La relación y el trato entre el paciente y el psiquiatra ha ido evolucionando con el paso del tiempo. La ciencia y el conocimiento han provisto de más herramientas para poder tratar a personas con problemas de salud mental, pero ¿sigue siendo un tema tabú la seguridad del propio especialista a la hora de tratar a un paciente? Por otra parte, el estigma generado hacia este tipo de personas sigue vigente entre la sociedad, y ¿hasta qué punto estos pacientes pueden llegar a ser peligrosos? Un grupo de psiquiatras españoles relata en Redacción Médica sus propias experiencias, alegando que este tipo de personas apenas son agresivas, aunque sí miran hacia la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm) en busca de más protección jurídica y la necesidad de unificar protocolos en los Servicios de Psiquiatría.
La ubicación en que se trata a estos pacientes es clave para Alexandra Roldán, psiquiatra del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Sant Pere i Sant Pau: “La inseguridad que llegan a vivir los especialistas depende del sector en que estén trabajando”. Así pues, la especialista corrobora que “en Urgencias no se conoce a los pacientes que se tratan y pese a haber un equipo de seguridad, no está dentro de la unidad. Si sucede cualquier imprevisto, hay una espera de dos a cinco minutos que puede llegar a ser eterna”.
Una visión muy similar es la que defiende Julia Cambra, psiquiatra que realiza consulta online y que ha pasado por diferentes dispositivos: “El lugar en que se trabaja marca la realidad e inseguridad del psiquiatra. En aquellos centros donde todo está bastante protocolizado, como una unidad de agudos, todo el mundo sabe cómo actuar. Quizás donde más inseguridad hay es en ámbitos donde no te esperas una agresión verbal o física y donde no hay protocolos de seguridad establecido, como pueden ser las consultas”.
Esta inseguridad llegó a ser vivida por Roldán, cuando fue agredida físicamente por un paciente el verano pasado: “La denuncia o la reclamación se debe realizar a título individual. Los hospitales y la Sepsm deberían apoyar un poco más al trabajador para protegerlo. Finalmente fue el Colegio de Médicos, que tiene unos abogados específicos, quienes están ayudando con la reclamación”.
Otro aspecto que la especialista ha querido resaltar es que desde el juzgado se desestimó la denuncia por ser una paciente psiquiátrica: “Desde la justicia se valora poco estas situaciones. Debería verse si la paciente tiene el juicio de realidad conservado o no, por si es consciente del daño que te está haciendo. Se debe generar una equidad y no discriminar contra los pacientes, pero tampoco deben discriminarse al especialista. Haber consumido ciertas sustancias no debería eximirte de nada”.
La unificación de protocolos, clave en Psiquiatría
El hecho de unificar los protocolos para favorecer la seguridad de los especialistas y pacientes es una cuestión defendida por Cambra, que considera que “dependiendo de cada hospital, algunos protocolos son muy buenos y en otros centros, están más atrasados y deben ser revisados. En los hospitales el número de miembros de seguridad es más reducido que en centros de drogodependientes, porque no se espera que el paciente pueda ser más violento y es cierto que a veces las situaciones no se gestionan bien. En urgencias han pasado algún arma blanca que no te esperas y la persona de seguridad tampoco tiene muy claro cómo actuar”.
La especialista considera que el papel de la Sepsm debe ser determinante a la hora de generalizar un protocolo único y “evitar que cada centro desarrolle protocolos propios, debido a que no tiene sentido. Se debería regular basándose siempre en la ciencia. Por otra parte, los protocolos deben ser conocidos por todo el mundo. El personal de Psiquiatría sí conoce cuál es el protocolo, pero una enfermera que viene a ayudar o un auxiliar o médicos de otra especialidad quizá no tienen ni idea de cómo actuar”.
La otra cara de la moneda sobre los protocolos de Psiquiatría es mantenida por Beatriz Martínez, psiquiatra del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús: “Las unidades de Psiquiatría son unidades cerradas, con seguridad 24 horas. En general, los incidentes no suelen ser algo que preocupe porque los especialistas se dedican a ello. Puede que preocupe más desde fuera, porque el estigma que envuelve a la especialidad de Psiquiatría motivado por películas o la mitología, ha hecho que se imaginen cosas que no son”.
Como profesional, Martínez considera sentirse “bastante respaldada por la Sepsm como por el hospital. En absoluto hay miedo en el entorno del centro o dificultad en el desempeño de las funciones de acuerdo con la seguridad”.
El estigma sigue acompañando a los pacientes
El estigma que sobrevuela sobre los pacientes tratados por psiquiatras es una realidad que remarca Rosa Molina, psiquiatra en el Hospital Clínico San Carlos: “La violencia entre pacientes de enfermedad mental no es mayor que entre el resto de la población. Hay mucho estigma y cuando hay una agresión suele ser gente con rasgos psicopáticos, pero no con enfermedad mental. Se lleva años intentando demostrar que un paciente con esquizofrenia antes de agredir a alguien se agrede a sí mismo. Lo más frecuente es hacia sí mismos”.
Los rasgos violentos que pueden llegar a desarrollar este tipo de pacientes son, según la especialista, “un estigma generado por la sociedad. Estas personas no son más violentas que el resto de la población. Otro aspecto distinto son los psicópatas, que no sufren un trastorno mental, debido a que tener rasgos psicopáticos y ser una persona fría o calculadora no es una enfermedad mental”.
Javier de Diego es psiquiatra en el Hospital de Sant Pere y Sant Pau y plasma una radiografía de cómo es el perfil de paciente tratado en el Servicio: “La mayor parte de personas con problemas de salud mental no son violentos. Estamos hablando del 97 por ciento de todos los pacientes. El paciente con problemas de salud mental es mucho más frecuente que sea víctima que no perpetrador. Hay un estudio muy revelador que te viene a decir que, si se pudiera borrar el trastorno mental de la faz de la tierra, al menos lo estimó así Estados Unidos, el 97 por ciento de los crímenes seguirían ocurriendo”.
De Diego: "El paciente con problemas de salud mental es mucho más frecuente que sea víctima que no perpetrador"
Una de las claves que De Diego considera vital para poder encauzar la relación con un paciente es “saber manejar la situación con mano izquierda, ya que pueden presentar un cuadro de agitación y perder el control. En el propio hospital existe desde hace años talleres de comunicación de malas noticias o de manejo de situaciones de tensión y comunicación médica que ayuda a facilitar o a que estas situaciones se den con menos frecuencia”.
Sobre este aspecto, De Diego remarca que en muchas ocasiones estos pacientes son tratados en situaciones o en un estado patológico alterado, pero no por eso los hace más violentos: “Muchas veces es el miedo que puedan experimentar les hace sentir amenazados. Precisamente una de las cosas bonitas de la profesión es saber intervenir con estrategias de desescalada verbal, en un clima tranquilo, etc. Para que esa persona se sienta segura y permita intervenir a los especialistas ofrecerle ayuda, medicación y hospitalizarse”.