El teléfono no debería entrar con nosotros a la cama, pero tampoco mantenerse cerca del alcance de nuestras manos.
Que el teléfono móvil es una extensión de nuestra persona es algo que ya sabemos. Por mucho que algunos se lo olviden en casa o hagan un uso mucho más apropiado de estos dispositivos, nos sentimos completamente unidos a nuestro smartphone. Con él escuchamos música, hacemos compras, nos mantenemos conectados con las personas a las que queremos, leemos noticias... pero a la larga lista de cosas buenas que nos aporta se pueden sumar un par de acciones que no nos harían un bien.
Hoy en día el uso de las tecnologías ha hecho aumentar a su vez el uso de las redes sociales y ha supuesto un nuevo espacio de interacción e información. Nos permite estar conectados a cualquier hora del día y, además, nos mantienen al corriente de todo lo que hacen nuestros amigos e incluso aquellas personas a las que no conocemos y que viven en la otra punta del mundo.
El teléfono nos acompaña al trabajo y a la universidad, también al probador cuando estamos de compras e incluso se cuela con nosotros en el baño. Sin embargo, hay un lugar en el que no debería seguirnos ni estar con nosotros: en la cama. Y, apurando un poco más, tampoco en la mesilla.
Dónde colocar el teléfono móvil
De esto sabe mucho Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro «Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología», que insta a que dejemos el teléfono fuera del alcance de nuestra mano cuando nos vamos a dormir porque podría desvelarnos por la noche y no volver a conciliar el sueño: «Si durante la noche nos despertamos, seguramente tendremos la tentación de conectarnos y allí perderemos horas de sueño que nos traerán consecuencias negativas al día siguiente». Al parecer, el cansancio, falta de concentración, irritabilidad o desgano serían algunas de esas consecuencias.
Entonces, si nos vamos a dormir, ¿dónde dejamos el teléfono? Sencillo: en cualquier lugar que no alcancemos si por un casual nos desvelamos. Gabriela Paoli recomienda varios puntos, aunque antes de eso se arriesga a comentar que lo mejor sería, de primeras, apagar el wifi. «Si apagar el wifi resulta demasiado, aconsejo poner el teléfono en modo avión y dejarlo en otra habitación. Y volver a los viejos y sanos hábitos de siempre: el despertador, y recurrir a un buen libro y escuchar algún programa de radio o música para conciliar el sueño. Así tendremos muchas más posibilidades de no caer en la tentación de conectarnos durante la noche y que nos robe horas de descanso».
Claudia Gómez, psicóloga general sanitaria, señala por su parte que se aconseja dormir con el móvil lejos, especialmente quienes tienen una fuerte dependencia, y recomienda evitar el uso de pantallas en general antes de ir a dormir (1 hora o 30 minutos antes de dormir) para evitar problemas a la hora de conciliar el sueño y así poder disfrutar de un descanso de calidad.
«Si usamos pantallas justo antes de dormir estamos retrasando la producción de melatonina, hormona encargada de inducir el sueño, por lo que nuestro sueño, descanso y calidad del mismo se verán afectados», comenta.
En la actualidad, nos resulta extraño no ver a alguien 24/7 con su Smartphone pegado a la mano. Hemos normalizado tanto este hecho que en muchas ocasiones sentimos malestar cuando no tenemos el móvil cerca. Cuando sentimos una necesidad muy intensa de estar todo el día con el teléfono móvil, podemos identificarnos con algunos de estos aspectos que recalca Claudia Gómez,
- Inquietud si no tenemos el móvil cerca a la hora de comer o dormir.
- No poder conciliar el sueño si el teléfono no está encendido.
- Revisión constate de nuevas notificaciones en redes sociales y mensajes.
- Comprobar constantemente la pantalla de inicio para saber si hay mensajes nuevos.
- Intranquilidad o nerviosismo si no salgo de casa con el 100% de batería o si se me agota.
Es importante tener en cuenta estos aspectos ya que a la larga pueden intensificarse y generar gran malestar emocional y pérdida de nuestro bienestar. No dudes en pedir ayuda psicológica si necesitas gestionar algunos de estos aspectos.
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