El 79% de los bebés con padres fumadores tenían acumulado más de un miligramo de nicotina en el pelo, lo que revela el elevado grado de exposición al humo al que están sometidos, según ha constatado un estudio de la Agencia de Salud Pública de Cataluña que ha analizado a 1.101 niños. Los bebés estudiados han sido atendidos por 261 pediatras en 83 centros de atención primaria de toda Cataluña, que aconsejaron a los progenitores tomar medidas para que su hijo no estuviera expuesto al humo, lo que consiguió, al cabo de seis meses, que en un 51% de los niños descendiera el nivel de nicotina al que estaban expuestos. El estudio, denominado «Bibe», es pionero en España y sus resultados se publican el número de marzo de la revista «Journal of Epidemiology and Community Health». Los responsables de la Agencia de Salud Pública de Cataluña han recordado que «el tabaquismo pasivo tiene efectos perjudiciales importantes sobre la salud de los niños, especialmente los bebés». «Entre otros factores, hay que tener en cuenta que la frecuencia respiratoria de los niños es más alta que la de los adultos y, por tanto, inhalan más tóxicos en relación con el peso y la altura», han recordado los especialistas. El estudio señala que el tabaquismo pasivo en bebés se relaciona con el aumento del riesgo del síndrome de la muerte súbita, las infecciones respiratorias agudas, la infección meningocócica, el agravamiento del asma, el deterioro moderado de la función pulmonar, la otitis media, la irritación de los ojos y vías respiratorias altas y la bronquiolitis. Y constata que una parte importante de los bebés tienen al menos uno de los dos progenitores fumadores. El estudio analizó el pelo de los bebés atendidos en los centros de atención primaria porque «esta determinación es muy específica y muy válida para recoger exposición a largo plazo al tabaco, ya que cada centímetro de pelo recoge un mes de exposición», según los autores del trabajo. Niveles de fumador activo El 79% tenían 1 o más miligramos de nicotina, es decir, estaban expuestos a niveles perjudiciales de nicotina, y el 25% de estos niños estaban «muy expuestos» porque tenían niveles superiores a 10 miligramos, «que equivalen a un fumador activo». Según el estudio, tenían más exposición los bebés hijos de padres y madres de peor nivel socioeconómico, los que fumaban más y tenían más dependencia de la nicotina, los que utilizaban medidas incorrectas para proteger del humo los bebés, y los bebés que dormían en la habitación de sus padres. El estudio recalca que el 51% de estos niños «disminuyeron de forma clara los niveles de nicotina en el pelo al final del estudio», que fue de 6 meses, gracias a los consejos facultativos. El estudio también ha constatado que, a pesar de que la mayoría de los padres y madres declaraban tomar medidas para evitar la exposición al humo del tabaco, a menudo estas medidas no eran correctas ni efectivas. Por ello, el estudio se centró en el consejo de los profesionales hacia los progenitores para que aprendan a evitar la exposición de sus bebés eficazmente (o dejar de fumar o no fumar nunca dentro de casa o el coche). Más del 50% de los participantes del grupo de intervención han mejorado las medidas que tomaban para evitar la exposición de los bebés tanto en casa (54 %) como en el coche (51 %). A partir de los resultados de este estudio, la Agencia de Salud Pública ha iniciado en Cataluña el programa «Infancia sin humo», que forma parte de las estrategias de prevención y control del tabaco de la sanidad pública catalana. Para acceder al texto completo es necesario consultar las características de suscripción de la fuente original: Journal of Epidemiology and Community Health