MADRID, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
En un informe, decenas de científicos, profesionales sanitarios y defensores de la salud de los niños hacen una llamada de atención sobre la creciente evidencia de que muchos productos químicos comunes y ampliamente disponibles ponen en peligro el desarrollo neurológico de los fetos y los niños de todas las edades.
Entre los productos químicos que son de mayor preocupación están el plomo y el mercurio; pesticidas organofosforados utilizados en la agricultura y los jardines de casas; los ftalatos, presentes en productos farmacéuticos, plásticos y productos de cuidado personal; retardantes de llama conocidos como polibromodifenil éteres (PBDE, por sus siglas en inglés); y contaminantes del aire producidos por la combustión de madera y combustibles fósiles.
Los bifenilos policlorados (PCB, por sus siglas en inglés), una vez utilizados como refrigerantes y lubricantes en transformadores y otros equipos eléctricos, también son motivo de preocupación. Los PCB se prohibieron en Estados Unidos en 1977, pero pueden persistir en el ambiente durante décadas, según uno de los firmantes de la declaración de consenso, la profesora de Biociencia Comparativa Susan Schantz, de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos.
El nuevo documento, 'Project TENDR: Targeting Environmental NeuroDevelopment Risks', se publica en la revista 'Environmental Health Perspectives'. "Estos productos químicos están omnipresentes, no sólo en el aire y el agua, sino en productos de consumo cotidiano que usamos en nuestros cuerpos y en nuestras casas --alerta Schantz. Se puede reducir la exposición a productos químicos tóxicos y se necesita con urgencia para proteger a los niños de hoy y de mañana".
"El cerebro humano se desarrolla durante un periodo muy largo de tiempo, a partir de la gestación y continuando durante la infancia e, incluso, en la edad adulta temprana", explica Schantz, miembro de la facultad en el Colegio de Medicina Veterinaria y en el Instituto Beckman de Ciencia y Tecnología Avanzada de la Universidad de Illinois.
"Pero la mayor cantidad de crecimiento se produce durante el desarrollo prenatal. Las neuronas se forman, migran, maduran y se diferencian. Si interrumpir este proceso, es muy probable que tenga efectos permanentes", advierte esta experta.
INTERFIEREN EN LA ACTIVIDAD HORMONAL
Algunas de las sustancias químicas de interés, como los ftalatos y los PBDE, son conocidas por interferir con la actividad normal de las hormonas. Por ejemplo, la mayoría de las mujeres embarazadas en Estados Unidos tendrán un resultado positivo para la exposición a los ftalatos y los PBDE, los cuales alteran la función de la hormona tiroidea.
"La hormona tiroidea está involucrada en casi todos los aspectos del desarrollo del cerebro, desde la formación de las neuronas hasta la división celular, la correcta migración de las células y la mielinización de los axones después de que las células se diferencien --apunta Schantz--. Se regulan muchos de los genes implicados en el desarrollo del sistema nervioso".
Schantz y sus colegas de Illinois están estudiando a los bebés y sus madres para determinar si la exposición prenatal a los ftalatos y otros disruptores endocrinos conduce a cambios en el cerebro o el comportamiento. Esta investigación, junto con estudios paralelos en niños mayores y en animales, es un objetivo principal del Centro de Investigación de Salud Ambiental Infantil de Illinois, que dirige Schantz.
Los ftalatos también interfieren con la actividad de la hormona esteroide. Estudios vinculan la exposición a ciertos ftalatos con déficit de atención, menor coeficiente intelectual y trastornos de conducta en los niños. "Los ftalatos están en todas partes; están en todo tipo de productos a los que estamos expuestos todos los días", recalca Schantz.
El informe critica los lapsos reglamentarios actuales que permiten que los productos químicos se introduzcan en la vida de las personas con poca o ninguna revisión de sus efectos sobre la salud del feto y del niño. "Para la mayoría de los productos químicos, no tenemos idea de lo que están haciendo para el desarrollo neurológico de los niños --señala Schantz-. Simplemente no han sido estudiados".
"Y si se ve como algo que es un riesgo, las autoridades deben estar dispuestas a tomar una decisión sobre los productos químicos que podrían ser un mal actor y tenemos que detener su producción o limitar su uso", dice. "No deberíamos tener que esperar 10 o 15 años --lo que permite que un sinnúmero de niños sean expuestos a ella, mientras tanto-- hasta que estemos seguros de que es un mal actor", propone.
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