Hay evidencia limitada que respalde las tasas generalizadas y crecientes de prescripción de medicamentos que alteran el estado de ánimo (psicotrópicos) como pilar del tratamiento de la salud mental para niños y jóvenes, advierten expertos de Reino Unido en un editorial publicado en 'Drug and Therapeutics Bulletin (dtb)' por el profesor David Branford de Plymouth University en Reino Unido. Pero, ante todo, la actual práctica de prescripción de estos medicamentos, que incluyen sedantes, antiansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos y melatonina, debe ser mucho más segura, insisten.
La cantidad de estos medicamentos que se recetan a niños y jóvenes ha ido aumentando de forma constante, junto con una tendencia a recetarlos durante períodos más largos, señalan los editorialistas. En concreto, al respecto citan estudios previamente publicados en el Reino Unido que muestran que la tasa de prescripción de antipsicóticos a niños aumentó más del 3% cada año entre 2000 y 2019, mientras que la tasa de prescripción de antidepresivos aumentó más del doble entre los jóvenes de 12 a 17 años entre 2005 y 2017. Otro estudio muestra que más de 56.000 menores de 17 años tomaron melatonina en 2022, lo que representa un aumento del 168% respecto a las cifras equivalentes de 2015.
Pese a ello, los editorialistas subrayan que la seguridad del uso de psicotrópicos en niños está poco estudiada, pero las preocupaciones sobre la seguridad de la prescripción de antipsicóticos a niños en hogares de acogida, en particular, han llevado a la Academia Estadounidense de Psiquiatría del Niño y del Adolescente a emitir directrices para los médicos clínicos, en las que abogan por un enfoque de "empezar con dosis bajas y avanzar lentamente".
Por ello, los editorialistas afirman que es necesario revisar periódicamente estos medicamentos y suspenderlos lo antes posible, pero la evidencia sugiere que los médicos de atención primaria no se sienten lo suficientemente seguros como para reducir gradualmente la dosis y la frecuencia, mientras que los médicos de los hospitales consideran que las estadías en el hospital no son lo suficientemente largas como para iniciar esta medida.
"Si la prescripción de psicotrópicos se va a convertir en un pilar del tratamiento de los problemas de salud mental infantil, y existe una base de evidencia limitada que respalde dicho uso, debe ser más segura. Es necesario comprender mejor el nivel de riesgo que suponen los psicotrópicos, qué dosis se consideran seguras en diferentes grupos de edad y en qué momento debería volverse obligatorio el control de la salud física", añaden. Asimismo, "es vital una mejor supervisión coordinada y una toma de decisiones compartida, involucrando a los jóvenes y sus familias en los debates sobre la medicación tanto en atención primaria como secundaria, para garantizar que los tratamientos no se continúen cuando ya no son necesarios", concluyen.