Los 1.000 primeros días: un proyecto pionero en salud mental materno-infantil
El período que transcurre desde la concepción hasta los dos años de vida de un bebé, conocido como los "1.000 primeros días", es fundamental para el neurodesarrollo y para sentar las bases de los sistemas psicobiológicos que impactarán en la salud mental futura.
Este enfoque es el núcleo del programa Los 1.000 primeros días de vida , liderado por el Hospital 12 de Octubre de Madrid desde marzo del año pasado, y que ya ha atendido a 900 familias.
“Durante este período se establecen las bases de la afectividad, las emociones y la conducta del bebé”, explica José Carlos Espín, responsable de la Unidad de Salud Mental Infantojuvenil.
Este proyecto innovador surgió tras años de colaboración entre los servicios de Psiquiatría, Neonatología y Ginecología, gracias al apoyo de la Fundación Nemesio Díez, que permitió crear un equipo especializado.
Un equipo dedicado y situaciones desafiantes
El equipo interdisciplinar, compuesto por psicólogas clínicas, una enfermera pediátrica y una trabajadora social, aborda diversas situaciones que generan un alto impacto emocional, como anomalías congénitas, partos prematuros, madres adolescentes, embarazos múltiples, o la fetal.
Según Alberto Galindo, jefe de Obstetricia y Ginecología, estas circunstancias suelen ser identificadas en su servicio, que actúa como puerta de entrada al programa.
El objetivo es mitigar el desequilibrio emocional en las mujeres y sus familias, ofreciéndoles apoyo en momentos de gran vulnerabilidad. “Las malformaciones fetales, que en algunos casos llevan a la interrupción del embarazo, son una de las situaciones más complejas, pero no la única”, señala Galindo.
Este enfoque integral tiene como fin no solo abordar las necesidades médicas, sino también ofrecer un acompañamiento emocional, que es clave para el bienestar tanto de la madre como del bebé en sus primeros días de vida.
Un complemento fundamental al proyecto es el programa Cuídame, diseñado específicamente por Neonatología para que los padres aprendan y practiquen los cuidados necesarios para el bebé, incluso cuando este permanece en la UCI.
“Es muy satisfactorio, porque los padres se sienten útiles, autónomos y con un propósito, más allá de la preocupación”, comenta Pallás.
Este enfoque holístico también incluye atención psicológica y apoyo social, reconociendo que el bienestar de los padres es clave para el futuro del bebé. Espín destaca: “No podemos limitarnos al cuidado físico; muchos problemas son mentales o sociales, y necesitan un abordaje integral”.
Aunque la colaboración con la Fundación Nemesio Díez finaliza en 2025, los responsables del proyecto confiaron en su prórroga, dados los resultados positivos y el impacto en las familias atendidas.