Salud mental: el preocupante impacto de la edad en la que se adquiere un smartphone
Artículo revisado por nuestra redacción
Según el Global Mind Project, la adquisición precoz de un smartphone aumentaría el deterioro de la salud mental y el bienestar de los adultos jóvenes. No se observaron diferencias según el país, el idioma o la cultura de origen. Los autores de este trabajo consideran que prevalece el principio de precaución: se deben tomar medidas...
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Según el Global Mind Project, la adquisición precoz de un smartphone aumentaría el deterioro de la salud mental y el bienestar de los adultos jóvenes. No se observaron diferencias según el país, el idioma o la cultura de origen.
Los autores de este trabajo consideran que prevalece el principio de precaución: se deben tomar medidas sin demora a nivel estatal para proteger a las generaciones futuras.
La rápida integración de los teléfonos inteligentes en el entorno de los niños y adolescentes ha influido considerablemente en su socialización, sus capacidades de aprendizaje y su sueño. Las redes sociales son especialmente culpables, ya que captan su atención y su tiempo, lo que favorece su exposición a contenidos inapropiados y a la comparación social.
En un trabajo anterior, los investigadores del Global Mind Project, cuyo objetivo era estudiar la influencia de los dispositivos conectados en la salud mental, describieron que esta se había visto alterada en los jóvenes desde la aparición de los primeros teléfonos inteligentes. En esta nueva publicación, mencionan cómo la edad en la que se adquiere el primer smartphone influye en estas observaciones.
El Global Mind Project es una iniciativa que propone una encuesta en línea: cerca de 2 millones de personas en 163 países ya han completado el Mind Health Quotient (MHQ), un auto cuestionario que evalúa 47 funciones y habilidades sociales, emocionales, cognitivas y físicas.
La puntuación global del MHQ oscila entre -100 (angustia) y +200 (plenitud). Cerca de 100 000 jóvenes de entre 18 y 24 años han respondido al cuestionario.
Correlaciones preocupantes
Así, la adquisición de un smartphone antes de los 13 años se asocia con un nivel de salud mental y bienestar estadísticamente inferior al observado en la edad adulta. Cuanto más baja era la edad de adquisición, más baja era también la puntuación global del MHQ.
Así, la puntuación media del MHQ era superior a 30 para aquellos que obtuvieron su móvil a los 13 años, frente a una puntuación media de 1 para aquellos que lo adquirieron a los 5 o 6 años.
Esta observación se realizó independientemente del país o el idioma de los encuestados. Sin embargo, el impacto observado fue diferente según el sexo: el número de mujeres con dificultades, o incluso en situación de angustia (puntuaciones MHQ ligeramente o muy negativas en al menos 5 preguntas) era superior en 9,5 puntos entre las que habían tenido su smartphone a los 5-6 años, en comparación con las que lo habían tenido a los 13 años. Esta diferencia era de solo 7,0 puntos entre los encuestados de sexo masculino (p < 0,001).
Una edad temprana de adquisición se correlacionaba con un mayor número de pensamientos suicidas, agresividad, sensación de distanciamiento de la realidad y alucinaciones.
También existían diferencias entre los sexos en cuanto a los criterios más influenciados por la edad de adquisición: la alteración de la resiliencia emocional, la imagen, la autoestima y la confianza en sí mismo era especialmente importante en las mujeres, mientras que la estabilidad, la calma, la autoestima y la empatía eran los criterios más deteriorados en los hombres.
Por último, el estudio evaluó los mecanismos que relacionan la edad de adquisición con el deterioro de la salud mental. Se estimó que la edad de acceso a las redes sociales era el factor principal, representando aproximadamente el 40 % de la asociación.
Otros factores contribuían a una puntuación más baja en salud mental, como las malas relaciones familiares (13 %), el ciberacoso (10 %) y los trastornos del sueño (12 %). Sin embargo, estos parámetros tendían a aparecer más tarde, por lo que los autores plantean la hipótesis de que el acceso a los teléfonos inteligentes y a las redes sociales aumenta el riesgo de problemas familiares y ciberacoso.
Hacia una política de precaución
En cualquier caso, estos resultados sugieren que las dificultades psíquicas asociadas al uso de estas herramientas son más variadas que la depresión o la ansiedad, a las que se limitan muchos estudios.
Por ello, los autores de este texto invitan a tomar muy en serio la edad de adquisición de un smartphone: si la tendencia actual continúa, "las proyecciones a partir de estos datos sugieren que este único factor podría ser responsable del malestar mental en casi un tercio de la próxima generación".
Insisten en la necesidad de una intervención inmediata:
-Adoptar un principio de precaución, similar al que rige el acceso al alcohol o al tabaco.
-Exigir que la educación en alfabetización digital y la sensibilización sobre los riesgos asociados al uso de las redes sociales sean obligatorias antes de tener acceso a estas herramientas.
-Reforzar las condiciones de acceso para que se respeten los límites de edad y adoptar una legislación dirigida a las empresas que no respeten estas restricciones de edad.
-Restringir el acceso a los teléfonos inteligentes a los menores de 13 años y dar prioridad a los teléfonos para niños que ofrecen funciones básicas sin redes sociales.
