Investigadores de la Universidad de Texas han demostrado que el tratamiento oral con cromoglicato, iniciado a las 3 horas del ictus isquémico, mejora la recuperación funcional y las deficiencias neurológicas a las 24 horas en un modelo animal.
La terapia fue efectiva incluso en animales de edad avanzada, los cuales mostraron mejor postura de las extremidades anteriores. Aunque el cromoglicato no tuvo impacto sobre el tamaño de la zona infartada ni sobre la función motora global, sí redujo el número de mastocitos infiltrados en el cerebro, células cuya abundancia en este órgano aumenta tras el ictus.
En el examen del mecanismo subyacente al beneficio neurológico, los científicos hallaron que la reducción de la abundancia de los mastocitos también ocurre en la mucosa intestinal, con una concomitante disminución de la maduración y reclutamiento de estas células al lugar de la lesión.
Bhanu Ganesh, investigador de la McGovern Medical School y director del estudio, afirma que la migración de los mastocitos desde la circulación periférica a la zona cerebral dañada tiene lugar de manera inmediata, durante la fase aguda.
El científico prosigue indicando que en este modelo de ictus algunos de los mediadores inflamatorios liberados a la circulación, y relacionados con la biología de los mastocitos, son también observables en la patología humana. Al igual que en los animales del actual estudio, los pacientes en la fase aguda y subaguda del ictus presentan en la zona afectada mayor número de mastocitos cargados de histamina, asegura Ganesh.
El estudio también halló que el cromoglicato oral atenúa la disbiosis intestinal inducida por el ictus, evitando la disminución en la abundancia de bacterias de los filos Firmicutes y Bacteroidetes. En su conjunto, los hallazgos adjudican potencial clínico a los estabilizadores de los mastocitos, con el objetivo de reducir la inflamación local y periférica asociadas al ictus isquémico, concluyen los investigadores.
