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Prevalencia y factores psicológicos en el consumo de Nicotina en pacientes de consulta externa del Hospital Universitario.

  • Autor/autores: Roberto Valderrama Hernández; Alejandro Campos Azuara; Luz del Carmen Martínez Martín.

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Artículo | Fecha de publicación: 06/05/2010
Artículo revisado por nuestra redacción

IntroducciónAproximadamente desde el año 2000 A.C años, los nativos americanos usaban el tabaco como medicina, como alucinógeno en las ceremonias religiosas y como ofrenda a los espíritus que adoraban. Cuando Cristóbal Colón llegó al Continente Americano en 1492 observó que los indígenas del Caribe fumaban hojas de Tabaco enrolladas o valiéndose de una caña o tubo llamado tobogo, de d...



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Introducción

Aproximadamente desde el año 2000 A.C años, los nativos americanos usaban el tabaco como medicina, como alucinógeno en las ceremonias religiosas y como ofrenda a los espíritus que adoraban. Cuando Cristóbal Colón llegó al Continente Americano en 1492 observó que los indígenas del Caribe fumaban hojas de Tabaco enrolladas o valiéndose de una caña o tubo llamado tobogo, de donde deriva el nombre común de la planta. La tripulación de Colón introdujo el cultivo y el consumo de tabaco en España. A mediados del siglo XVI, el diplomático Jean Nicot al que la planta debe su nombre genérico (nicotina), introdujo el tabaco a Francia. En 1585 lo llevó a Inglaterra el navegante Sir Francis Drake; el explorador inglés Walter Raleigh inicio en la corte isabelina la costumbre de fumar el tabaco en pipa. El nuevo producto se comenzó a difundir de forma rápida por toda Europa y Rusia, y en el siglo XVII llego a China, Japón y la costa occidental del continente africano (Encarta, 2007).

Desde el inicio del siglo XX, el hábito de fumar cigarrillos, ha constituido la forma más popular de consumir nicotina. Por lo tanto; como resultado de ello, se ha dado el fenómeno de la adicción a la nicotina, constituye hoy en día, la enfermedad adictiva y crónica prevenible que se relaciona con más problemas de discapacidad, salud y causas de muerte en el mundo. (Ponciano, R, G, y Morales, R. M., 2007 y OMS, 2006). De ahí, que la nicotina se le considere como una droga con mayor poder adictivo que otras drogas (Benowitz, N, 1988). Por ende, el hábito de fumar nicotina sigue siendo uno de los problemas de salud pública más importante en el mundo; fundamentalmente debido a dos razones: 1) alto nivel de consumo y 2) consecuencias médicas. Por ello, es una verdadera pandemia (Ponciano, R, G, y Morales, R. A., 2007). Por lo tanto, el costo que este problema de salud pública tiene en nuestra sociedad es significativamente alto.

Como se ha podido constatar, por lo anteriormente leído, la nicotina es una de las drogas con mayor poder adictivo que se conoce (Benowitz, 1988) y su consumo repetido produce alteraciones en el Sistema Nervioso Central (Foulds, 2006); tales modificaciones brindan propiedades placenteras a la conducta fumadora, que se relacionan con la activación del Sistema Mesolímbico dopaminérgico, (Clarke, 1985), en cambio en su síndrome de abstinencia interviene el locus Ceruleus y el Sistema de la Noradrenalina, la que a continuación actúa por sí misma como un potente reforzador (Ponciano, 2001, Clarke, 1985). La tolerancia y el síndrome de abstinencia, son características distintivas de la adicción y se presentan en la enfermedad llamada tabaquismo (APA, 1994). Como consecuencia, de todo lo anterior, se deduce que es una droga psicoactiva que produce estados de ánimo similares a los producidos por estimulantes psicomotores, tales como: las anfetaminas y la cocaína.

Actualmente el fenómeno de la drogodependencia de fumar nicotina es extremadamente alarmante, se estima según la OMS, 1998 existen actualmente más de 650 millones de drogodependientes en el mundo a la nicotina en el mundo y es la segunda causa principal de decesos en el orbe, pues se estiman que casi cinco millones de defunciones anuales; lo cual, implica que cada día mueren en el mundo cerca de 14,000 de personas (OMS, 2003). La OMS, calculan existen 1,100 millones de adictos a la nicotina, de los cuales más de 800 millones se encuentran en los Países en sub – desarrollo (Betacourt, y Navarro, 2001) Y si sigue, la tendencia actual de consumo, se calcula según OMS, que para el año 2020 este padecimiento podría causar el doble de las perdidas actuales; es decir, habrá cerca de 10 millones de desenlaces fatales por dolencias relacionadas con el consumo del cigarro a nivel mundial (UNODC, 2005, y Shafey y col., 2003). En la sociedad mexicana no se salva de esta lacra, siendo la población activa de fumadores de más de 16 millones, y con respecto a las defunciones, hacia el año 2000 murieron de enfermedades relacionadas con el tabaco más de 40,000 personas (SSA/CONADIC, 2000 y Villalba, y col, 2001). Y según datos del año 2008 diariamente 165 personas mueren a consecuencia de alguna de las enfermedades asociadas al tabaquismo; lo cual, nos da al año más de 60,000 personas (Ponciano, R, G y Morales, R, M, 2007)

Una de las clasificaciones del fumador más utilizadas en la actualidad es la de Russell, M, 1979 y col., de la Universidad de Londres, quien considera siete tipos de consumidores de nicotina. A través del tiempo un sujeto puede compartir características de varios tipos o pasar de uno a otro. Los cuales son los siguientes: el tipo psicosocial, que disfruta de fumar por los valores psicológicos y sociales asociados; tales como: seguridad, éxito, o glamur; el tipo sensoriomotor, que se deleita con las sensaciones y movimientos referidos; tales como: romper el celofán, oler, y, encender un cerillo y ver el humo; el tipo placentero que tiene que ver con situaciones especificas gustosas; tales como: tomar café después de comer, escuchar música, o hacer el amor; el tipo tranquilizante, el sujeto, al experimentar el sentirse nervioso o angustiado, fuma y va a obtener la relajación correspondiente; el tipo depresivo o con fatiga, aprenden a levantarse el animo a través de fumar; el tipo adictivo busca evitar el sufrimiento del síndrome de abstinencia; y el tipo automático, cuando se tiene cajetillas por todas partes y todas las actividades se realizan fumando. A si mismo, según Russell, M, y col., 1979 el ser humano al ser expuesto en forma constante al humo de tabaco, afrontan el riesgo de desarrollar adicción, independientemente de su personalidad. No obstante, acotó, quienes por razones diversas no controlan sus estados depresivos o de ansiedad, van a estar más expuestos a la adicción a la nicotina. Existe otra clasificación más reciente; la cual, la realizo Solana, 2001, establece que existen fundamentalmente existen dos tipos de fumadores: el fumador consonante, es aquel que está conforme con su conducta de fumador y no se plantea de momento abandonar el hábito. Esta también el fumador disonante, que es aquel que está descontento con su conducta y le gustaría hacer un intento para dejar de fumar.

Como ya se sabe, al consumir nicotina, o alcohol se va a incrementar el riesgo de caer en otras drogas; tales como: marihuana y cocaína. Para explicar este fenómeno, se cuenta, con los modelos de la piedra angular y de la puerta de entrada o portal; las cuales, ofrecen las observaciones epidemiológicas acerca del vínculo entre el inicio de la droga tales como el alcohol, la nicotina, marihuana, etc., y evolucionar hacia drogas duras; tales como: heroína, y la cocaína (Robins, L, N, 1977; Kandel, D, B y col., 1975, 1984, y 1992; Neumark, Y, D y col, 1998; Willner, P, A, 2001; Beenstock, 2002; Chen, X y col., september 2002; y Sánchez, Z, L, y col, 2007). En el caso específico de que la droga de inicio fue la nicotina se encuentran las siguientes investigaciones: Chen, X y col., september, 2002; Medina, 2002; Sánchez, Z, L, y col, 2007; y Valderrama 2008.

Dentro de los Factores que inciden en el primer consumo de nicotina se encuentran: curiosidad; imitación (la cual, es excesivamente alimentada entre por los medios masivos de comunicación); búsqueda de placer; deseo de evasión; y disminuir la ansiedad (Florenzano, 1986). En el estudio de Ponciano, R, G y Morales, R, A, 2007 descubrieron que la imitación; curiosidad; aceptación social; para sentirse mayor; presión de amigos; rebeldía; soledad. Para Mondragón, citado por Ponciano y Morales, R. A., 2007 encontró que la influencia de la moda; la publicidad y las costumbres sociales. Por ende, los grupos de alto riesgo son principalmente las clases bajas; los sugestionables o quienes carecen de información. Con lo que respecta a los motivos de mantenimiento actual de la adicción a la nicotina se encuentran: por placer; por adicción, por tensión; por ansiedad y nerviosismo; por necesidad; por costumbre; por relajamiento; automáticamente; por locura; por soledad; y desconoce la razón (Ponciano y Morales, R. A., 2007).

La primera investigación en la cual asociaron el consumo de nicotina y otras sustancias con un aumento de la mortalidad es el de Pearl, 1938. El estudio realizado por CDC, 1999 informó una asociación entre cáncer de tipo pulmonar, y laríngeo, y además, enfermedades bronquiales crónicas. En el presente, se conoce su asociación causal es con aumentar la probabilidad diferentes tipos de enfermedades. Entre ellas están el cáncer en diferentes partes del cuerpo; enfermedades cardiovasculares; vasculares; periféricos; periodental; y respiratorias (Lee y Sanders, december 2004; Strandberg y col., 2004; Twigg. L y col, 204; Espinoza, I y col, november 2003; Zeegers y col, 2002; Moreno, G; y Cantú, M. C, abril – junio 2002; Kuri, M, P; y col, 2002; Salazar, 2002; Smith y col., october, 2001; y BM/OPS, 2000, y Muñoz, E, J; y col, 1999). Además, afecta al desarrollo del feto, provocando entre otras cosas que su peso y talla sean menores que en las mujeres que no fuman (Delpisheh, 2006; y Sánchez y col., 2004) La incidencia de mortalidad enfermedades relacionadas con el tabaquismo en México con la drogodependencia a la nicotina: enfermedades del corazón (ocupa a nivel nacional primer lugar); diferentes tipos de cáncer (ocupa a nivel nacional segundo lugar) y enfermedades cerebro vascular (ocupa a nivel nacional sexto lugar) (SSA/CONADIC, 2000). Incluso, se ha podido determinar en el estudio de Medina y Pascal, 1985 que las mujeres fumadoras y que además usan algún método anticonceptivo oral se va a triplicar el riesgo de que sufran accidente vascular encefálico y se eleva 18 veces en las mujeres hipertensas y cuyas edades oscilen entre 20 a 44 años. Los fumadores de ambos sexos tienen una probabilidad entre dos o tres veces mayor de morir prematuramente que los no fumadores (OPS, 1989) cerca del 20% de las muertes en los países desarrollados y una decima parte de los ocurridos en países en desarrollo son atribuibles a la nicotina y otros productos (OMS, 2006). En Chile, alrededor del 10% de las muertes se deben directamente a la adicción a la nicotina (Daszennies y Covacevich, 1999 y Medina y Kaempffer, 1995).

Con respeto a los trastornos mentales asociados a la dependencia a la nicotina, la más fuerte, fue el desorden de depresión mayor (Agrawal, A y col, 2007 y Santander, y col, 1999). Los estudios de Agrawal, A y col, 2007; Santander, y col, 1999; Glassman y col, 1990; y Anda, 1990 y encontraron que no hay una clara asociación entre ambas. En cambio, el estudio de Breslau, y col, 1991, descubrió que dicha asociación solo es significativa para aquellos fumadores con dependencia a la nicotina, y que la intensidad de esta asociación variaba con el nivel de severidad de la dependencia. Posteriormente, Breslau, y col, 1993 describieron que personas con un historia de cualquier trastorno de ansiedad reportaban síntomas de privación de nicotina más severos que las personas sin dicho antecedente. Es interesante indicar que Pomerleau, 1997 que hay una mayor frecuencia de adicción a la nicotina en pacientes con trastornos de ansiedad; sin embargo, aparece como excepción el trastorno obsesivo – compulsivo con una prevalencia de drogodependencia a la nicotina de solamente el 9%, claramente menor que la población en general. Entre los pacientes esquizofrénicos, presentan una mayor frecuencia de adicción a la nicotina que entre otro tipo de pacientes psiquiátricos (Santander, y col, 1999; De León y col, 1995; y Goff, y col 1992). De lo anteriormente expuesto, que la población que sufre de los algunos trastornos mentales; que anteriormente fueron expuestos, presentan una diferencia significativa con la población en general (Rojas, C, G, 2003)

Las investigaciones que se han hecho sobre el consumo de la nicotina, se encuentran las siguientes:

Los datos son reveladores y preocupantes y el impacto se manifiesta, en todas las esferas del País; tal como se puede observar en los resultados: Dentro del ámbito de la BUAP en el área de humanidades se encontró que: la prevalencia del consumo de nicotina en alumnos del área de humanidades de la BUAP, de alguna vez en su vida es 78.1% y la adicción a la nicotina es del 45% (Valderrama, 2008). En el estudio de Muñoz, E, J, y col., 2007 en la Universidad Autónoma de Zacatecas en su Facultad de Odontología, se descubrió que el consumo de nicotina en el personal docente es de 34%, entre los alumnos es de 42% y un 33% en los trabajadores administrativos. La mayoría de los tres sectores de la población conviven con fumadores activos; por lo anterior, se deduce que la prevalencia de la adicción a la nicotina en la presente Facultad de esa Universidad está por encima de la Población Médica Nacional y como se puede observar es en los alumnos donde se da el mayor porcentaje de fumadores. En la investigación de Kapusta y col., 2006 en Austria el consumo de nicotina en hombres de 18 años es del 51.5%, en relación a la dependencia a la nicotina enseña un nivel medio de 43.7% y un nivel alto de 7.8%. En el estudio de Pino y col., 2006, descubrieron que alumnos de la “Facultad de Medicina Calixto García” de Cuba consumen la presente droga en un 33%.

En la investigación de González, M. 2005 se descubrió que en estudiantes de medicina en su quinto año de medicina de la Facultad “General Calixto García” de Cuba, se encontraron que en relación a la Nicotina el consumo actual fue de 24.7%, su edad de inicio fue de 16 años 3 meses. En el estudio realizado por Herrera, V, M, 2004; en la Universidad Autónoma de Morelos, se encontró un consumo de nicotina de 57%. El estudio de Sánchez y col, 2004, encontraron que con base de datos de dos estudios de cohorte, realizados en la Ciudad de México de 1993 – 2000, que la proporción de mujeres que dijeron fumar durante el embarazo fue de 4.7%. Se observó que los hijos de madres que fumaron durante la gestación pesaron en promedio 154 gramos menos y midieron 0.79 centímetros menos, en comparación con los hijos de mujeres que refirieron no haber fumado durante la gestación. En la investigación de Vázquez, y col., 2002 los datos provienen de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los hogares (1984 – 2000). El análisis se realizó en dos periodos 1984 – 1992 y 1994 – 2000. Las posibilidades de consumo de nicotina en hogares (PCTH) fueron estimadas mediante un modelo de regresión logística. En lo referente a los resultados, la PCTH durante el primer periodo fue superior a dos veces a partir del decil 6 (RM = 2.03, IC 95%, 2.03 – 2.04) y durante el segundo periodo a partir del decil 8 (RM = 2.06, IC 95% 2.05 – 2.07). Los hogares del decil 1gastaron en promedio de 9 a 22% de sus ingresos en nicotina; la mayor parte de los hogares del decil 10, solamente el 1%. Además se encontró que el consumo de bebidas alcohólicas en general tuvo una de las contribuciones más importantes. Efectivamente, mientras en el periodo comprendido entre 1984 – 1992, la posibilidad de consumir nicotina fue dos veces con respeto a los hogares en los cuales, no se consumía bebidas alcohólicas; en cambio, en el periodo que comprende entre 1994 – 2000 dicha posibilidad ascendió a casi cuatro veces. En conclusión, los hogares con mayores ingresos consumieron más nicotina que los hogares de menos ingresos; empero, los hogares de más bajos ingresos destinaron un porcentaje significativo de éstos al consumo de la nicotina. Gálvez y col, 2002, descubrieron que el consumo de drogas en estudiantes del sexto año de estudio, en cinco de las Facultades Ciencias Medicas de la ciudad de la Habana, Cuba. La muestra fue 183 Ss., de los cuales, 108 Ss., presentaban consumo de alguna droga. En el estudio de Young, S, E. y col, 2002, reporto que en tres comunidades del estado de Colorado en Estados Unidos personas que tuvieran alrededor de 18 años uno de cada tres reportaba diariamente fumar y el 8.6% presentaban criterios de dependencia al tabaco. En el estudio realizado por Salmerón, C, J, y col, 2002, dentro del Instituto Mexicano del Seguro Social en el estado de Morelos, la prevalencia de fumadores arrojo un 20.9% en el personal médico; un 12.5% entre las enfermeras y un 33% en el personal de tipo administrativo. La nicotina tenía una prevalencia de 13.88% La Comisión Nacional de Investigación de Drogas, 2001, encontró que el consumo de nicotina en la Sociedad en general Colombiana fue en el 2001 del 30.3% y en el informe del 2006 organizado, por el Programa contra la adicción a las drogas del Ministerio de la Protección Social en el 2005 (UNODC, 2006); la prevalencia del consumo de todas las drogas aumentó, incluyendo aquéllas como la heroína y el éxtasis que hace unos años eran poco conocidas en este medio. Para más detalles se enlistan las drogas y su consumo. De forma deslazada quedaría: alcohol 80%; nicotina 46%; marihuana 8%; cocaína 7% y éxtasis 2% (UNODC, 2006). Verona, P, P y col, 2000, encontró que la prevalencia de adicción a la nicotina arrojó un 32% en el personal médico y un 46% en enfermeras. La prevalencia a e las ENA, 1998, y 2002 en la Nicotina; de 12 a 65 años es de 27.7% en 1998 a 30.2% en 2002 a nivel nacional. Y en población urbana adulta en el ENA, 2002 tuvo una prevalencia de alguna vez en la vida es de 45.3% en el género masculino y 18.4% en las mujeres (RP 4.5 hombres: 1 mujer). Haciendo hincapié que el grupo de edad con mayor prevalencia de tabaquismo fue el de 18 a 29 años. Destacando al mismo tiempo que alrededor de un 10% de los adolescentes de la población general es fumador. Por otra parte, se descubrió que el 61.4% de los fumadores adolescentes reportó haberse iniciado en el consumo de nicotina antes de los 18 años de edad; con una distribución por rango 15 a 17 años; el 39.7%; de 11 a 14 años con el 19.6% y menor de los 10 años con el 2.1%. Santander; J, 1999 refiere que fuma nicotina alrededor del 40% de la población adulta de Chile; lo cual, va a constituir en una verdadera epidemia que da cuenta directa o indirectamente de alrededor de un 15% de la mortalidad en Chile. En este estudio se comprobó evidencias claras entre la dependencia a la nicotina y enfermedades mentales, tales como: depresión mayor; trastornos de ansiedad, esquizofrenia, trastornos del déficit de atención con o sin hiperactividad. González, O., 1996, encontró que la prevalencia de consumo para el último año fue de cada 200 personas encuestadas, 140 consumen alcohol, 22 consumen nicotina, 23 ansiolíticos, 1 persona consumo algún tipo de alucinógeno, 1 consume marihuana y 2 consumen anfetaminas.

El objetivo de la presente investigación, es describir la drogodependencia al consumo de la nicotina en los pacientes de Consulta Externa del Hospital Universitario de Puebla.

Método

<B>Sujetos</B>



Se utilizaron un total de 100 Ss., trabajadores activos de la Universidad Autónoma de Puebla; de los cuales, quedo conformado de acuerdo a su género de la siguiente forma: 44% pertenecían al género femenino y 56% al género masculino. En lo que respeta a la distribución por nivel de estudios, se presento de la siguiente forma: primaria 2%; secundaria 10%; bachillerato 10%; licenciatura 24%; maestría 40% y doctorado 14%. Con respecto al área de adscripción quedo conformado por: administrativo 35%; académico 45% e intendencia y mantenimiento 20%.



<B>Aparatos</B>



Se utilizo, la Encuesta Nacional de Adicciones que fue creada por el Consejo Nacional contra las Adicciones. Solamente, se utilizo la parte referente a la Nicotina. El presente instrumento está basado en los cuestionarios propuestos por la OMS, lo que permite comparar los resultados obtenidos tanto en el contexto nacional como el internacional. Se le agregaron a dicho cuestionario reactivos para ver que factores contribuyeron con que se iniciara en el consumo de la nicotina y cuales síntomas predominan en el síndrome de abstinencia.



<B>Procedimiento</B>



Se aplicó la Encuesta Nacional de Adicciones, solamente, se utilizó la parte referente a la Nicotina en las áreas de consulta externa del Hospital Universitario de Puebla: las diferentes especialidades y medicina general. Con un horario matutino y vespertino, durante un periodo de un mes. La muestra se seleccionó por la gente que estaba esperando consulta, y que estaban dispuestas a contestar el cuestionario.

Resultados

La media de edad de comienzo del consumo de nicotina es de 17 años 3 meses. Con una moda de 16 años.



A continuación se describen los resultados a través de las siguientes tablas:

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Discusión

Como se podrá ver, la drogodependencia a la nicotina es grave en la consulta externa del Hospital Universitario de Puebla; (ver tabla IV) con un porcentaje de 58; lo cual, implica, que los recursos asignados al hospital se vean absorbidos para paliar las enfermedades asociadas al consumo de nicotina. Otro dato, relevante es que el 44% fuma diario (ver tabla V). Al igual es el hecho de que es cigarro que más disfruta es el de la mañana con el 38% (ver tabla IX); lo cual, se debe al hecho de que la persona no ha fumado nicotina durante un promedio de 8 horas; provocando el síndrome de abstinencia por la nicotina. Hay que hacer notar que existen en la presente muestra algunos hábitos; los cuales predicen mayores dificultades para interrumpir su uso: fumar al levantarse (20%), fumar cuando está enfermo (14%), dificultad para dejar de fumar (42%), cuando el primer cigarrillo del día es el más difícil de dejar de consumir38%), y fumar más por la mañana que por la tarde (50% vs 16%) (Ver tablas VII, VIII, IX, XI, XII). Sin embargo, existen tres hechos positivos, dentro de esta muestra el que el 24% se abstiene de fumar en lugares prohibidos (ver tabla X); lo cual habla de que ya comenzó a permear a la población las leyes contra el tabaco y hasta cierto punto un cierto nivel de conciencia de que el fumar nicotina acarrea problemas de salud. Que el 14% al enfermarse y caer en cama dejan de fuma (ver tabla XII). Y el 42% han intentado dejar de fumar al menos una vez (ver tabla XII); aunque, se desconoce cuántos han logrado dejar de fumar; empero, si se revisa la literatura científica tiene un nivel bajo de efectividad (Hughes y col, 1997). Estos datos están acordes con la información de otras investigaciones (Ponciano, y Morales, R. A., 2007; Ponciano y Morales, R. M., 2007; OMS, 2006 y 2003; y UNODC, 2005). Lo que es aún peor, aparte de los fumadores activos, se encuentran los llamados fumadores pasivos, sobre los cuales, no tenemos información en la presente investigación. Quizás sea motivo de estudio en una investigación subsiguiente.

Con respeto a la media de edad de inicio del consumo de nicotina es de 17 años; lo cual, no va acorde con la literatura científica reciente. Quizás, el que la media de inicio del consumo de nicotina sea tan alta, se deba al hecho, de que la muestra, corresponde a adultos; los cuales cursan su tercera década de vida, lo cual, era temprano para su grupo de edad; empero, como se podrá ver en el estudio de Valderrama, 2008, la media edad de comienzo para fumar nicotina en la presente generación fue de 14 años 6 meses. Lo cual, habla de que el inicio en el consumo de nicotina, cada vez se da en edades menores, lo que, va acorde con la literatura científica.

Como se podrá ver en la tabla XIII, que se refiere a los factores psicológicos y sociológicos por los cuales un ser humano se inicia en el consumo de la nicotina. De los datos ahí arrojados, se puede inferir que el ser humano, se maneja en la psicodinamia de por todos los medios evitar sentirse en un estado de displacer; lo cual se puede ver en los reactivos búsqueda de placer 40%; disminuir la ansiedad 35%; y disminuir la depresión 30% (asociado a la psicopatología). Por otro lado, esta presente la necesidad de conformarse al grupo; lo cual, se puede ver en los reactivos imitación 30%; sentirse mayor 10%; y y aceptación social 50%. Estos resultados, son acordes con la investigación de Lara, R, G y col, 2007. La importancia del presente síndrome es que se da un deterioro importante desde el punto de vista clínico, el cual puede producir algún grado de discapacidad en los fumadores que dejan de fumar. Como se podrá apreciar los factores psicológicos y aspectos de su entorno social tienen un importante papel en el inicio y mantenimiento de la adicción a la nicotina.

En la tabla XIV, se refiere a los síntomas que presentan los sujetos en el síndrome de abstinencia; siendo los más importantes: irritabilidad 40%; ansiedad 40%; dificultad para concentrarse 40%; y disforico 35%. Los cuales, van a producir un malestar clínicamente significativo o deterioro laboral, social o de otras áreas importantes de la actividad del individuo, provocando algún grado de incapacidad (APA, 1994, DSM – IV). El presente estudio confirma el estudio de Lara, R, G, 2007.

Como se podrá ver, es necesario a apostar a la prevención; la cual, por desgracia, no existe una cultura de prevención en nuestro País, y por ende, en nuestra Universidad. Esto cobra importancia, si se toma el hecho del fuerte bombardeo de publicidad que existe por parte de los medios masivos de comunicación y la presión social a la cual se enfrentan los adolescente, la mujer, y el adulto joven.

Es menester que los Programas de Prevención y Tratamiento contra la Adicción a la Nicotina, constituya una guía y un compromiso de trabajo por parte de la Universidad, para poder crear una respuesta integral, e iniciativas propuestas por parte de las Facultades de: Medicina, Estomatología, Enfermería, Psicología y Antropología. Y obviamente el Hospital Universitario de Puebla. Lo anterior con el fin de ofrecer a la población universitaria Programa de Prevención Interuniversitario; así como, tratamientos accesibles de atención a los fumadores y finalmente, de una forma holística de contribuir a conservar y mejorar el estado de salud de los universitarios; lo cual, queda abalado por los estudios de Ponciano, y Morales, R. M., 2007; Torrecillas y col, 2001. Un elemento importante, que se debe especificar que si el personal de la Salud no fuman, influye para lograr cambios positivos de los niveles de adicción a la nicotina en los pacientes (Verona, y col, 2000). Quizás en un futuro cercano se pueda tomar por nuestra Institución la modalidad a nivel nacional e internacional más utilizada para ayudar a los fumadores a liberarse de la adicción al tabaco: las clínicas Contra el Tabaquismo (Ponciano, R, G; Morales, R, A, 2007; Guiza, C, V, y col, 2005). Quizás resulte necesario que se plantee el desarrollo de acciones y estrategias en el ámbito legislativo universitario.

En el programa de prevención, se debe hacer énfasis se maneje en tres aspectos: 1) establecer una cultura anti tabaco en la curricula de todas las carreras y preparatorias de la Universidad tal y como ocurre en todas las Facultades Médicas de la República Checa y de otros Países Europeos (Bánóczy, J y Squier, C, 2007). La realización de campañas sistematizadas para crear conciencia mediante los posters, trípticos, y conferencias. Finalmente crear políticas dentro de la institución para crear un ambiente libre de nicotina y otros derivados del consumo de cigarrillos; él cual, debe estar acorde con el Convenio Marco de la OMS para el control del tabaco (OMS, abril, 2003).

No se puede discutir que la adicción a la nicotina, el cual tiene un porcentaje de 58%; lo cual, nos da una evidencia claramente objetiva que la presente adicción se encuentra muy desarrollada en el interior de nuestra Institución, ya que se encuentra muy por encima de la media Nacional; la cual es de 30.2% (ENA, 2002). Y facultades de Ciencias Sociales de nuestra Institución 45% (Valderrama, 2008)

Bibliografía

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