Desde que se publicaron los Criterios de Harvard (1968) la muerte encefálica ha sido analizada de forma muy heterogénea según la concepción teológica, filosófica o científica que se tenga del mundo y es de interés en la formación de psiquiatras, psicólogos y neurocientíficos en general el conocimiento de esta entidad. En el presente trabajo se realiza un recorrido histórico de los múltiples criterios. Se hace énfasis en el diagnóstico clínico de la muerte encefálica como cese irreversible de las funciones de todo el encéfalo, entendiéndose como tal los hemisferios cerebrales, el tallo y el cerebelo. Se analizan los métodos confirmatorios de diagnóstico, es decir, pruebas que evalúan la función neuronal como el electroencefalograma, los potenciales evocados multimodales y el electroretinograma y pruebas que evalúan el flujo sanguíneo cerebral como la arteriografía de los cuatro vasos, el angiograma cerebral por sustracción digital (arterial o venosa), angioganmagrafía cerebral con radiofármacos capaces de atravesar la barrera hematoencefálica intacta y la sonografía doppler transcraneal. Se realiza el diagnóstico diferencial con otras alteraciones de conciencia como el estado vegetativo persistente, el estado de mínima conciencia, el síndrome de enclaustramiento y el coma, así como otras entidades como el mutismo acinético, la abulia, el síndrome de muerte hipotalámico hipofisario, la hipotermia, el Síndrome de Guillain Barré, la catatonia, la narcolepsia y la intoxicación por antidepresivos tricíclicos entre otros. Se plantea la experiencia de Cuba con la Resolución 90 del Ministerio de Salud Pública publicada en la Gaceta Oficial donde se norma todo lo establecido al respecto.
Diagnósticos clínico y diferencial de la muerte encefálica.
Ricardo Hodelín Tablada
Fecha Publicación: 01/03/2012