El autismo no parece ser exclusivamente causado por una deficiencia de la oxitocina, pero la capacidad universal de la hormona para estimular la función social puede ser útil en el tratamiento de un subgrupo de niños con este trastorno del desarrollo, según ha detectado un grupo de expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford y el Hospital infantil Lucile Packard en Stanford, Estados Unidos.
Durante años, se ha sospechado que los bajos niveles de oxitocina, una hormona implicada en el funcionamiento social, provocan autismo, pero los resultados de la investigación previa han sido mixtos. Ahora, en el estudio más grande para probar esa supuesta conexión, se ha demostrado que el rango de los niveles de oxitocina en la sangre es el mismo en los niños con autismo que el visto en dos grupos de comparación: niños con hermanos autistas y menores que no tienen hermanos autistas.
En otras palabras, se encontró en los tres grupos un número similar de niños con niveles de oxitocina bajos, medios y altos, según los resultados de la investigación, que se describen en un artículo publicado este lunes en la edición digital de 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Aunque el autismo no estaba directamente relacionado con la deficiencia de la oxitocina, el equipo de Stanford encontró que los niveles de oxitocina más altos estaban vinculados con un mejor funcionamiento social en todos los grupos. Todos los niños con autismo tienen deficiencias sociales, pero al analizar estos déficit eran peores en los que la oxitocina en la sangre era más baja y más leves en aquellos con mayores niveles de oxitocina.
En los grupos de comparación, las habilidades sociales de los niños también se redujeron según los niveles de oxitocina. "La oxitocina parece ser un regulador universal del funcionamiento social en los seres humanos --matiza la autora principal, Karen Parker, profesora asistente de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento--. Esto abarca tanto a los niños con un desarrollo normal como a los que tienen graves déficits sociales como los que vemos en los niños con autismo".
El autismo es un trastorno del desarrollo que afecta a 1 de cada 68 niños en Estados Unidos y se caracteriza por déficits sociales y de comunicación, comportamientos repetitivos y problemas sensoriales. "No importaba si era un niño con desarrollo típico, un hermano o un individuo con autismo: su habilidad social estaba relacionada, en cierta medida, a sus niveles de oxitocina, que es muy diferente de lo que se ha especulado", afirma otro de los investigadores principales, Antonio Hardan, profesor de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento y psiquiatra de niños y adolescentes que trata a menores con autismo en el hospital.
"Las hipótesis anteriores que dicen que la oxitocina baja está relacionada con el autismo eran quizás un poco simplistas -critica--. Es mucho más complejo: la oxitocina es un factor de vulnerabilidad que debe ser tenido en cuenta, pero no es lo único que conduce al desarrollo del autismo". Sin embargo, los científicos advierten de que las mediciones de la oxitocina en la sangre pueden ser diferentes que las tasas de oxitocina en el líquido cefalorraquídeo que baña el cerebro, que no midieron.
Además de examinar los niveles de oxitocina en la sangre, los investigadores de este trabajo analizaron la importancia de pequeñas variaciones en el gen que codifica el receptor de la oxitocina. Los resultados del estudio detectaron que ciertas variantes del receptor se correlacionaron con las puntuaciones más altas en las pruebas estándar de habilidades sociales.
El equipo también descubrió que los niveles sanguíneos de oxitocina son altamente heredables: los niveles están influidos por la herencia en aproximadamente el mismo grado que la estatura adulta, que se describe a menudo como fuertemente influida por la genética. "Lo que nuestro estudio insinúa es que la función social puede ser hereditaria en las familias", señala Parker.
El estudio ayudará a guiar la investigación para determinar si la oxitocina es un tratamiento útil para el autismo. Los hallazgos del estudio sugieren que algunos niños con autismo, como el subgrupo de niños con autismo que tiene niveles de oxitocina de forma naturalmente bajos o aquellos con variantes del gen receptor de la oxitocina asociadas con un peor funcionamiento social, podrían beneficiarse más de fármacos como la oxitocina.
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