La Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital Niño Jesús apunta el apoyo familiar como herramienta fundamental en la atención al paciente con anorexia.

La anorexia es un trastorno alimentario que tiene, en algunos casos, un origen probable en factores genéticos. Pero si no aparecen conductas de riesgo como son las dietas y complejos con el propio cuerpo es difícil que se padezcan trastornos en la alimentación. Los factores sociales siguen siendo el vehículo que explica la aparición de la anorexia.



En su tratamiento los mejores resultados se consiguen cuando se incorpora a toda la familia a la terapia. Para Gonzalo Morandé, jefe de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital Niño Jesús de Madrid, lo primero que el núcleo familiar tiene que hacer es ver al enfermo es que existe un problema y acudir al médico de familia.



El tratamiento se puede realizar de varias maneras: reuniones con toda la familia; sólo con los padres y los hermanos; en espacios separados; por una parte los afectados, por otra los padres, o paralelamente. En todos los casos hay que ayudar a la familia a superar el sentimiento de culpabilidad, que tienen, aunque nadie lo quiera afirmar abiertamente.



Pese a que los casos han aumentado, la proporción entre pacientes varones y mujeres sigue siendo la misma: uno a nueve. La Unidad de Trastornos Alimentarios del Niño Jesús ha tratado en los últimos 20 años a más de 140 chicos, que son escasos en comparación con las más de 2.000 chicas que ha atendido el servicio.