Investigadores de la Universidad de Plymouth (ËEUU) han puesto en marcha un estudio para explorar el modo en que las tecnologías de inteligencia artificial (IA) pueden contribuir a expedir recetas más seguras para adultos mayores con discapacidades intelectuales y epilepsia.
En concreto, se pretende obtener una herramienta que ayude a los médicos de cabecera a recetar a adultos mayores con discapacidad intelectual y epilepsia, y a evaluar el estado anticolinérgico del paciente para optimizar de forma segura su medicación en consecuencia.Las clases de medicamentos, incluidos los antipsicóticos, los antidepresivos y los medicamentos anticonvulsivos, que se usan regularmente en el tratamiento de estas afecciones, tienen efectos anticolinérgicos.
Como resultado, se produce un impacto acumulativo en el paciente por tomar estos fármacos y varios resultados clínicos negativos asociados con el uso múltiple de medicamentos anticolinérgicos.Para ello, la hoja de ruta trazada por estos expertos pasa por identificar los factores clínicos que contribuyen a las puntuaciones del índice de carga de fármacos (DBI), que define el impacto funcional de un medicamento en función de sus propiedades anticolinérgicas y sedantes, además de comprobar cómo interactúan los medicamentos entre sí y qué factores influyen más en las puntuaciones del DBI.
Riesgo de prescripción inadecuada
Hay evidencia de una fuerte asociación entre la discapacidad intelectual y la epilepsia. Las personas con ambos trastornos tienen altas tasas de morbilidad múltiple (dos o más afecciones crónicas) y están específicamente en riesgo de sufrir afecciones neurológicas y de salud mental. Por ello, "es esencial que obtengamos una mejor comprensión de la carga farmacológica en las personas con epilepsia y discapacidad intelectual y su impacto en los parámetros clínicos que incluyen la calidad de vida, el estreñimiento, la sedación durante el día y la esperanza de vida". tal como señaló Rohit Shankar, profesor de neuropsiquiatría en Peninsula Medical School.
A medida que las personas envejecen, aumenta el riesgo de prescripción inadecuada y polifarmacia (tomar más de cinco medicamentos habituales). En este sentido, se ha podido demostrar, según dichos investigadores, que personas con demencia pueden llegar a consumir más de tres medicamentos para otras afecciones de salud en los cinco años inmediatamente anteriores a su diagnóstico.
Sin embargo, como lamentan los investigadores, "hasta ahora no existe una guía clínica o una herramienta de apoyo disponible para las personas mayores con discapacidad intelectual o epilepsia".En conclusión, la evaluación de la prescripción adecuada en pacientes mayores con discapacidad intelectual es compleja y requiere experiencia específica y un enfoque holístico.