El 22% de la población es fumadora habitual y el 2% fuma de manera ocasional, según los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad. Esto equivale a aproximadamente nueve millones de personas en nuestro país. Estas cifras evidencian claramente que el tabaquismo sigue siendo un desafío significativo para la salud pública y el bienestar de la población. A pesar de los avances logrados en las últimas décadas, el abordaje del tabaquismo requiere ahora un nuevo y decidido impulso.
El tabaco constituye la principal causa de muerte prevenible tanto a nivel nacional como mundial, y es el factor de riesgo más importante en la aparición.
Por esta razón, resulta esencial abordar este problema de manera completa y proactiva, implementando medidas antitabaco efectivas que no solo salvaguarden la salud de los ciudadanos, sino que también producirán beneficios tangibles tanto a nivel individual como colectivo. En sintonía con este compromiso y tomando como inspiración el Plan Integral de Prevención
En concordancia con esta dedicación y motivados por el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025 (PIPCT), la Organización Médica Colegial (OMC), en nombre de los profesionales de la medicina, ha creado un compendio de veinte directrices para enfrentar y mitigar el tabaquismo en España.
Es importante reconocer el impacto devastador que el tabaquismo tiene en la salud de quienes fuman y de quienes están expuestos al humo de segunda mano. El tabaco es una de las principales causas de enfermedades crónicas como el cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de numerosas complicaciones durante el embarazo. Reducir la prevalencia del tabaquismo mediante medidas antitabaco no solo previene estas enfermedades, sino que también alivia la carga sobre los sistemas de salud y los recursos médicos, permitiendo una atención más eficiente y equitativa para todos los ciudadanos. Además, trabajar en medidas antitabaco en España conlleva beneficios económicos significativos.
A nivel social, trabajar en medidas antitabaco en España fomenta un entorno más saludable y seguro para todos los ciudadanos, especialmente para los grupos más vulnerables como los niños, adolescentes y jóvenes. Reducir la exposición al tabaco en espacios públicos y promover entornos libres de humo promueve estilos de vida más saludables en general.
Desde la OMC y en calidad de miembros del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT) creemos que se deben de dar pasos hacia delante en aspectos como aumentar los impuestos sobre el tabaco. Ésta es una estrategia probada para reducir el consumo, especialmente entre los jóvenes y los grupos socioeconómicos más vulnerables. Al unificar legislativamente todas las formas de tabaco y sistemas de administración de nicotina, incluida la regulación del empaquetado genérico y la prohibición de sabores añadidos, se dificulta la comercialización atractiva de estos productos, especialmente entre los jóvenes.
Prohibir fumar en espacios públicos compartidos y en lugares frecuentados por menores es una medida esencial para proteger a la población no fumadora de los peligros del humo de segunda mano y para crear entornos saludables para todos. Las campañas de sensibilización son igualmente importantes, empoderando a los fumadores para que abandonen el hábito y apoyando su decisión con recursos como quitlines.