La toma de decisiones compartida (SDM) en la atención psiquiátrica implica que profesionales clínicos y pacientes colaboren para tomar decisiones. Se han identificado los elementos clave de la SDM, se han desarrollado herramientas de apoyo para las decisiones y se ha recomendado la SDM en psiquiatría a nivel de normativa. No obstante, sigue siendo limitada la implementación. Suelen plantearse dos justificaciones en apoyo a la SDM. La justificación clínica es que la SDM conlleva mejores resultados y, sin embargo, la base de evidencia empírica disponible no es concluyente. La justificación ética es que la SDM es una necesidad, es un derecho, pero los profesionales clínicos deben equilibrar los principios éticos biomédicos de autonomía y justicia con la beneficencia y no maleficiencia. Se plantea que la SDM es “polivalente”, un concepto sociológico que describe una idea que exige acuerdos superficiales pero no profundos entre interesados dispares. La implementación de la SDM en los servicios de salud mental sistemáticos es un problema tanto cultural como técnico. Se identifican tres dificultades: crear un acceso generalizado a las herramientas de apoyo a las decisiones de gran calidad; integrar la SDM con otras intervenciones de apoyo al restablecimiento; y responder a cambios culturales, a medida que los pacientes desarrollen las expectativas normales de la ciudadanía. Se identifican dos enfoques que pueden contribuir a las respuestas en el sistema de salud mental a estos cambios culturales: la mercadotecnia social y la industria hospitalaria.

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