El 25,5% de los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años aseguran sentirse solos en el momento actual, una cifra que llega al 69% si se suma a las personas de este mismo rango de edad que se han sentido solas en algún momento de su vida, como pone de manifiesto el 'Estudio sobre juventud y soledad no deseada en España' impulsado por SoledadES, el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada de Fundación ONCE, en colaboración con Ayuda en Acción.
En la presentación del informe, la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, ha identificado la soledad como "el nudo en el que se enredan todos los hilos y los desafíos" a los que se enfrenta la sociedad. "No podemos hablar de democracia, de justicia ecosocial, de derechos, si no decimos que la soledad es una cuestión política", ha argumentado.
Por ello, ha puesto de relieve la Ley de Juventud en la que está trabajando su departamento, con el fin de desarrollar el artículo 48 de la Constitución Española. Así, ha detallado que el borrador de la citada ley se creará "a partir de las necesidades de los jóvenes" y que girará en torno a los derechos económicos y sociales; la participación política y los derechos democráticos; la salud mental y el bienestar, y la crisis ecosocial.
"La soledad no es solo una cuestión de mayores", ha añadido por su parte el presidente de Fundación ONCE, Miguel Carballeda mientras que el presidente de la ONG Ayuda en Acción, Jaime Montalvo, ha indicado que es un tema que "tiene que ver con buena parte de los problemas que se plantean hoy en la juventud".
Para la elaboración del estudio se han realizado entrevistas telefónicas a un total de 1.800 personas de entre 16 y 29 años residentes en España. El informe arroja entre sus conclusiones la de que la realidad y la percepción de la soledad no deseada entre la juventud coinciden.
Así, el 77,1% de los entrevistados afirman conocer a otras personas de su edad que puedan sentirse solas sin desearlo y señala que tres de cada cuatro jóvenes que dicen sufrir soledad no deseada (75,8%) aseguran sentirla desde hace más de un año, y casi la mitad (45,7%) desde hace más de tres.
A este respecto, los autores aclaran que la pandemia es la causa de esta situación solo para el 20,4%, lo que supone que hay un 79,6% de encuestados que no atribuyen su soledad al coronavirus. En cuanto a la intensidad y peores momentos del sentimiento de soledad, el 71,4% de los jóvenes que se sienten solos manifiestan sufrir este problema "con frecuencia" y el 30,5% lo acusan sobre todo por las noches.
La investigación subraya que la soledad juvenil afecta más a mujeres (31,1%) que a hombres (20,2%), a jóvenes de entre 22 y 27 años, a personas en desempleo, en riesgo o situación de pobreza, que han sufrido acoso escolar o laboral, con mala salud física o mental, con discapacidad, origen extranjero o que son LGTBI, entre otras condiciones.
A este respecto, el texto revela que la prevalencia de soledad no deseada en jóvenes de hogares con dificultades económicas es casi el doble que entre jóvenes de hogares que llegan con facilidad a fin de mes (36% frente a 19,4%).
"Existe una fuerte relación entre el acoso escolar o laboral y la soledad no deseada en la juventud", aseguran los autores del estudio, destacando que el porcentaje de personas que han sufrido acoso escolar o laboral alguna vez en su vida es casi el doble en el grupo de jóvenes que padecen soledad no deseada que en el formado por los que no la padecen (58,1% frente al 32,1%).La encuesta muestra también que cuatro de cada diez personas jóvenes en España han vivido una experiencia de este tipo, "lo que subraya la necesidad de abordar este fenómeno con carácter de urgencia".
EL ÉXITO O FRACASO ESTUDIANTIL, RELACIONADO CON LA SOLEDAD
El éxito o el fracaso estudiantil está relacionado también con la soledad, según este estudio, que arroja un resultado de 10 puntos superior en cuanto a prevalencia de soledad en la juventud que ha repetido curso alguna vez frente a la que no ha repetido.
De hecho, el rendimiento académico bajo es un factor que tiene mucha o bastante influencia en la soledad según el 57,1% de las personas que la sufren.
El estudio pone también de manifiesto la relación existente entre los problemas de salud mental y la soledad no deseada de la juventud. Así, las personas jóvenes con problemas de salud mental percibida o diagnosticada tienen una probabilidad 2,5 veces mayor de sufrir soledad no deseada; quienes viven con ansiedad o depresión, un 89,2% más; aquellas que reconocen tener una baja autoestima, un 83,2% más, y las que han tenido pensamientos suicidas, un 81,1% más.
En la misma línea, detalla que las personas de origen extranjero o LGTBI sufren mayores tasas de soledad y "lo más importante, el origen y la orientación sexual tienen un efecto significativo sobre la soledad".
Por lo tanto, explican los autores, la importancia de la soledad no deseada está entrelazada con la de otros ámbitos de la política, como la salud, especialmente la mental, la inclusión social o la lucha contra la discriminación; y, añaden, la relación de la soledad con estas variables es en ocasiones unidireccional, es decir, la orientación sexual o el origen generan una mayor probabilidad de sufrir soledad, pero no a la inversa, la soledad no puede cambiar el origen ni a priori influir sobre la orientación sexual.
En cambio, la relación de la soledad con otras variables es bidireccional: los problemas de salud mental generan una mayor soledad, y a la inversa, la soledad es perjudicial para la salud mental. El hecho de que la cantidad de variables que son significativas sea amplia implica que la diversidad de perfiles y causas que generan la soledad también lo es.
"Es decir, si bien la pobreza es una variable que tiene un efecto significativo en la soledad, no supone que la juventud con más recursos económicos no tenga ningún riesgo de soledad, pues presentaría el mismo o incluso más si comparten alguna característica de riesgo, como un problema de salud mental", precisan los autores.
LAS REDES SOCIALES NO SON IMPORTANTES PARA LA SOLEDAD
La investigación concluye que las redes sociales digitales no son importantes para la soledad. A pesar de que un tercio de la juventud las utiliza más de tres horas al día, su intensidad y frecuencia de uso no tienen un efecto en la soledad no deseada.
En cambio, la presencialidad de las relaciones con amistades sí la tiene. Es decir, una persona que haga un uso extensivo de las redes sociales y tenga una rica vida social a nivel presencial a priori no se sentirá sola.
Del mismo modo, el trabajo apunta que a pesar de la imagen de mayor aislamiento que se asocia a los pueblos y a las grandes urbes, la juventud que reside en municipios de tamaño medio (entre 50.000 y 500.000 habitantes) tiene un mayor nivel de soledad, en comparación con jóvenes rurales o que viven en grandes urbes. Los jóvenes residentes en este tipo de poblaciones presentan una probabilidad un 37% mayor de sufrir soledad.
Lo mismo ocurre con la vivienda, uno de los grandes problemas de la juventud actual, que sin embargo no tiene un efecto sobre la soledad. La prevalencia de la soledad en jóvenes que residen en piso compartido o en su propia vivienda es de hecho mayor que entre jóvenes que viven con sus padres (28% frente a 23,7%).
Además, el informe sostiene que contar con personas que puedan ayudar en caso de problemas no es relevante para la soledad, dado que la gran mayoría de jóvenes que sufren aislamiento involuntario disponen de hecho de personas que puedan ayudar en caso de problemas. Sí lo es, en cambio, tener relaciones de amistad, ya que juegan un papel fundamental en la soledad no deseada.