Pineda-Albaladejo JM. Psicologia.com. 2015; 19:8
Artículo original
Del amoralismo académico a la deshonestidad científica
Juan Manuel Pineda-Albaladejo1
Resumen
Desde primeros del siglo XXI se vislumbra un ensalzamiento de la mediocridad que ha dado
lugar a una falta de valores morales sociales y personales. Se nos plantea el reto de reflexionar
hasta qué punto la ciencia está libre de actos deshonestos, desde los aspirantes a investigadores
hasta dentro del propio corpus académico.
Palabras claves: Ciencia, Plagio, Deshonestidad, Académicos
Abstract
Since the beginning of the XXI century sees an exaltation of mediocrity that has led to a lack of
social and personal moral values. It challenges us to reflect how science is free of dishonesty
from aspiring to research within the academic corpus itself.
Keywords: Science, Plagiarism, Dishonesty, Academic
Recibido: 28/10/2014 Aceptado: 29/10/2014 Publicado: 24/06/2015
* Correspondencia: mippeland@gmail.com
1 Máster Psicología de la Salud y Práctica Clínica - Doctorando en Psicología Clínica Social y de la Salud.
Universidad Católica de Murcia (UCAM)
Psicologia.com ISSN: 1137-8492
© 2015 Pineda-Albaladejo JM
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Introducción
Ya en el siglo XIX se cifraba la norma de la conducta como algo independiente del bien y del mal
moral según Stimer y Nietzche. La negación de cualquier obligación o sanción dio lugar al
principio filosófico llamado amoralismo. Relacionado con concepciones vitalistas en filosofía,
contractualistas en el derecho, y voluntaristas en política, esta forma de moral alterna rechazaba
cualquier creencia que implicara tradiciones, costumbres, leyes, creencias que fueran plausibles
de imposición, valorando la conducta y las normas basadas solamente en la voluntad de las
existencias humanas, por lo que se encuentra en filosofías egoístas, existencialismo, o en la
llamada filosofía del absurdo (Camús, 2002). Cuando la necesidad a la que el hombre se siente
arrastrado de modo natural en la búsqueda del binomio causa-efecto se desvanece, se pone en
tela de juicio, aparece la absurdidad y el desencanto, donde todo el contexto vital está
desprovisto de cualquier fundamento. Es por ello, que todo es válido y relativo aún improbable,
ejerciendo un nihilismo existencial donde la vida carece de sentido, significado, propósito
objetivo, o valor intrínseco.
Etiología que provocan conductas manifestadas en muchos ámbitos, entre ellos el académico, y
por fruto, la denominada deshonestidad científica.
1. Sincretismo científico
El término "sincretismo" era empleado por Plutarco para indicar la unión de los cretenses ante
un enemigo común. Era un fenómeno típico conciliación y de trasvase de conocimientos y
sistemas doctrinales heterogéneos hasta un corpus hermeticum.
En la historia de la Psicología hemos asistido a la evolución de las diferentes escuelas,
perspectivas, paradigmas, que si bien al principio parecían ser irreconciliables, con el tiempo
han llegado a aunar sus aportaciones, conformando nuevas y mejores terapias aplicadas
empíricamente, con alta evidencia científica. Un ejemplo claro lo tenemos en la escuela
conductista y cognitivista que han aunado esfuerzos y posturas para crear las terapias más
usadas en la actualidad como son la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), la Terapia Racional
Emotiva Conductual (TREC), o incluso la aportación de técnicas orientales, llamadas de tercera
generación, como el Mindfulness.
De hecho, el campo de la ciencia de la conducta y del comportamiento está abriendo líneas de
investigación a través de la Psicología Positiva, en disciplinas que en otro tiempo sería
impensables, como los desarrollos de la inteligencia múltiple, intelectual, emocional y espiritual,
así como el desarrollo de los conceptos de realidad y conciencia desde la teoría cuántica. Un
espíritu científico holístico no exento de revisión que constate su validez y fiabilidad, desde el
lícito escepticismo científico o racional, basados en el pensamiento crítico. Y todo ello desde el
estricto esquema inductivo-deductivo (cf. Fig. 1.), y en orden a la aplicación, prevención, y
tratamiento de las patologías mentales desde sus diferentes niveles de actuación jerárquica
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Figura 1. La capacidad de explicar y predecir.
Fuente: Chalmers (1987)
2. La búsqueda de la verdad
En 1984, el científico Peter B. Medawar, Premio Nobel de Medicina en 1960 compartido por sus
estudios sobre trasplantes de tejidos y su reacción en el sistema inmunitario, declaraba que
tanto la falsificación, como el plagio o la alteración de datos, ya no eran en sí actos censurables
sino aún más, intrínsecamente contrarios a la esencia de la investigación. En la búsqueda de la
verdad no cabe otro marco que la honestidad y la rigurosidad metodológica para paliar la
llamada "mala conducta de la ciencia".
El fraude o mala conducta científica, esto es, toda acción deliberada que atenta contra la
credibilidad de los informes científicos, no es nada nuevo a lo largo de la historia. Cuando
observamos que entre la ciencia existe el llamado "efecto de agujero negro" (cf. Tabla 1.), se
disipa la ilusión del científico imaginado entre legajos, en laboratorios de ensayo, o entre
equipos de trabajo en búsqueda de resultados que demuestren validez y fiabilidad a las hipótesis
planteadas. El científico pierde la objetividad, y prioriza más el interés económico de ciertas
instituciones, la oportunidad de buscar fama y renombre, o el enriquecimiento por la venta de
manuales best-seller. Todo ello en detrimento de la propia búsqueda de la verdad y de la asepsia
investigadora.
3. Autoría y contenido de los artículos científicos
Según los criterios establecidos por el Comité de editores de revistas biomédicas (Grupo de
Vancouver), el autor o coautores deben cumplir tres criterios: 1. Concebir y diseñar, adquirir los
datos, su análisis e interpretación. 2. Escribir o revisar el ensayo científico en su contenido
intelectual. Y 3. Aprobar la versión final, estando capacitado para defender su contenido.
Obviamente, no se puede, igualmente, participar como co-autor por la sola participación o
supervisión de los fondos de investigación, toma de datos o análisis no determinantes, o
traducción del mismo. Hecho éste último que sí que debe aparecer en un sub-apartado concreto,
pero no como co-autor. El co-autor o los co-autores deben ser capaces de defender la totalidad
de la investigación, habiendo descrito la parte de la misma de la que son responsables. La
práctica de considerar co-autores a sujetos que no han participado activamente en la
investigación, con el ánimo de aumentar su curriculum vitae, se consideraría anti-ético de cara
a la ciencia. La vía alternativa y ética pasa por calificar a dichos sujetos como colaboradores o
contribuyentes con la aportación de sus colectas o análisis rutinarios.
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Tabla 1. Fraudes científicos más frecuentes
Fabricación o invención
de datos
Metodologías falsas.
Sustitución, omisión de datos.
Manipulación imágenes.
Invención experimental.
Plagio
Apropiación ajena.
Copia total o parcial.
No acreditación de autor.
Alteración
resultados/conclusiones
Selección parcial de datos.
Sesgo de selección de pruebas
estadísticas.
Omisión de bibliografía contraria al
autor.
Interpretación de conveniencia.
Autoría
Publicación múltiple en diferentes
medios/idiomas.
Autor fantasma u honorario.
Exclusión de coautores.
Fuente: Extraído de Hernández-Chavarría (2007)
Destacar que en relación al fraude, existe el ejercicio de retracto o revocación, el cual supone la
eliminación de la publicación suscrita y del fondo electrónico de meta-buscadores, asumiendo
que no se debió publicar, atendiendo ya sea a fraude localizado o, simplemente, a errores de la
información no calificables como fraude en sí mismos. Otra cosa distinta es un ensayo científico
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que es falseado en su réplica o incluso que da lugar a artículos de revisión. Ejercicio que supone
el lícito derecho de la ciencia en pos de la veracidad de lo que se concluye y discute.
Conclusión
Llegamos a la conclusión de que la mejor opción para afrontar la deshonestidad científica, es
dotar y fortalecer la ética y la moral desde el hogar y desde la propia escuela primaria,
subrayando que aún en las pequeñas trivialidades, cualquier actitud de ese tipo, mina los
cimientos de cualquier acto humano a posteriori. Cita Del Águila (2004) que "el pensamiento es
virtud, la virtud es idéntica a la felicidad, nadie es malo voluntariamente, el mal es producto de
la ignorancia". Desde la defensa ontológica y epistemológica de nuestro derecho al bien propio y
común, no resta sino no caer en nuestra propia debilidad teórica para evitar alimentar la
debilidad moral. No todo es lícito y las reglas están para ajustarnos en un marco plausible,
metodológico, y veraz. De lo contrario, caería la ciencia en un acomodamiento falaz propio del
relativismo imperante. Una ciencia amoral y deshonesta.
Referencias
Camus, A. (2002). El mito de Sísifo. Ensayo sobre el absurdo. Editorial Losada.
Chalmers, A. F., Máñez, P. L., Sedeño, E. P., y Villate, J. A. P. (2000). ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Siglo
XXI de España.
Del Águila, R. (2004). Sócrates furioso: el pensador y la ciudad. Madrid: Anagrama.
García-Celay, I. M. (2006). Vino nuevo en odres viejos o la Metodología de un científico deshonesto. Anuario de
psicología, 37(1-2), 75-80.
Hernández-Chavarría, F., y Verne, J. (2007). Fraude en la autoría de artículos científicos. Rev Biomed, 18, 127140.
Schulz, P. C., y Katime, I. (2003). Los fraudes científicos. Revista Iberoamericana de Polímeros, 4(2), 1-90.
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Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):
Pineda-Albaladejo JM. Del amoralismo académico a la deshonestidad científica. Psicologia.com
[Internet]. 2015 [citado 24 Jun 2015];19:8. Disponible en:
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