Es un hecho importante porque, según las proyecciones establecidas en los últimos años por la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas, la población mayor de 60 años en el mundo se duplicará en las próximas tres décadas, pasando de 1.000 millones en 2020 (11% de la población) a 2.100 millones en 2050, siendo el 22% de la población mundial.
De forma paralela, la población mayor de 80 años se triplicará en este periodo, experimentando un incremento de los 143 millones de 2020 (1,5% de la población) a 426 millones en 2050, lo que representará el 4% de la población mundial.
Según el Barómetro del Dolor, los dolores crónicos más prevalentes en la actualidad se centran en el dolor musculoesquelético en columna y articulaciones, dolor generalizado y el dolor sin diagnóstico específico.
Un dolor se convierte en crónico, "cuando ha pasado más de tres meses desde su inicio y se mantiene pese a un tratamiento adecuado enfocado al mismo con impacto funcional y psicológico", según comenta la doctora María Madariaga, presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED).
En cuanto a tratamientos, nombra que los principales que se usan ahora son aquellos dirigidos al dolor neuropático, que es, junto con el dolor nociplástico, el de base predominante en dolor crónico. "Junto a tratamientos con AINEs, analgésicos no antiinflamatorios y, en caso de dolor moderado a intenso, opioides menores o mayores".
"Buscar nuevas dianas terapéuticas"
Respecto a los estudios e investigaciones en este tema, Madariaga responde que son muchas las líneas de investigación que se persiguen para mejorar el control del dolor. "Principalmente se intentan buscar nuevas dianas terapéuticas que modifiquen o eviten la vía opioide para evitar también los efectos adversos de estos (tolerancia, dependencia, adicción)".
Mientras que otras vías exploran evitar la cronificación bloqueando la actividad neuronal anómala en el ganglio de la raíz dorsal. "Otros tratan de bloquear la inflamación localmente. O desensibilizar los nociceptores periféricos más distales de manera más duradera".
Remarca que otros buscan modular a nivel cerebral el impacto del dolor en las emociones o en los mecanismos de recompensa que se establecen al cronificar el impulso doloroso. Y hay quienes mantienen los beneficios analgésicos de distintas moléculas cannabinoides para combatir distintos tipos de dolor o distinta sintomatología.