Mantener un equilibrio entre la vida laboral y personal es esencial para prevenir el burnout, subraya Felipe Cuadra, especialista en desarrollo organizacional y cofundador de Rankmi, una plataforma enfocada en la gestión de recursos humanos.
Cuadra enfatiza la importancia de que las organizaciones desplieguen programas efectivos, cuantificables y que satisfagan las necesidades de bienestar de sus empleados, con un énfasis particular en el salario emocional.
Según estudios de la Universidad Autónoma de México (UNAM), más del 40% de los empleados de oficina experimentan burnout, mientras que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señala que hasta el 75% de los trabajadores ha sufrido estrés laboral.
En cuanto al salario emocional en América Latina, un informe de Rankmi indica que el 41% de los encuestados carece de este tipo de compensación o de programas de bienestar emocional.
“El salario emocional se ha vuelto un componente crucial recientemente. Debe ser considerado como parte de los objetivos corporativos para fortalecer el vínculo emocional entre empleados y la empresa, asegurar la retención de talento y mejorar profundamente la cultura organizacional”, explica Cuadra.
Para este experto, los esquemas de salario emocional deben incluir un análisis de las necesidades individuales de los empleados, la puesta en marcha de estrategias duraderas y medidas para fomentar la felicidad en el trabajo.
“La idea no es personalizar excesivamente, sino reconocer que los beneficios del salario emocional varían según la persona. Por ejemplo, se sabe que para la generación millennial es vital incluir flexibilidad de horario, capacitación constante y acceso a actividades deportivas, entre otras cosas”, menciona.
Por otro lado, para la generación Z (de 18 a 30 años), el salario emocional debe vincularse a seguros de salud individuales, programas de bienestar emocional y mental, y servicios como comedores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el burnout como una condición resultante de estrés crónico en el trabajo, que puede manifestarse de dos formas:
Burnout activo: el individuo comunica abiertamente sus emociones, pensamientos y necesidades. Las causas pueden ser variadas, no limitándose solo al ámbito laboral.
Burnout pasivo: se caracteriza por la apatía del empleado, con factores predominantemente psicosociales.Las causas del burnout son diversas, incluyendo desde inestabilidad laboral hasta sobrecarga de trabajo. Otros factores desencadenantes incluyen largas jornadas laborales, falta de recursos necesarios, inseguridad laboral, trabajar bajo presión, un ambiente laboral tóxico, escasas expectativas de carrera, y la monotonía del trabajo. Las repercusiones en la salud abarcan desmotivación, estrés, depresión, ansiedad, fatiga, riesgo de infarto, problemas gastrointestinales, colesterol alto, diabetes y asma.
