En torno a un 10 por ciento de niños de más de 5 años, un cinco por ciento en mayores de años y un tres por ciento de los adolescentes sufre enuresis, según ha avisado la pediatra del CAP Les Hortes de Barcelona, Almudena Sánchez.
En este sentido, la experta ha avisado de que este problema se suele afrontarcomo un tema tabú y no todos los padres o niños son capaces de hablar, abiertamente, de los escapes. "Dicha situación, no tiene sentido si se asume que se trata de un problema fisiológico, absolutamente, ajeno a la voluntad del niño imposible de controlar", ha detallado..
La enuresis, principalmente, puede estar causada por varias razones, como un fallo en el mecanismo del despertar (el niño enurético no despierta cuando la vejiga está llena), la alteración del ciclo circadiano de la hormona antidiurética (vasopresina) y la inestabilidad vesical con contracciones involuntarias del músculo detrusor, entre otras.
Asimismo, existe una estrecha relación con otras patologías como el estreñimiento, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) e, incluso, ser síntoma de enfermedades más graves como la diabetes.
Al respecto, la doctora ha comentado que regañar al niño por algo que escapa a su control es "contraproducente", de la misma manera que lo es apelar al chantaje emocional para lograr que deje de orinarse en la cama. Así, planteamientos como 'si no dejas de mojar la cama los Reyes Magos/Papá Noel, no van a dejarte regalos porque van a pensar que eres un pequeñajo' lo que provocan es una resolución más tardía del trastorno.
Un artículo publicado en el 'Journal of Pediatric Urology' afirma que el uso de lenguaje duro o castigo por parte de la madre en respuesta al fracaso del niño para lograr la sequedad nocturna puede afectar el apego entre la madre y el niño y, hacer que el niño experimente emociones negativas como vergüenza, ansiedad, frustración y soledad.
"Por eso, es importante ser comprensivos y abordar el problema cuanto antes con el pediatra. La enuresis provoca en los menores retraimiento social, baja autoestima, bajo rendimiento escolar, inseguridad y malestar, entre otras consecuencias, por lo que relativizar su importancia dejando al tiempo la solución no es la mejor opción", ha zanjado.