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Actualidad y Artículos | Ansiedad, Trastornos de ansiedad y relacionados con traumas y factores de estrés   Seguir 157   Favorito

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Reincorporarse al trabajo después de un mes de vacaciones provoca angustia, ansiedad y trastornos del sueño entre otros.

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Noticia | Fecha de publicación: 05/09/2002
Artículo revisado por nuestra redacción

La última maleta entra en el coche y comienza el viaje de vuelta. En la carretera, la mente empieza a dar vueltas y aparece el fantasma de la rutina. Volver a madrugar, a sufrir atascos y aguantar el mal genio del jefe son algunas de las estampas que trae consigo el final de las vacaciones. Todo se vuelve en contra. Han transcurrido unos días de tranquilidad y ahora, comienza la nueva temporada....



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La última maleta entra en el coche y comienza el viaje de vuelta. En la carretera, la mente empieza a dar vueltas y aparece el fantasma de la rutina. Volver a madrugar, a sufrir atascos y aguantar el mal genio del jefe son algunas de las estampas que trae consigo el final de las vacaciones. Todo se vuelve en contra. Han transcurrido unos días de tranquilidad y ahora, comienza la nueva temporada.



Insomnio, cansancio físico y anímico o irritabilidad, son algunos de los síntomas del síndrome postvacacional, un estado que afecta a tres millones y medio de españoles, el 35 por ciento de los españoles, según un estudio realizado en la Universidad de Valencia. Una vez que comienzan los días lectivos, el cuerpo intenta coger el ritmo habitual, aunque resulta imposible olvidar la imagen de la playa, el chiringuito y las terrazas nocturnas, donde no paraba de sonar la canción del verano.



Así, la vuelta al trabajo se convierte en un suplicio. En cualquier caso, el final de las vacaciones no se debe abordar como algo traumático. De hecho, los especialistas lo definen como un periodo de adaptación. No se trata de ninguna enfermedad y no se debe abordar como una depresión. Lo lógico es que en un espacio de tiempo comprendido entre los siete y los 15 días, la persona se adapte de nuevo a la vida rutinaria. Según los expertos afecta sobre todo a los trabajadores de menos de 40 años principalmente mujeres. De cualquier modo, sí es probable que en caso de que exista tendencia a la depresión, la vuelta al trabajo se convierta en el desenmascarador de un problema psicológico. También es un agravante cuando la persona ya sufre de antemano una depresión. Algunos de los síntomas propiamente fisiológicos son angustia, ansiedad, inapetencia, fatiga, problemas estomacales, irritabilidad, sudoración y molestias musculares.



Álvaro Pascual-Leone, experto en depresiones y profesor de la Universidad de Harvard, advierte que «se trata de un síndrome complejo», entre otras cosas, porque no sólo el trabajo es el causante de esta baja moral. «Si existe tendencia a la depresión, se puede desarrollar cuando se vuelve al día a día. Este denominado trastorno también tiene que ver con las cosas que se han dejado de hacer durante el descanso vacacional.



También es importante el lastre del último año. Si en este tiempo se cumplen todas las expectativas planeadas, el nuevo curso se afronta con más optimismo. Pascual-Leone indicó que, en cualquier caso, el trabajo es un aspecto más e insistió en que no es el único. A su juicio, es un error recurrir a los medicamentos, porque en la mayoría de los casos no se presentan más que unos síntomas pasajeros que se curan solos con el tiempo.



Según un estudio realizado por un grupo de psicólogos del departamento de Personalidad Evolutiva y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Valencia, el 35 por ciento de los españoles que tienen edades comprendidas entre los 25 y los 40 años sufren el síndrome. El miedo a la cuesta de septiembre no es nada raro, aunque esta desgana no tiene que verse como un indicador del estrés ni de la depresión. Para Pedro Rodríguez, psicólogo clínico de la Comunidad de Madrid, se trata de algo «normal». Después de unos días en los que el cuerpo apenas realiza esfuerzos y se vive con total relajación, es normal que se requiera de un tiempo de readaptación.

«Es cierto que cada persona se toma de una manera diferente la vuelta al trabajo, pero es una reacción física, anímica y emocional habitual cuando hay que incorporarse de nuevo a la rutina», indicó. Además, es mejor que no se vea como un problema.

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