Eutimizantes en el embarazo: Lamotrigina
La lamotrigina (LTG) debe su síntesis a la búsqueda de nuevos antagonistas del ácido fólico, en un intento por crear nuevos antiepilépticos. El ácido fólico tiene capacidad proconvulsivante, por lo que el razonamiento es que las moléculas que lo antagonicen tendrán una acción antiepiléptica. A partir de un antifólico conocido, la pirimetamina, se sintetizaron varias moléculas, entre ellas la LTG, que mostró acción anticomicial en modelos animales pese a ser un débil inhibidor de la dihidrofolato reductasa. Su salto al tratamiento del Trastorno Bipolar (TAB) se debió a la tradición de utilizar anticonvulsivantes en el TAB y a su potente efecto anti-kindling. A su uso como eutimizante contribuyó también la hipótesis de que su bloqueo de los canales del sodio, con efecto secundariamente antiglutamatérgico1 pudiera ser útil. Sucesivos estudios clínicos demostraron que aunque no es eficaz en la manía aguda2, es más efectiva que el placebo para prevenir episodios depresivos, y con menos efectos secundarios que el litio3.
El metabolismo de la LTG por glucuronidación da lugar a un metabolito inactivo. Aunque tiene menos interacciones enzimáticas que otros antiepilépticos, su vida media se reduce en combinación con carbamazepina o fenitoína. A su vez, la LTG prolonga la vida media del 10,11-epóxido, metabolito activo y problemático de la CBZ4. Sin embargo, la interacción más relevante es con ácido valproico (VPA), un producto que aumenta mucho la vida media de la LTG, por lo que al combinar ambas moléculas debe incrementarse lentamente la dosis de LTG para minimizar el riesgo de rash y sus complicaciones más graves. La LTG, por su parte, reduce significativamente (25%) la concentración de VPA5. La sertralina puede retrasar el metabolismo de LTG, pero sin significación clínica6.
Las modificaciones hormonales del embarazo incrementan la glucuronidación, con lo que el aclaramiento de la LTG se acelera y desciende la concentración plasmática7. El aclaramiento puede aumentar hasta un 330% a lo largo del embarazo, haciendo necesario un incremento medio del 250% en la dosis8. Tras el parto se reduce rápidamente el aclaramiento y los niveles de LTG aumentan en las primeras semanas del puerperio9.
Se ha estimado una tasa de malformaciones de hasta el 4,6%, con especial incidencia de hendidura palatina y labio leporino10, sobre todo a dosis altas11. Recientemente se ha cuestionado la asociación con hendidura palatina12. En la actualidad la impresión es que la LTG es un medicamento más seguro de lo inicialmente intuido13, y de hecho se descarta que la exposición intraútero se asocie a hendidura palatina14. No se ha identificado ninguna secuela en el desarrollo neuropsicológico. Se han comunicado casos de hepatotoxicidad neonatal transitoria15,16.
Lactancia
Se ha descrito un cociente leche/plasma muy variable, así como concentraciones plasmáticas en el lactante más elevadas que para otros anticonvulsivantes, con dosis relativas en el lactante en torno al 9-18%17,18. Aunque en la bibliografía disponible son escasos los efectos adversos significativos, se ha comunicado ocasionalmente elevación transitoria de las transaminasas19, rash cutáneo intermitente20, un caso severo de apnea y cianosis en el lactante asociado a dosis maternas elevadas (850 mg/día)21, y existe asimismo riesgo teórico asociado de Síndrome de Stevens Johnson, todo lo cual limita su uso durante la Lactancia Materna (LM).
Recomendaciones
La LTG parece el eutimizante más seguro en el embarazo, aunque su perfil no es perfecto, ya que es selectivamente eficaz en la prevención de los episodios depresivos. Sin embargo, esta capacidad puede hacerlo útil en una descompensación depresiva al final del embarazo o en el puerperio22. Igualmente, podría ser una alternativa cuando se opte por suspender el litio con motivo del embarazo23. Su aclaramiento, cambiante a lo largo de la gestación, obliga a un incremento significativo de dosis en fases avanzadas del embarazo, que ha de combinarse con la necesidad de no emplear dosis elevadas a destiempo. Aunque a la luz de la reciente conclusión de que la LTG no se asocia a hendidura palatina, esta recomendación puede ser superflua, se ha propuesto no superar la dosis de 200 mg/d hasta el tercer trimestre24, dado que el paladar y el labio se cierran en el segundo trimestre y es justamente en este momento se acelera extraordinariamente el aclaramiento de la molécula. Asimismo, a partir del incremento de dosis se propone realizar determinaciones mensuales de niveles25. Una vez producido el parto se reduce el reducirse el aclaramiento, por lo que deberán utilizarse las dosis habituales antes del embarazo con el fin de evitar secundarismos. La determinación de niveles séricos puede ayudar a establecer el ritmo de la vuelta a la dosis previa a la gestación.
Tras una valoración individualizada del cociente riesgo/beneficio podría plantearse compatibilizar el tratamiento materno con LTG y la LM en lactantes sanos, a término, con dosis maternas no superiores a 200 mg/día y con una estrecha monitorización de efectos secundarios y concentraciones plasmáticas en el lactante26.
Eutimizantes y embarazo
Como cierre de esta serie dedicada a los eutimizantes hay que recordar que gran parte de estos productos son antiepilépticos y que neurólogos y psiquiatras difieren en el modo en que emplean estos medicamentos. Si bien los neurólogos contemplan su uso en el embarazo y la lactancia, los psiquiatras son más conservadores y tienen muy presentes las complicaciones malformativas o la evolución a largo plazo de la persona expuesta al fármaco intraútero27. Dejando al margen los antipsicóticos, sobre cuyos riesgos y cualidades en el embarazo existe abundante información que se sintetizará en otro momento, queda el recurso al litio, un fármaco en torno al cual existieron serias cautelas que a la luz de la bibliografía reciente hay que cuestionar. Precisamente por ello, resumen Bergink y Kushner (2014)28, los datos procedentes de la investigación “sugieren que el litio debería ser el tratamiento de elección en el tratamiento preventivo de la mayor parte de los pacientes con TAB, incluidas las mujeres en edad reproductiva”.
Bibliografía
1.- Weisler RH, Calabrese JR, Bowden CL, y cols. Discovery and development of lamotrigine for bipolar disorder: a story of serendipity, clinical observations, risk taking, and persistence. J Affect Disord 2008; 108: 1-9 [Abstract].
2.- Goldsmith DR, Wagstaff AJ, Ibbotson T, y cols. Lamotrigine: a review of its use in bipolar disorder. Drugs 2003; 63: 2029-50 [Abstract].
3.- Sajatovic M, Gyulai L, Calabrese JR, y cols. Maintenance treatment outcomes in older patients with bipolar I disorder. Am J Geriatr Psychiatry 2005; 13: 305-11 [Abstract].
4.- Rambeck B, Wolf P. Lamotrigine clinical pharmacokinetics. Clin Pharmacokinet 1993; 25: 433-43 [Abstract].
5.- Anderson GD, Yau MK, Gidal BE, y cols. Bidirectional interaction of valproate and lamotrigine in healthy subjects. Clin Pharmacol Ther 1996; 60: 145-56 [Abstract].
6.- Christensen J, Sandgaard AP, Sidenius P, y cols. Lack of interaction between sertraline and lamotrigine in psychiatric patients: a retrospective study. Pharmacopsychiatry 2012; 45: 119-21 [Abstract].
7.- Polepally AR, Pennell PB, Brundage RC, y cols. Model-based lamotrigine clearance changes during pregnancy: clinical implication. Ann Clin Transl Neurol 2014; 1: 99-106 [Texto completo]
8.- Fotopoulou C, Kretz R, Bauer S, y cols. Prospectively assessed changes in lamotrigine-concentration in women with epilepsy during pregnancy, lactation and the neonatal period. Epilepsy Res 2009; 85: 60-4 [Abstract]
9.- Deligiannidis KM, Byatt N, Freeman MP. Pharmacotherapy for mood disorders in pregnancy: a review of pharmacokinetic changes and clinical recommendations for therapeutic drug monitoring. J Clin Psychopharmacol 2014; 34:244-55 [Texto completo]
10.- Tomson T, Battino D. Teratogenic effects of antiepileptic medications. Neurol Clin 2009; 27: 993-1002 [Abstract].
11.- Morrow J, Russell A, Guthrie E, y cols. Malformation risks of antiepileptic drugs in pregnancy: a prospective study from the UK Epilepsy and Pregnancy Register. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2006; 77: 193-8 [Texto completo].
12.- Bromley RL, Mawer GE, Briggs M, y cols. The prevalence of neurodevelopmental disorders in children prenatally exposed to antiepileptic drugs. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2013; 84: 637-43 [Texto completo].
13.- Campbell E, Kennedy F, Russell A, y cols. Malformation risks of antiepileptic drug monotherapies in pregnancy: updated results from the UK and Ireland Epilepsy and Pregnancy Registers. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2014; 85: 1029-34 [Abstract].
14.- Dolk H, Wang H, Loane M, y cols. Lamotrigine use in pregnancy and risk of orofacial cleft and other congenital anomalies. Neurology 2016; 86: 1716-25 [Texto completo].
15.- Meador KJ, Baker GA, Finnell RH, y cols. In utero antiepileptic drug exposure: fetal death and malformations. Neurology 2006 8; 67: 407-12 [Texto completo].
16.- Galbally M, Snellen M, Walker S, Permezel M. Management of antipsychotic and mood stabilizer medication in pregnancy: recommendations for antenatal care. Aust NZ J Psychiatry 2010; 44: 99-108 [Abstract].
17.- Newport DJ, Pennell PB, Calamaras MR, y cols. Lamotrigine in breast milk and nursing infants: determination of exposure. Pediatrics 2008;122: e223-31 [Abstract].
18.- American Academy of Pediatrics. The transfer of Drugs and Therapeutics Into Human Breast Milk: an update on selected topics. Pediatrics 2013;132; e796 [Texto completo].
19.- Precourt A, Morin C. Use of lamotrigine during breastfeeding: descriptive analysis of our population andreport of five cases of premature neonates. Breastfeed Med 2011;6 (Suppl 1):S-18.
20.- Wakil L, Epperson CN, Gonzalez J, y cols. Neonatal outcomes with the use of lamotrigine for bipolar disorder in pregnancy and breastfeeding: a case series and review of the literature. Psychopharmacol Bull 2009; 42: 91-8 [Abstract].
21.- Nordmo, E., Aronsen, L., Wasland, K. Severe apnea in an infantexposed to lamotrigine in breast milk. Ann Pharmacother. 2009; 43: 1893-1897 [Abstract].
22.- Tillery EE, Tonet RL, Trahan CA. Oh baby! A review of mood stabilizers for bipolar disorder in the child-bearing woman. Ment Health Clin [Internet] 2013; 3: 61-70 [Texto completo]
23.- Newport DJ, Stowe ZN, Viguera AC, y cols. Lamotrigine in bipolar disorder: efficacy during pregnancy. Bipolar Disord 2008; 10: 432-6 [Abstract].
24.- Sabers A, Tomson T. Managing antiepileptic drugs during pregnancy and lactation. Curr Opin Neurol 2009; 22: 157-61 [Abstract].
25.- Patsalos PN, Berry DJ, Bourgeois BFD, y cols. Antiepileptic drugs - best practice guidelines for therapeutic drug monitoring: a position paper by the subcommission on therapeutic drug monitoring, ILAE Commission on Therapeutic Strategies. Epilepsia 2008; 49: 1239-76 [Abstract].
26.- Merlob P, Schaefer C. Antiepileptics. En: C Schaefer, P Peters, R Miller. Drugs during pregnancy and lactation. Treatment options and risk assessment. London: Elsevier 2015; 734-735.
27.- Viguera AC, Cohen LS, Whitfield T y cols. Perinatal use of anticonvulsants: differences in attitudes and recommendations among neurologists and psychiatrists. Arch Womens Ment Health 2010; 13: 175-8 [Abstract].
28.- Bergink V, Kushner SA. Lithium during pregnancy. Am J Psychiatry 2014; 171: 712-5 [Texto completo].
Juan Medrano Albéniz. Psiquiatra. Comarca Ezkerraldea. Red de Salud Mental de Bizkaia y Maider Prieto Etxebeste. Psiquiatra. Hospital de Zamudio. Red de Salud Mental de Bizkaia.
Osakidetza