Carta al Editor
Dada la situación atroz a la que estamos llegando y los bombardeos publicitarios que envían mensajes acerca de una realidad humanamente utópica, me he permitido hacer unas reflexiones sobre el panorama actual en cuanto a los cánones de belleza dominantes y sus nefastas consecuencias.
Y es que el modelo actual de belleza que propugna el mundo de la moda está asociado a una extrema delgadez que puede causar, y de hecho causa, graves problemas de salud. Los principales aludidos esquivan responsabilidades: Es una enfermedad demasiado seria como para atribuirla a que los diseñadores lancemos determinadas imágenes. No tenemos tanto poder (Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores, refiriéndose a la anorexia nerviosa). Resulta que cada uno de nosotros es responsable del problema, en tanto en cuanto constituimos la audiencia de los medios televisivos que nos están enviando continuamente mensajes sobre un ideal del ser humano que llega a deshumanizarlo, puesto que en absoluto se ponen de relieve los valores constitutivos de un ser digno de admiración. En su lugar se han llegado a crear programas tales como Supermodelo 2006, un claro ejemplo de las actuales tendencias espurias, totalmente alejadas del conjunto de valores definitorios de lo verdaderamente admirable en la persona. Así analizando someramente el contenido de lo transmitido en este programa, nos encontramos al instructor para el desfile que grita frases tales como:
no quiero ver ni un fallo, ni uno
yo me muero, con un fallo así delante de todos
, lo que puede suscitar a la chica a la que se dirige sentimientos de minusvalía generalizada:
no tengo ningún problema en admitir que soy la peor. Resulta que las chicas que participan en este casting cumplen el perfil de personalidad perfeccionista, con un alto nivel de autoexigencia y, por tanto, también con tendencia a cierta dificultad para el control de ellas mismas y afán por destacar frente a los demás:
me siento importante y famosa
. Además resulta intolerable un mínimo error, ya que esto puede ser razón de expulsión en tal programa. Se propicia así un caldo de cultivo que lleva a la autodestrucción a través de un reto de control generalizado y, por tanto, susceptible de extenderse a la alimentación.
Así durante este, mi último año de formación como médico especialista en psiquiatría, he compartido experiencias de verdadero sufrimiento con chicas de diversas edades con un nivel de extrema autoexigencia, que rebasa ya la naturaleza humana. Estas chicas, en su inmensa mayoría con una historia dramática en sus vidas, son las víctimas de los caprichos inhumanos de un mundo capitalista y hedonista, que las explota y acaba por precipitar en ellas un grave problema de salud, que llegan a incorporar como un problema con ellas mismas. Aparece un proceso que las lleva a un suicidio paulatino a través de un profundo y largo sufrimiento para el que resulta difícil encontrar un consuelo inmediato. De esta manera, se han registrado tasas de prevalencia recientes de trastornos de alimentación (anorexia/bulimia) en torno al 2% en la población femenina y algunos estudios alertan que el 10% de los casos terminan en fallecimiento.
Frente a esto resulta alentador comprobar que parte del mundo no hace oídos sordos a este problema. El pasado mes de septiembre el gobierno autonómico madrileño hizo posible que la Asociación de Creadores de Moda de España adquiriera un compromiso de transmitir una imagen de belleza y salud extensible a la pasarela internacional. Pese a todo, esta iniciativa no quedó inmune de polémicas suscitadas por diversos diseñadores y otros profesionales de la moda.
Con esto, ¿adónde iremos a parar? Ya no cabe un mundo real ni un ser humano como tal, sino que tenemos que pugnar por un ser artificioso en el que no hay lugar para la más mínima imperfección, auque esto nos lleve a la destrucción de lo naturalmente humano.