Actuar de forma eficaz sobre las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer es uno de los anhelos de la comunidad científica. Numerosos laboratorios y empresas del mundo trabajan en esta dirección, hecho que ha está dando noticias muy esperanzadoras en los últimos años y meses.El último acontecimiento se relaciona con el anticuerpo monoclo...
Actuar de forma eficaz sobre las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer es uno de los anhelos de la comunidad científica. Numerosos laboratorios y empresas del mundo trabajan en esta dirección, hecho que ha está dando noticias muy esperanzadoras en los últimos años y meses.El último acontecimiento se relaciona con el anticuerpo monoclonal en ensayo donanemab, molécula que se dirige contra la proteína amiloide, que ha enlentecido significativamente el deterioro cognitivo y funcional en personas con enfermedad de Alzheimer en fase inicial, según los datos de un estudio fase III que publica JAMA.El pasado mes de mayo, la compañía Eli Lilly, propietaria de la molécula, daba a conocer los primeros resultados positivos del ensayo randomizado internacional –el Trailblazer-ALZ2- que ahora se publica en la citada revista científica.
El trabajo, realizado sobre 1.736 personas de ocho países y con un seguimiento de 18 meses, señala que, en algunos casos, donanemab enlenteció la progresión clínica de la enfermedad.
De hecho, y según el artículo, entre los participantes con enfermedad de Alzheimer sintomática temprana y presencia de las proteínas amiloide y tau, donanemab redujo significativamente la progresión clínica a las 76 semanas en aquellos con presencia baja/media de proteína tau, así como en aquellos con presencia de tau baja/media y alta.
'Limpiar' el amiloide
Uno de los puntos clave de este trabajo era el de discernir la capacidad del anticuerpo monoclonal donanemab para 'limpiar' la placa amiloide del cerebro, lo que podría proporcionar un beneficio clínico en Alzheimer sintomático temprano. Este hecho que se ha observado con el transcurrir del tiempo en los casos anteriormente citados.El desarrollo de esta nueva terapia farmacológica supone un nuevo soplo de esperanza y refuerzo al abordaje temprano de esta neurodegeneración cuya actividad se sumaría a la de lecanemab, aprobada el pasado mes de enero por la FDA bajo el nombre de Leqembi y desarrollada por Biogen y Eisai, y a la espera de su aprobación en Europa.Para Liz Coulthard, del Departamento de Neurología de la Demencia en la Universidad de Bristol (Reino Unido), los resultados de este ensayo, sólido e innovador, con son alentadores y significan que en uno o dos años podremos ofrecer a los pacientes una serie de tratamientos que ralenticen la progresión de la enfermedad de Alzheimer, explica a SMC Reino Unido.
Identificar y adaptar
"Algunos pacientes no empeoraron significativamente durante el ensayo y, por término medio, la progresión de la enfermedad se ralentizó entre 4,4 y 7,5 meses a lo largo de 18 meses. El fármaco parece tener un beneficio significativo, al menos, para algunos pacientes". Subraya además que estos datos empiezan a mostrar "cómo podemos adaptar el tratamiento a los pacientes que más se beneficiarán -aquellos con evidencia de amiloide sin niveles muy altos de tau- y cómo podemos limitar la dosis de la medicación. Esto es muy importante en la práctica clínica, sobre todo, porque hay efectos secundarios y los costes pueden ser significativos". "Los resultados añaden nuevas pruebas de que las terapias inmunológicas que eliminan con éxito las placas amiloides se asocian a una modesta ralentización de la progresión de la enfermedad de Alzheimer. El estudio está bien realizado y destaca por las pruebas adicionales de que la terapia en las fases más tempranas de la enfermedad -cuando aún hay niveles bajos de acumulación de proteína tau en el cerebro- aporta los mayores beneficios, indica a SMC Reino Unido, Ivan Koychev, investigador clínico principal y neuropsiquiatra de la Dementia Platform UK y de la Universidad de Oxford.
A su juicio, los efectos en fases tempranas de la enfermedad plantean la cuestión de "si estas terapias deberían administrarse a personas que tienen indicios de enfermedad de Alzheimer en el cerebro pero que aún no presentan síntomas".Siguen preocupando, según indica este investigador, los efectos secundarios de estos fármacos: "una proporción significativa de pacientes desarrolló una forma de edema cerebral. Como dato positivo, este efecto secundario se resolvió sin causar síntomas en la mayoría de los pacientes".
Así, considera que la próxima etapa consiste en "averiguar cuáles son los resultados a largo plazo de quienes han seguido la terapia: aún no sabemos cuándo interrumpirían el tratamiento los pacientes en el mundo real".