· Pese a la percepción generalizada de que el inicio del consumo de esta y, otras sustancias, es cada vez más precoz, los últimos estudios establecen que la edad de inicio se ha mantenido estable entre los 16 y 17 años
· La Fundación Etorkintza presenta las conclusiones sobre el alcohol y las y los jóvenes que ha extraído tras 16 debates, en los que han participado 230 personas
· El consumo de bebidas alcohólicas está muy arraigado a la cultura, lo que provoca que, habitualmente, no se perciba como un problema
· Beber no es una conducta exclusiva de la juventud, sino que afecta a la comunidad en general
· El modelo de ocio, estrechamente relacionado con las bebidas alcohólicas, hace que las siguientes generaciones lo asuman como propio
La juventud vasca se preocupa por el consumo de alcohol más que el resto de la sociedad. De hecho, los últimos estudios establecen que pese a la percepción generalizada de que el inicio del consumo de esta y, otras sustancias, es cada vez más precoz, la edad de inicio se ha mantenido estable, entre los 16 y 17 años. Pero a su vez, el consumo de alcohol sigue siendo un problema de salud grave. Esta es una de las conclusiones que la Fundación Etorkintza ha podido extraer, en el marco de su 33 aniversario, tras realizar 16 debates en los que han participado 230 personas pertenecientes a grupos representativos y transversales a la población como la juventud, las familias, hosteleros, profesionales, etc.
“A lo largo de nuestro trabajo en el ámbito de las adicciones, observamos como el alcohol se mantiene vigente como la droga más consumida. El consumo de esta sustancia está directamente relacionado con el contexto social y, esto hace, que se vean afectados todos los ámbitos y, no solo, el de la juventud. Por ello, las respuestas que se den al respecto no pueden estar al margen de la participación y el debate comunitario”, explica Salvia Hierro Zatón, directora gerente de la Fundación Etorkintza Elkargoa.
Bajo esa premisa y para sentar las bases que, posteriormente, se van a tratar en las jornadas “Etorkintza, 30 años y más. Adicciones: un enfoque comunitario” la Fundación llevó a cabo, desde el 14 de septiembre hasta el 1 de octubre, los 16 diálogos, ya mencionados, con el objetivo de extraer una visión general que aunara los puntos de vista de los distintos colectivos que dan forma a la sociedad vasca y, así, realizar un diagnóstico de la situación actual.
Entre las premisas que han surgido, de esta colaboración social, destacan: que existen gran variedad de enfoques, ya que se trata de un fenómeno complejo en el que intervienen muchos factores, a veces, con intereses y percepciones contrapuestas; que se trata de una práctica muy arraigada a la cultura, situación que provoca que, habitualmente, no se perciba como un problema; que beber no es una conducta exclusiva de la juventud, sino de la comunidad en general, ya que ocho de cada diez vascos y vascas de entre 15 y 47 años ha consumido alcohol en el último año, según La Encuesta de Adicciones de Euskadi 2017; que el modelo de ocio asociado al alcohol está normalizado, por lo que los y las jóvenes lo heredan y asume como propio; que la percepción del riesgo por parte de la comunidad aumenta cuando se habla de las y los menores de edad.
Por otra parte, las preocupaciones que los 16 grupos focales, en representación de la población, han puesto sobre la mesa fueron como los modelos urbanísticos (terrazas junto a parques infantiles, zonas peatonales, etc.), facilitan el consumo a la población adulta. También, les preocupan los daños que esta sustancia provoca en la salud, así como las conductas de riesgo e incívicas ligadas a su consumo. La promoción de las bebidas alcohólicas fue otro de los temas que saltaron a la palestra, puesto que el modelo turístico y de ocio que impera está ligado a la gastronomía y el alcohol.
Ahora bien, no toda ha sido negativo. Se percibe que la apuesta por la prevención en los y las menores y jóvenes que ha llevado a cabo Euskadi, durante los últimos 30 años, ha favorecido una gran diversidad de programas y proyectos preventivos, esto ha proporcionado un aprendizaje y una experiencia muy amplia y, hay que tener en cuenta, que las actuales generaciones de las y los jóvenes son las que más deporte practican y más se preocupan por el cuidado de su salud.
En cuanto al futuro, Hierro afirma: “Nuestro objetivo es sensibilizar a la comunidad de dejar de normalizar el consumo de alcohol y asumir responsabilidades propias en el mundo adulto, por encima de una única mirada insistente hacia los jóvenes y las jóvenes, caminando hacia un modelo de ocio más sano. Debemos generar una infancia, adolescencia y juventud autónoma, inquieta y con motivaciones a nivel social, que genere estructuras que fomenten la participación y la identidad comunitaria. Además es fundamental incorporar la perspectiva de género en todos los programas e intervenciones”.
