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Atención psicológica a las madres de prematuros, pendiente y urgente



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Noticia | 06/12/2023

A lo largo de la última década, la salud mental perinatal ha sido objeto de creciente atención en la política, en la literatura médica y en los medios de comunicación. Ello se ha debido sobre todo a los informes del Reino Unido, que mostraron que la salud mental perinatal era la principal causa de mortalidad materna durante el primer año después del parto. El periodo perinatal en el contexto de la salud mental materna se extiende durante todo el embarazo y los primeros 12 meses posteriores al parto.  Juan Arnáez, director de la Fundación NeNe y neonatólogo en el Hospital de Burgos.


Los trastornos mentales durante el periodo perinatal pueden afectar negativamente no sólo a la madre, sino también a su hijo en desarrollo, desde problemas emocionales y de comportamiento hasta retrasos en el desarrollo físico y cognitivo. Los problemas de salud mental también deterioran la interacción madre-bebé, aumentan el riesgo de conflictos parentales y de ruptura de relaciones.


Se estima que la prevalencia de trastornos mentales perinatales está alrededor del 10-15%, que pueden ocurrir por primera vez durante el periodo neonatal o ser una recaída de una condición preexistente. Sin embargo, estudios recientes advierten de un porcentaje por encima del 20%. El nacimiento de un bebé prematuro es una experiencia inesperada y traumática para los progenitores. Anualmente, nacen en España 330.000 bebés al año, de los que más de 20.000 son prematuros (6%, antes de las 37 semanas de gestación), y en los últimos 20 años se han incrementado un 200,4% los nacimientos de grandes prematuros (nacidos antes de las 32 semanas de gestación). 


En el mundo nacen 15 millones de prematuros, cifra que en Europa alcanza los 250.000, lo que supone entre un 5-7% de los nacidos vivos.  Un reciente estudio ha demostrado que los porcentajes de trastornos mentales perinatales son más elevados en el caso de un parto prematuro, superando el 40%. Este análisis de un equipo de profesionales del Hospital Puerta del Mar de Cádiz y patronos de la Fundación NeNe, los doctores Simón Lubián e Isabel Benavente, arroja que las madres de bebés prematuros presentan con frecuencia problemas de salud mental, y en mayor medida que las madres a término: ansiedad (42%), depresión (38%) y estrés postraumático (45%). Otro dato interesante es que, en comparación con los padres, las madres presentan mayores niveles de ansiedad durante los dos primeros meses del postparto, según ha quedado demostrado.


Desde la Fundación NeNe para el Desarrollo de la Neurología Neonatal, que dirijo, con motivo del Día Mundial de la Prematuridad (17 de noviembre), cada año centramos la atención en un aspecto relevante que condiciona el futuro de los bebés prematuros y que no está suficientemente atendido. Nuestro objetivo y punto de partida no es otro que conseguir un adecuado desarrollo biopsicosocial de estos bebés.


El nacimiento y la hospitalización de un bebé prematuro o con bajo peso en la unidad de cuidados intensivos neonatal (UCIN) suele ser una experiencia inesperada y traumática para los progenitores. Para muchos de ellos, el ingreso en la UCIN puede evocar sentimientos de conmoción, culpa, miedo, tristeza e impotencia. Los progenitores se enfrentan a ver a su hijo enfermo expuesto a una intervención médica intensiva en un entorno desconocido, al tiempo que aprenden a comunicarse eficazmente con el personal y a confiar en sus propias capacidades como progenitores.


Si no se abordan, las consecuencias de estos factores estresantes pueden alterar la capacidad de los progenitores para estar presentes y participar en el cuidado de su hijo, lo que puede causar un impacto negativo, tanto a corto como a largo plazo, en la relación niño-progenitor, en los resultados de desarrollo del niño y en la salud mental general de los padres. Además, la depresión, la ansiedad y el estrés maternos, identificados durante el embarazo, se han relacionado con una peor vinculación madre-hijo al principio del periodo posparto en las primeras semanas, y también a los 12 meses.


El trastorno (o fracaso) del vínculo afectivo materno-infantil es un trastorno emocional caracterizado por la falta de respuesta emocional de la madre hacia su hijo, que debe iniciarse durante el embarazo y continuarse durante los años siguientes. Un vínculo materno-infantil negativo dificultará la regulación, tolerancia e integración de sus propias emociones y perjudicará el desarrollo social y emocional de los bebés, lo que conducirá a la formación de una capacidad de gestión emocional deficiente. Los estudios muestran que el vínculo postparto entre madre y bebé predice directamente el desarrollo socioemocional de los bebés a los 12 meses de edad. Hay estudios que han examinado los estilos de apego de los niños prematuros, revelando tasas más elevadas de apego inseguro y desorganizado en este grupo en comparación con los niños nacidos a término. 


Por otro lado, se ha demostrado que los trastornos mentales maternos están asociados con peores resultados en la lactancia. La ansiedad prenatal se ha asociado a una menor intención de amamantar, y la ansiedad posparto a una menor iniciación, exclusividad y duración de la lactancia materna. Además, el trauma del parto afecta negativamente a la iniciación y continuación de la lactancia, y existe una fuerte asociación entre la depresión perinatal y la reducción de la intención, exclusividad y duración de la lactancia. Las investigaciones también han demostrado que no amamantar o tener una experiencia negativa con la lactancia puede aumentar el riesgo de síntomas depresivos postparto, mientras que amamantar puede proteger o mejorar estos síntomas.


Dadas estas asociaciones, se ha aceptado generalmente que la relación entre la salud mental materna y la lactancia es bidireccional, por lo que los trastornos de salud mental pueden impedir el éxito de la lactancia y la dificultad o ausencia de lactancia puede predecir la depresión y la ansiedad postparto. Finalmente, los bebés prematuros tienen un riesgo entre 2 y 10 veces mayor que los nacidos a término de muerte y de complicaciones médicas y en su neurodesarrollo. La prematuridad es la principal causa de muerte en niños por debajo de los 5 años. Esta realidad es causa de los síntomas ya mencionados de ansiedad, depresión y estrés postraumático, y algunos casos de reagudización o recaída de un trastorno mental ya conocido.


Adelantarse a los problemasEn un intento de encontrar los fundamentos neurobiológicos de estos trastornos conductuales observados en hijos de madres con problemas de salud mental, en los últimos años se han descrito diferencias en el desarrollo cerebral de estos bebés. Así, se ha observado en estos pequeños, además de alteraciones en la estructura y conectividad cerebral, un menor perímetro cefálico, un menor volumen de materia gris cerebral y del cerebelo, y alteraciones en el tamaño de estructuras cerebrales (hipocampo y amígdala) involucradas en la memoria, el aprendizaje y el procesamiento de las emociones.


Estas alteraciones de la estructura cerebral se han observado en niños de hasta 10 años cuyas madres presentaron depresión durante la gestación y/o el periodo postnatal. Durante el embarazo, la depresión y la ansiedad maternas pueden retrasar el desarrollo del bebé al aumentar la exposición fetal al cortisol, reducir el flujo sanguíneo placentario y provocar una desregulación epigenética en la reactividad del eje hipotalámico, hipofisario y suprarrenal de la descendencia. Tras el parto, la depresión y la ansiedad también pueden afectar a la capacidad de la madre para responder con sensibilidad a las señales del bebé.


Otras vías indirectas pueden incluir comportamientos relacionados con la salud materna en el periodo perinatal asociados a la depresión y la ansiedad, como una nutrición más pobre, menos actividad física y consumo de sustancias (nicotina, alcohol y otras drogas). Como conclusión, la presencia de problemas de salud mental en las madres de los niños nacidos prematuros condiciona sus capacidades cognitivas y aumenta la posibilidad de aparición de trastornos de conducta. Desde la Fundación NeNe instamos, en el Día Mundial de la Prematuridad, a que se implanten en las unidades de Neonatología programas de identificación precoz de problemas de salud mental en las madres de todos los prematuros, y que se posibilite el tratamiento y seguimiento psicológico de las madres con estos problemas.Con ello se conseguirá optimizar el neurodesarrollo de estos niños y niñas y disminuir la incidencia de trastornos conductuales, con la consiguiente mejora en su rendimiento escolar e integración social.


 

Fuente: Diario Médico
Palabras clave: prematuros, urgencia, atención psicológica
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