Un estudio de cohorte basado en datos de las historias clínicas digitalizadas y compartidas por primaria y hospital de 2.645.885 personas adultas (entre 18 y 40 años de edad) que viven en Cataluña ha confirmado la asociación entre el índice de masa corporal (IMC) alto, en concreto el sobrepeso y la obesidad, y el riesgo de padecer 12 tipos de cánceres (cuerpo uterino, riñón, vesícula biliar y vías biliares, mieloma múltiple, leucemia, mama posmenopáusica, colorrectal, hígado, tiroides, cerebro y sistema nervioso central, así como cabeza y cuello y vejiga –estos dos últimos entre los que nunca fuman-). Y además ha sumado a ese riesgo otros seis tipos de cáncer: ovario, linfoma no Hodgkin, melanoma maligno de piel, cáncer de próstata, páncreas y estómago.
En total, son 18 tipos de cáncer distintos, cuando estudios previos del Fondo Mundial de Investigación del Cáncer lo habían relacionado con al menos 13. Los nuevos cánceres relacionados con el sobrepeso son, en concreto, la leucemia y el linfoma no Hodgkin y, entre personas que nunca han fumado, los de cabeza y cuello y vejiga.Y hay más resultados que corroboran que cuanto más largo es el tiempo con un IMC alto, mayor es el grado y más joven es la edad de inicio del sobrepeso y la obesidad, mayor es el riesgo de sufrir esas patologías oncológicas.
Investigación en el primer nivel asistencial
Es lo que indica el estudio publicado en Nature Communications y liderado por investigadores del Instituto de investigación en Atención Primaria de Salud Jordi Gol (IDIAPJGol), vinculado al primer nivel asistencial del Instituto Catalán de la Salud (ICS), en colaboración con el Agency for Research on Cancer ( IARC ) y financiado por el Wereld Kanker Onderzoek Fonds (WKOF).
De los 2.645.885 habitantes analizados, tras nueve años de seguimiento, 225.396 fueron diagnosticados de cáncer. Martina Recalde, investigadora del IDIAPJGol e IARC y primera autora de este trabajo, ha asegurado a este diario que la fiabilidad de los datos clínicos utilizados es muy alta; su calidad se validó comparándolos antes con datos de los registros del cáncer de Gerona y Tarragona. La científica ha puesto el acento en que no solo miraron una medida de IMC aislada en el tiempo sino la exposición a lo largo del tiempo y su fluctuación.
Los resultados avalan la implementación de estrategias para prevenir el cáncer basadas en la atención primaria y orientadas a prevenir y reducir el sobrepeso precoz y la obesidad, pero Recalde ha precisado que hacer recomendaciones concretas al respecto no formaba parte del estudio. No obstante, ha señalado que el equipo que ha participado en este estudio pionero, por hacerse en primaria y con una cohorte tan grande, sí va a alertar de la necesidad de prevenir al divulgar el estudio y sus resultados.
Acerca de si el problema de la obesidad infantil obliga a sospechar en un posible aumento de la incidencia del cáncer en las próximas décadas, ha indicado que el estudio solo ha analizado a población mayor de 18 años y ha recordado que estudios previos relacionan el problema de la obesidad en niños y adolescentes con un aumento de los casos de diabetes tipo II.
El equipo trabaja en otro estudio que busca comorbilidades como la diabetes y la hipertensión y otras asociaciones que podrían actuar a modo de sumatorio en un mayor riesgo de cáncer.
La muestra del estudio es tan grande que no haría faltaría analizar una cohorte mucho mayor pero Recalde cree que sí sería importante que se hiciesen estudios similares en otros países para ver si se replican los mismos resultados, lo cual daría más fuerza si cabe a la asociación entre un IMC alto a lo largo del tiempo y el cáncer.