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La consideración de los fenómenos psíquicos inconscientes en la psicoterapia concreta de actitudes.

  • Autor/autores: Alberto Clavijo Portieles.

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Artículo | Fecha de publicación: 12/02/2002
Artículo revisado por nuestra redacción

A diferencia del Psicoanálisis, que considera el Inconsciente como una tópica o reservorio del psiquismo(1), aceptamos con <B>Bassin</B> y <B>Uznadzé</B> los fenómenos psíquicos inconscientes(2) como un reflejo social, internalizado y automatizado, con componentes tanto neurofisiológicos (biológicos) como psicológicos (sociales) en su estructura y operatividad(3). ...



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A diferencia del Psicoanálisis, que considera el Inconsciente como una tópica o reservorio del psiquismo(1), aceptamos con <B>Bassin</B> y <B>Uznadzé</B> los fenómenos psíquicos inconscientes(2) como un reflejo social, internalizado y automatizado, con componentes tanto neurofisiológicos (biológicos) como psicológicos (sociales) en su estructura y operatividad(3).



Este tipo de actividad psíquica no consciente, descansa en estados particulares de funcionamiento del sistema nervioso central(4)(5), expresándose en hábitos, deseos, tendencias, impulsos, motivaciones, sentimientos, intuiciones y significaciones aprendidas, así como en predisposiciones y actitudes -en parte inconscientes y en parte conscientes- las cuales seleccionan, procesan y regulan la información, convertida en actividad nerviosa. Dichas actitudes inducen y monitorean amplias zonas del comportamiento, influyen en los valores, en el estado de ánimo y en la disposición de las personas para percibir, comprender, razonar y enfrentar la vida y la convivencia social(6).



En su momento, estos fenómenos se conforman por aprendizaje en la historia personal, asentados en un tipo definido de temperamento y sistema nervioso(7) y en eventuales predisposiciones congénitas, operan y se retroalimentan constantemente, de acuerdo a la experiencia existencial concreta, y van actuando como infraestructura y background de la actividad consciente, cual fuente de análisis automatizado y control de la información que entra y sale subrepticiamente, sin contar necesariamente con ella, como ocurre con la información subliminal y la comunicación extraverbal(2). Las actitudes influyen en la valoración de la realidad, el flujo y carácter de los recuerdos, el comportamiento emocional y la toma de decisión, dejando a la conciencia un grado mayor o menor de libertad para seleccionar variables, de un menú de opciones adaptativas, cuanto menos o más neurótico es el sujeto y, por tanto, menos o más reducido el diapazón de respuestas afectivas y conductuales congruentes con las necesidades presentes, en consecuencia con ello(6).

La actividad inconsciente está supeditada jerárquicamente a la conciencia, teniendo un carácter reflectivo-social, mediado por la práctica; pero ello no niega su condición activa, representada por el papel inductor y regulador de las actitudes(7).



Estas, en su función de codificar y decodificar los mensajes que conciernen a la personalidad, seleccionan, procesan, clasifican, ordenan, regulan y controlan la información, a la cual confieren determinado sentido, de acuerdo al código de significaciones que la experiencia vivencial del sujeto ha establecido a lo largo de su aprendizaje vital(7).



Es por ello que la actitud tiende al desarrollo de regularidades y móviles en el comportamiento; a modular y monitorear el ajuste de la conducta a las pautas y al sentido trazados por la experiencia; a mantener determinada predisposición ante la percepción y valoración de los fenómenos que acontecen(8), así como a la respuesta emocional y conductual congruentes con ello; al vínculo automatizado con la memorización que le concierne; a la atención e inatención selectivas(9), en función de las huellas afectivas adquiridas(10)(11) y, por tanto, de las necesidades e intereses que les están involucrados(4).



La actividad inconsciente, que tiene un basamento fisiológico, por el estado funcional del sistema nervioso del que es resultado, posee un carácter neuropsíquico, conformado en sets de actitudes, cuya claridad psicológica puede ser más o menos evidente para el sujeto(2), de acuerdo a que afloren los procesos a nivel de la conciencia, queden opacos en las penumbras subliminales de la subconciencia o, incluso, no se puedan concientizar por no haber estado nunca representados a nivel verbal, y haber sido, en su oportunidad, percibidas sólo a manera de imágenes o emociones incomprensibles a la razón, cual es el ejemplo de muchos traumas infantiles(12).



Recordemos que, en el proceso de neurotización, se produce un quebrantamiento patológico de la homeostasis neuropsíquica necesaria para integrar, concientizar, valorar, reaccionar afectivamente y actuar adaptativamente en la situación psicotraumática, con lo cual se establece un condicionamiento anormal, asociado a la significación -gnoseológicamente falsa- que para el sujeto alcanza dicho acontecimiento, que se memoriza sin una congruente imagen verbal, manteniendo, como toda experiencia cargada de emoción, su capacidad de influir inconscientemente en las experiencias psíquicas posteriores del sujeto y, muy en particular, en sus actitudes(13).

Se produce, en ese caso, un error a nivel neurofisiológico (falla en la integración del aprendizaje) que tiene como correlato un error de concienciación, lo que significa una desajustada y rudimentaria valoración y memorización de lo ocurrido; expresándose también sintomáticamente, por estar condicionado a una respuesta emocional, mnéstica y conductual anómalas, de acuerdo a la desincronización por distrés que acompañó la experiencia primaria de neurotización(13)(6).



El error de conciencia, afectividad y conducta (significación amenazante, quebrantamiento emocional y síntomas) representan las tres facetas de una configuración neuropsíquica mórbida que se traduce en una actitud, con la consiguiente predisposición automática a repetir igual valoración, respuesta emocional y comportamiento sintomático, condicionados, cada vez que se avisora una situación con significación análoga(14), de acuerdo al código comunicativo aprendido, con el cual se opera y se encaran cotidianamente las experiencias vitales.



Este código "grabado" en la actitud, permite el procesamiento y regulación inconscientes de la información que el sujeto recibe, en relación con sus significaciones vitales, posibilitando el desencadenamiento de respuestas neuróticas cuando, identificada la amenaza, se reproduce la situación de distrés original y, tras ella, la debacle sintomatológica, con los mecanismos defensivos que suelen acompañarla(6).



Es por ello que la Psicoterapia Concreta de Actitudes, tomando en consideración el valor de éstas en el desarrollo de la personalidad y la psicopatología, concede un papel fundamental al análisis de las dimensiones consciente e inconsciente de la actitud, y a su relación con los síntomas, las necesidades, los estados afectivos, comportamientos y significaciones amenazantes para el sujeto(6).



Como lo afectivo, -siempre referente a las necesidades y a los intereses- está tan vinculado a lo que se mueve detrás de las significaciones patológicas del neurótico, necesariamente su terapia ha de contender con el mundo de las significaciones concretas del paciente y, por tanto, con su ideología particular(15).

Esta dimensión ideológica de las neurosis -que entraña una lógica y una percepción de la realidad mediatizadas por las vivencias afectivas traumáticas y por las actitudes inconscientes, condicionadas en el pasado- entorpece la capacidad del sujeto para valorar objetivamente y actuar de acuerdo al presente(16).

Cual enseñara <B>Pichón-Riviere</B>, el neurótico encara la vida con un esquema conceptual referencial operativo (ECRO) fijado en sus vínculos y significaciones pasadas(17), y que -añado con <B>Bustamante</B>- opera, en su dimensión automatizada e inconsciente(18), a través de las actitudes(19).



Sin romper las actitudes reiterativas patológicas presentes tras la experiencia concreta, y sin modificar el ECRO que confiere sentido y significado a los mecanismos de afrontamiento y defensa(20), y a la emocionalidad del sujeto, considero no puede haber un cambio terapéutico duradero(21).



Como la actitud y la defensa se ponen en evidencia en situación de estrés(22)(23), contender con éste, manejándolo en el contexto de la terapia, constituye un elemento técnico esencial para entendérselas con los rejuegos de la comunicación y la defensa y, por ende, con la significación inconsciente y la actitud.



Entonces, la terapia de actitudes enfatiza en desarrollar la capacidad de valorar y actuar de acuerdo al presente, en propiciar un adecuado manejo del estrés mediante el análisis pormenorizado y manejo sistemático de las actitudes mórbidas, en un clima emocional controlado, por lo cual pueda el paciente concientizar sus conflictos y ensayar conductas adaptativas. Al modificar la actitud, cambia el código inconsciente que regula la información y, por consiguiente, se modifica la capacidad de valorar, ahora sin la influencia perturbadora anterior; y la capacidad de actuar, sin la interferencia de emociones paralizantes.



Por otra parte, no solamente actuamos modificando problemas al nivel psicológico. Se producen cambios en la neurofisiología cerebral, gracias a la influencia de la comunicación interpersonal sobre la actividad nerviosa superior, tanto en el segundo como en el primer sistema de señales; favoreciendo asociaciones y generalizaciones, provocando la inducción positiva o negativa de los procesos nerviosos, estimulando la corteza y el sistema límbico o inhibiendo áreas hiperexcitadas, en fin, incidiendo sobre el trabajo de conjunto del cerebro humano a partir de la mente, para sanar la mente(24).



El adecuado manejo de la actitud y su relación con la actividad psíquica inconsciente perturbada, constituyen elementos clave en la terapia de los neuróticos.

Bibliografía.

1.- Freud,S.: Obras Escogidas. La Hab, Ed. Ciencia y Técnica, 1972



2.- Bassin, FV.: El problema del inconsciente. B Aires, Ed Granita, 1972



3.- Bustamante, JA.: Concepto de Neurosis. Bol Centr est. Neurosis Academia de Ciencias de Cuba, 1:5-14, La Hab 1977.



4.- Khannanashvili MM.: Patología Experimental de la Actividad Nerviosa Superior. La Hab Ed Mir-Ed Cient-Técn. 1991.



5.-Símonov P.- Motivación del Cerebro. Moscú, Ed Mir 1990.



6.- Clavijo,A.: Crisis, Familia y Psicoterapia. La Hab, Ed Ciencias Médicas, 2002



7.- Bustamante JA, San Román A, Aquino J, Rodríguez A.: Las Actitudes, el Inconsciente y las Neurosis, Bol Centr est. Neurosis Academia de Ciencias de Cuba, 5:45-53, La Hab 1981.



8.- Gilbert P.: The evolved basis and adaptive functions of cognitive distortions. Br J Med Psychol 1998 Dec;71 ( Pt 4):447?63



9.- Sullivan, HS.: La Entrevista Psiquiátrica. B Aires, Ed Psique, 1959



10.- Frosch A.: The preconceptual organization of emotion. J Am Psychoanal Assoc; 43(2):423?47, 1995.



11.- Machado PP, Beutler LE, Greenberg LS.: Emotion recognition in psychotherapy: impact of therapist level of experience and emotional awareness. J Clin Psychol 1999 Jan; 55(1):39?57



12.- Brewin CR, Andrews B.: Recovered memories of trauma: phenomenology and cognitive mechanisms. Clin Psychol Rev 1998 Dec;18(8):949?70



13.- Clavijo, A.: Psicoterapia de Grupo e Ideología. Rev Hosp Psiq Hab Abril-Jun 1976



14.- Bequart P, Muldworf B y otros.: Psicoterapia y Materialismo Dialéctico. B Aires, Ed Nuestro Tiempo 1965.



15.- Clavijo, A.: Psicoterapia e Ideología. Rev Hosp Psiq Hab Jul-Sept 1975



16.- ---------- y cols.: Manual de Psiquiatría para el Médico de la Familia. La Hab, Ed. Ciencias Médicas 1990



17.- Bauleo, A.: Ideología, Grupo Familia. B Aires, Ed. Kargreman, 1974



18.- Bandler R, Grinder J.- La Estructura de la Magia I y II. Stgo de Chile, Ed. Cuatro Vientos 1996



19.- Bustamante, JA.: Neurosis, Inconsciente y Actitudes. Bol Centr est. Neurosis Academia de Ciencias de Cuba, 2:5-11, La Hab 1977



20.- Orlandini A.: Sicología del estrés. Stgo de Cuba, Ed Oriente 1994.



21.- Jackson D.: Therapy, Communication & Change. Palo Alto, Sc & Beh Books 1968.



22.- Alvarez MA.: Stress, un enfoque integral. La Hab Ed Cient-Técn 1998.



23.- Barrientos G, Martínez C.: Neurosis y Stress. Bol Centr est. Neurosis Academia de Ciencias de Cuba, 1:67-76, La Hab 1977



24.- González, R.- Terapéutica Psiquiátrica Básica Actual. La Habana, Ed. Ciencias Médicas, 1998

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