de estos fármacos se encuentran el aumento de la mortalidad general en sus consumidores habituales, la debilidad muscular, ataxia, sedación, alteraciones de memoria y de las fases de sueño o reacción de discontinuación, lo que lleva a un aumento de los accidentes.
Por su parte, el miembro del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la SEMG, el doctor Rafael Castro, ha explicado cuándo es adecuado su uso en la depresión.
"Suele ser una práctica habitual el inicio de un tratamiento antidepresivo con ansiolíticos a la espera de que la fenomenología ansiosa, que no siempre es la predominante, mejore al estar el paciente más tranquilo", ha introducido. En estos casos, siempre se cuenta con "un plan de desescalada cuando la medicación antidepresiva llegue al tiempo óptimo de acción".
Sin embargo, hay personas que abandonan el antidepresivo tras la fase de estabilización de la enfermedad, manteniéndose 'sine die' la toma, pautada u ocasional, de una benzodiacepina, según ha advertido el doctor Rafael Castro.
En cuanto a las causas del aumento de este tipo de sustancias, puede deberse, según Castro, a la "intolerancia" a cualquier trastorno emocional que "empuja erróneamente" a la "medicalización de la vida".
"Existe un gran temor a la pérdida de salud y esto conlleva un incremento de medicación y consultas que, en otra época de la historia, podrían haber sido más banales, pero ahora ese sentimiento de debilidad emocional y física hace que se consulte absolutamente todo", ha explicado.
"A esto hay que sumar que vivimos en una sociedad competitiva y estresante en la que debemos sostener rutinas que exigen mantenerse al límite del rendimiento sin angustia y sin claudicaciones", según los representantes de la SEMG.