Una investigación liderada por la profesora Lucía Hipólito, del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universitat de València, ha demostrado que el desarrollo del dolor crónico inflamatorio puede promover el uso abusivo de fármacos para encontrar el efecto placer e, incluso, la recaída en el consumo de drogas, en el caso de las personas con un historial de adicción.
Las conclusiones de este trabajo se publican este mes en la revista 'Journal of Neuroscience', editada por la Society of Neuroscience de ámbito internacional, según ha informado la isntitución provincial en un comunicado.
El estudio, desarrollado durante la estancia de la investigadora en la Columbia University Medical Center de Nueva York -en el grupo dirigido por el doctor José A. Morón-, y también en los laboratorios de la Facultat de Farmàcia de la Universitat de València, revela que los cambios que produce el dolor en el cerebro hacen que los pacientes incrementen más las dosis de fármacos opiáceos o que recaigan en la adicción, pero "no para atenuar el dolor, sino para sentir el efecto de placer, es decir, aquello que altera el dolor", matiza Hipólito.
En ese sentido, ha explicado que el dolor "interfiere en el sistema que regula las sensaciones de placer y hace que se aumente la cantidad de medicamento, cuando una dosis menor de analgésico es efectiva para combatir el malestar inflamatorio", ha argumentado la profesora.
TERAPIAS MÁS SEGURAS
Los resultados de este trabajo son "relevantes" porque aportan datos nuevos sobre los mecanismos neurobiológicos implicados en el efecto que ejerce la presencia de dolor sobre los trastornos adictivos y, en consecuencia, sirven de base para estudiar nuevas estrategias terapéuticas más seguras para el tratamiento del dolor crónico y más efectivas ante posibles recaídas en el consumo de drogas.
Además, permitirán mejorar el control de consumo de fármacos analgésicos, los cuales tienen efectos secundarios peligrosos, según las mismas fuentes.
RETO MÉDICO
El tratamiento del dolor crónico con derivados opiáceos constituye "un reto" en medicina, tanto para pacientes, como para facultativos, teniendo en cuenta los riesgos de la adicción. De hecho, este problema, según datos clínicos recientes, se agrava en el caso de pacientes con una historia previa en adición a drogas (alcohol, cannabis, opiáceos), muchos de los cuales pueden quedar sin tratamiento eficaz.
Hipólito recuerda que investigaciones anteriores mostraron que el 30% de enfermos que se encontraban en deshabituación alcohólica o en tratamiento de sustitución con metadona tratados por una condición dolorosa admitió un uso ilegal de drogas, teóricamente para aliviar el dolor.
Lucía Hipólito desarrolla su actividad docente e investigadora en el Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Facultat de Farmàcia. Realizó estancias predoctorales en la Universidad de Cambridge y en la Universidad de Medicina de New Jersey (UMDNJ), y desarrolló su proyecto posdoctoral en la Universidad de Columbia, donde se centró en el estudio del dolor crónico y la adicción a opiáceos.
En su grupo de investigación de la Universitat de València, formado también por los profesores Ana Polache y Luis Granero, se desarrollan dos líneas vinculadas a los trastornos adictivos, una de las cuales analiza el papel del metabolismo en los fenómenos de recaída al alcohol, y la otra -en colaboración con el grupo de investigación dirigido por el doctor José A. Morón de la Universidad de Columbia- incide en el dolor crónico inflamatorio como factor que puede influir en trastornos adictivos.
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