Los adultos con trastornos de salud mental cuya capacidad de trabajo se encuentra suficientemente impedida tienen derecho a recibir apoyo financiero de la Administración del Seguro Social. Se supone que a los beneficiarios que se determine que son incapaces de administrar estos fondos se les asignará un beneficiario representativo para ayudar a los beneficiarios a satisfacer sus nece...
Los adultos con trastornos de salud mental cuya capacidad de trabajo se encuentra suficientemente impedida tienen derecho a recibir apoyo financiero de la Administración del Seguro Social. Se supone que a los beneficiarios que se determine que son incapaces de administrar estos fondos se les asignará un beneficiario representativo para ayudar a los beneficiarios a satisfacer sus necesidades. Sin embargo, los patrones de asignación del beneficiario sugieren que la asignación del beneficiario se ve afectada por factores distintos a los que la Administración de la Seguridad Social ordena a los médicos considerar. En este estudio, probamos la asociación entre los juicios de los clínicos sobre la capacidad financiera de sus clientes y predictores hipotéticos (características demográficas, diagnóstico psiquiátrico, uso reciente de alcohol y otras sustancias, mala administración del dinero auto-calificada, falta de vivienda reciente y características del proveedor). Postulamos que los predictores podrían actuar indirectamente en el juicio de la capacidad, a través de su impacto en la administración del dinero de los beneficiarios.
En total, 261 personas que recibieron atención intensiva de salud mental que no tenían beneficiarios o fiduciarios se inscribieron después de proporcionar el consentimiento informado por escrito. Estos beneficiarios completaron entrevistas de evaluación en persona, reportando características demográficas, historial de tratamiento, uso de sustancias y falta de vivienda. Los médicos de salud mental identificados por los beneficiarios se inscribieron en el estudio y se les pidió que juzgaran la capacidad financiera de sus clientes con las instrucciones estándar de la Seguridad Social para determinar la capacidad. Se analizaron las asociaciones bivariadas entre los predictores hipotéticos y las determinaciones de incapacidad de los médicos. En modelos de regresión probit multivariante, la determinación de la incapacidad se modeló como una función de todas las características del beneficiario y el clínico que tenían asociaciones bivariadas significativas con el resultado.
Los proveedores identificaron el 24% de sus clientes como financieramente incapaces. Las determinaciones de incapacidad financiera no estaban relacionadas con las características demográficas de ningún beneficiario o proveedor, pero se asociaron positivamente con la mala administración del dinero, la falta de vivienda y el tener un trastorno psicótico. El consumo de alcohol y otras sustancias solo se asociaron significativamente con las determinaciones de capacidad de forma indirecta, a través de sus efectos sobre la mala administración del dinero.
Los juicios de los proveedores acerca de la capacidad de los beneficiarios para administrar sus fondos se asociaron con factores que eran consistentes con las pautas de la Administración del Seguro Social y que, de manera importante, no estaban asociados con las características personales. Este hallazgo sugiere que las guías pueden ser aplicadas justamente por los médicos, y que las inconsistencias informadas en la asignación del beneficiario se explican por otros factores. La Administración de Seguridad Social actualmente está considerando otros enfoques para estandarizar las determinaciones de capacidad.
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