Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) apuestan por el estudio de los antecedentes familiares como una de las claves para ofrecer una intervención temprana del trastorno bipolar, ya que cuando se aplica de forma adecuada "puede salvar vidas y prevenir muchas complicaciones".
"La intervención temprana es un paradigma", ha aseverado el director científico de este organismo, Eduard Vieta, en un artículo publicado en la revista 'American Journal of Psychiatry', que con motivo de su 175 aniversario ha recogido toda la evidencia disponible hasta el momento sobre las intervenciones precoces en este trastorno.
No obstante, este investigador admite que se necesitan "cambios" tanto en las políticas de acceso a la salud mental como en la educación de los médicos o la población general, ya que "el estigma social es una de las mayores barreras para la intervención temprana".
Dado que tiene un importante componente genético, los investigadores concluyen que el principal factor de riesgo para desarrollarlo es tener antecedentes familiares de trastorno bipolar, especialmente un progenitor con inicio precoz de la enfermedad.
En ese sentido, la revisión del Cibersam ha hecho alusión a los estudios longitudinales realizados en los descendientes de pacientes con trastorno bipolar, que apoyan la existencia de síntomas prodrómicos previos al primer episodio maniaco.
"Si un adolescente o joven presenta síntomas maniacos subsindrómicos acompañados de labilidad emocional persistente, irritabilidad y síntomas ansiosos y depresivos, la probabilidad de que pueda desarrollar un trastorno bipolar aumenta, especialmente si uno o ambos padres padece un trastorno bipolar de inicio precoz", ha añadido Boris Birmaher, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) que también ha colaborado en ese trabajo.
Los autores insisten en que todavía faltan más estudios que evalúen este periodo prodrómico o que desarrollen herramientas que permitan identificar precozmente sujetos de alto riesgo.
En este sentido, destacan una sistema desarrollado por el equipo del doctor Birmaher como resultado del Pittsburgh Bipolar Offspring Study (BIOS) y que permite calcular el riesgo a 5 años de desarrollar un trastorno bipolar en descendencia de pacientes con dicha patología.
Esta calculadora de riesgo incluye la edad de los padres, factores de funcionamiento psicosocial y factores clínicos (síntomas maniacos, depresivos, ansiosos y labilidad emocional) y es capaz de predecir el riesgo a 5 años de desarrollar un trastorno bipolar con un área bajo la curva de 0,76.
Individualizar el tratamiento y la evaluación de riesgos
Por otro lado, la revisión también lamenta que todavía no existe un claro consenso basado en la evidencia que indique cómo abordar los síntomas prodrómicos en poblaciones de riesgo, de ahí la necesidad de individualizar el tratamiento y valorar cuidadosamente los riesgos y beneficios de cada intervención, ya sea farmacológica o psicológica, y contraponerlo con el riesgo individual de desarrollar un trastorno bipolar.
Asimismo, abogan también por un uso cuidadoso de antidepresivos en esta población por el riesgo de viraje que entrañan. En este sentido, Michael Berk, catedrático en psiquiatría e investigador honorario del programa en salud mental infanto-juvenil Orygen Youth Health (Australia), señala en el artículo queinvolucrar al paciente y a la familia en el proceso de toma de decisiones es primordial, idealmente en un entorno libre de estigma.
Defiende también que las intervenciones en población de riesgo no deberían limitarse a psicofármacos o psicoterapia, sino que se debería incidir también en modificar estilos de vida, como son la promoción del ejercicio físico y de dietas saludables y la prevención del consumo de drogas.