REVISTA ELECTRÓNICA DE PSIQUIATRÍA
Vol. 3, No. 4, Diciembre 1999
ISSN 1137-3148
Esquismogénesis. Un concepto sistémico
transdisciplinar aplicado en psiquiatría
Mauro García Toro*, Alicia González
Guillén*, Juan Antonio Talavera Martín**
* Complex Hospitalari de Mallorca. Hospital
Psiquiàtric (Palma de Mallorca).
** Departamento de Psicología Social y
Metodología. Universidad Autónoma. Madrid.
Correspondencia:
Mauro García Toro.
Complex Hospitalari de Mallorca.
Hospital Psiquiàtric.
07003 Palma de Mallorca (Illes Balears). España.
E-mail: magato@intersalud.es.
ARTÍCULO ESPECIAL
[Resumen]
1. Homeostasis, homeodinamia y
esquismogénesis
2. Homeostasis, homeodinamia y
esquismogénesis en la sociedad y en la
naturaleza
3. Esquismogénesis en la familia
4. Esquismogénesis en la mente
5. Esquismogénesis en el cuerpo humano
6. Conclusiones
Referencias bibliográficas
"Redúzcase un fenómeno a partes cada vez más simples, hasta las que admiten ecuaciones
de solución exacta y única (lineales), y recompóngase luego por suma". Escohatado resume
así el objetivo del método analítico (1), para apresurarse a advertir; "lo aislado o desatado se
ha hecho más calculable, pero guarda tanta relación con el fenómeno original, como un
animal vivo y otro disecado". Sin embargo, se podría argumentar que estudiando animales
disecados, homo sapiens incluido, se ha conseguido mucha información para intervenir
terapéuticamente sobre los vivos, y que negar los logros en medicina del paradigma científico
tradicional (basado en la causalidad unidireccional y la resolución en unidades estáticas
elementales) sería tan injusto como insensato.
La pregunta es para nosotros: ¿hay alternativa útil al pensamiento analítico para comprender
la salud y enfermedad mental? Ludwig Von Bertalaffny, responde afirmativamente en su
Teoría General de Sistemas, en la que propone un paradigma científico complementario al
actualmente imperante (2). Consiste en estudiar los organismos como totalidades dinámicas
organizadas. Este empeño ciertamente no es nuevo, como sugieren dos antiguos y conocidos
lemas filosóficos: "el todo es mayor que la suma de las partes" (Aristóteles) y "todo fluye"
(Heráclito). Estas son también las ideas que manejaba Hipócrates en su propuesta fundante
de la medicina científico-natural: el organismo es un todo integrado que enferma cuando se
desequilibran sus relaciones con el medio y entre sus componentes.
Vamos a hacer nuestros en este trabajo los objetivos del Programa de la Sociedad para la
Investigación de los Sistemas Generales (3), y que son una invitación a la
transdisciplinariedad:
1. Investigar la isomorfia que presenten conceptos, leyes y modelos en varios
campos de estudio, y facilitar trasferencias útiles entre un campo y otro.
2. Impulsar el desarrollo de modelos teóricos adecuados en aquellas esferas
donde falten.
3. Minimizar la duplicación de esfuerzos en las diferentes disciplinas.
4. Promover la unidad de las ciencias mejorando la comunicación entre
especialistas.
Los conceptos desarrollados en este texto han sido ya usados en distintas áreas científicas,
aunque a menudo con otros nombres. Creemos no obstante que es importante señalar su
isomorfismo, y hacerlo con los mismos términos para contribuir a la claridad. Como se ha
sugerido jocosamente, los científicos a menudo prefieren usar el cepillo de dientes de uno de
sus colegas antes que uno de sus conceptos, inventándose otro de forma injustificada, y
contribuyendo a la "babelización" de la ciencia.
1. Homeostasis, homeodinamia y esquismogénesis
Antes de abordar los conceptos de homeostasis, homeodinamia y esquismogénesis, vamos a
mencionar el concepto de retroalimentación, realimentación o feed-back, subyacente (4).
Aunque descrito con anterioridad, la importancia fisiológica del término retroalimentación
alcanzó una gran popularidad gracias al libro de Norbert Wiener, Cybernetics (5). Weiner la
definió, siguiendo los pasos de otras ciencias, como un método para controlar un sistema,
reintroduciendo los resultados de su desempeño. Si este proceso conduce a contrarrestar la
desviación en el sistema ante el impacto de una perturbación hablamos de retroalimentación
negativa que permite la estabilidad; pero si se amplifica la desviación, la retroalimentación es
positiva y favorece el cambio. La retroalimentación negativa es autocorrectora (p.e: un
termostato, "cuanto más calor menos calefacción") y la retroalimentación positiva es
autorreforzadora (p.e: " cuanto más grande es la bola de nieve que baja por una ladera más
nieve arrastra, y a su vez más cambia el paisaje").
El concepto de homeostasis fue propuesto a partir de la comparación entre la regulación de
la máquina de vapor y los organismos. Sin embargo, la homeostasis implica la capacidad de
corregir las desviaciones en el comportamiento del sistema por el predominio de
retroalimentación negativa, y supone un equilibrio estático, un estado mas bien estacionario,
ideal para el funcionamiento de las máquinas que deben trabajar siempre en las mismas
condiciones. Por el contrario, los sistemas vivos se caracterizan por su plasticidad y
capacidad de modificar su estructura y funcionamiento basándose en una "transitoria"
retroalimentación positiva, propiedad que Maruyama denominó morfogénesis (4).
Homeodinamia es la capacidad de un sistema para amortiguar las perturbaciones que le
llegan sin desestabilizarse, y al mismo tiempo poder usarlas para cambiar adaptativamente
-aprender-. Se precisa para ello de un suficiente equilibrio entre retroalimentación positiva y
negativa para conciliar adaptativamente las tendencias a la homeostasis y a la morfogénesis.
La tercera posibilidad se produce cuando las interacciones estimulatorias que se ponen en
marcha en el sistema son desproporcionadamente mayores que las inhibitorias. Aparecen
entonces curvas de retroalimentación positiva que se amplifican sin que puedan moderarse
suficientemente por retroalimentación negativa, hasta llegar al descontrol en el sistema y su
fragmentación, lo cual se ha denominado esquismogénesis. Por tanto, un sistema al ser
perturbado puede responder de tres formas diferenciadas (ver fig.1): resistiéndose al cambio
(respuesta homeostática), cambiando sin desestabilizarse (homeodinámica), o cambiando
descontroladamente (esquismogenética). Vamos a intentar clarificar estos fenómenos con
unos ejemplos en diferentes campos.
Fig 1. Un sistema puede ofrecer tres tipos de respuesta, en función de la proporción de
interacciones estimulatorias e inhibitorias en el área que recibe la perturbación.
2. Homeostasis, homeodinamia y esquismogénesis en la sociedad y en la
naturaleza
El término esquismogénesis lo acuñó Gregory Bateson, que fue sin duda un hombre
transdisciplinar; biólogo, antropólogo, cibernético y psicoterapeuta, heterodoxo y muy
creativo en todos estos campos. Lo usó para modelizar el funcionamiento de la tribu de los
Iatmul en su libro Naven (6). En él realizó un estudio antropológico de esta tribu de Nueva
Guinea, a la que definió como un pueblo orgulloso y soberano. Los Iatmul habitaban en
poblados divididos en clanes familiares muy complejos, que rivalizaban con frecuencia entre
sí entrando con facilidad en escaladas de hostilidad. Bateson se preguntó como un pueblo tan
belicoso, donde la agresividad era muy valorada socialmente, podía vivir unido. En otros
términos, cómo las tendencias a la disgregación (esquismogenéticas), podían compensarse
para conseguir la suficiente cohesión social (homeodinamia). El propuso que el control
inhibitorio necesario para moderar la retroalimentación autorreforzadora de la hostilidad se
conseguía a través de una ceremonia ritual denominada Naven, que se llevaba a cabo con
frecuencia y ante cualquier pretexto. En ella, todo el poblado participaba, intercambiándose
los roles, travistiéndose, y riéndose desenfadadamente unos de otros. Este ritual carnavalesco
constituía un contrapunto relajadoramente equilibrante de las tensiones habituales,
permitiendo al poblado restaurar un grado suficiente de armonía.
Una de las costumbres de los Iatmul que más llamó la atención de Bateson era la exhibición
en sus ceremoniales, colgando de su cuerpo, de cabezas disecadas de personas, cuyo número
era un indicativo del prestigio social del portador. Aunque conservaban los "trofeos", los
"cortadores de cabezas", tal como se les apodaba, ya habían abandonado esa propensión
homicida en los años 30, debido a la presión de la civilización. Podemos decir entonces que
los Iatmul no formaban una sociedad totalmente homeostática, en tanto que habían cambiado
algo sus costumbres a partir del contacto con otras culturas.
Los ecosistemas naturales también funcionan en un delicado equilibrio homeodinámico, que a
veces se rompe. Cuando un ecosistema es perturbado (por ejemplo, con la aparición de una
especie nueva) es frecuente que se de una respuesta homeostática (los animales no logren
hacerse un sitio en ese nicho ecológico y se extingan), o pueden introducirse en el hábitat de
forma armoniosa con las demás especies, pero también puede provocarse una respuesta
esquismogenética que destruya el ecosistema, condicionada por una proliferación
exponencial que no se logra moderar por algún control inhibitorio. Las catástrofes ecológicas,
como las plagas, podrían ser consideradas casos de esquismogénesis. Ponemos un ejemplo
que tuvimos ocasión de comprobar directamente en Tierra de Fuego, al sur de la bellísima
Patagonia argentina. A alguien hace unas décadas se le ocurrió introducir unas parejas de
castores traídos de Canadá. Pretendía que se reprodujeran para poder después comercializar
sus pieles y negociar con ellas. Sin embargo, al no ser el clima tan frío como su lugar de
procedencia, la piel de los castores era más fina y por tanto, inservible para comercializarla.
Resultó que en los bosques de Tierra de fuego no hay predadores naturales para los castores,
y al no haber nadie interesados en cazarlos crecieron de forma explosiva, desplazaron a las
especies autóctonas y destruyeron gran parte de los árboles, llegando a cambiar el curso de
los ríos con sus presas. Ahora, el gobierno da una recompensa a quien mate a estos animales,
pero hasta ahora no ha sido posible contener la invasión, que ha devastado áreas importantes
de los bosques.
3. Esquismogénesis en la familia
Gregory Bateson ha tenido una gran influencia en las bases teóricas de la terapia sistémica
(7), pero aquí sólo nos interesa explorar la aplicación de su concepto esquismogénesis a la
dinámica relacional de la familia. Lo haremos con la ayuda de un ejemplo inventado: en una
familia formada por dos padres y dos hijos, uno de ellos empieza a padecer crisis epilépticas.
La madre, adoptando el papel de cuidadora, interacciona de forma más intensa y frecuente
con ese hijo desvalido. Cuanto más asustado y desvalido está el hijo, más protectora se
muestra la madre y a la inversa. El padre y el otro hijo se las arreglan para que esta relación
más cercana pueda tener lugar, mientras los médicos estudian y controlan la epilepsia.
Posteriormente, las relaciones familiares pueden volver a ser similares a como eran antes.
Diremos entonces que ha tenido lugar una modificación relacional en la familia
(homeodinamia), que ha permitido una sana adaptación a la enfermedad. En cambio, si a
pesar de estabilizarse las crisis epilépticas y por tanto cesar la necesidad de supervisión
estrecha, madre e hijo afecto siguen involucrados en una relación simbiótica, podemos pensar
que fallan las interacciones inhibitorias; por ejemplo, el padre y el otro hermano no quieren o
no pueden interponerse entre ambos, por lo que se llega a una fractura funcional
(esquismogénesis). Hay dos miembros fusionados relacionalmente por un lado, y otros dos
que van por libre, además de un aumento del malestar en la familia, que a su vez puede
incluso empeorar la evolución de la epilepsia del hijo (8).
Así, el sistema familiar puede resultar disfuncional si hay procesos de retroalimentación
conductual positiva entre una parte de sus miembros que no están suficientemente moderados
e impiden una suficiente integración. También sería desadaptativa la situación contraria: que
ante el debut de las crisis epilépticas, la dinámica familiar fuera tan rígida (homeostática) que
impidiera cualquier intento de cambiar los patrones de relación para cuidar especialmente al
niño y facilitar la intervención médica.
4. Esquismogénesis en la mente
Se están utilizando ideas de la teoría de sistemas complejos para abrir nuevas perspectivas de
comprensión en modelos psicodinámicos de la mente, con resultados muy interesantes (9,10).
Nosotros utilizaremos en este trabajo el modelo cognitivo de Bower, que considera la mente
humana como una red asociativa de cogniciones y emociones que se condicionan
recíprocamente (11). Observamos retroalimentación autorreforzadora continuamente en los
pacientes y en nosotros mismos: cuanto más triste me siento más emergen de mi memoria
recuerdos de acontecimientos desgraciados de mi vida, que me ponen más triste. Por otro
lado, la retroalimentación negativa hace que cogniciones y emociones alternativas puedan ir
ganando terreno de forma flexible, al inhibir el reverberar en la consciencia de las previas.
Por ejemplo, si me siento triste, puedo intentar contrarrestarlo evocando circunstancias que
reconozco como positivas, lo que puede mejorar mi ánimo.
¿Donde situaríamos la esquismogénesis mental?. De nuevo tendría que ver con procesos de
realimentación positiva tan intensos y duraderos, que consigan ocupar a largo plazo la mente,
evitando rígidamente que otras cogniciones y emociones alternativas puedan activarse. Nos
encontramos así con el entristecimiento patológico (depresión) o el miedo patológico (fobia),
del que a continuación hablaremos, ayudados del esquema reseñado en la figura 2.
Fig 2. Una red asociativa de cogniciones y emociones tras ver una serpiente. Tomado de
Acosta (11).
Ante la perturbación que supone percibir una serpiente, mi mente reacciona con una
activación recíproca de sentimientos de miedo y cogniciones amenazantes (me puede picar,
quizá sea venenosa, etc). A medida que la alarma crece, lo usual es que se activen otras
cogniciones (está lejos, puedo escapar, etc.) y emociones (preocupación vigilante) que
permitan estabilizar nuestra mente lo suficiente como para llevar a cabo una respuesta
adaptativa (rodearla o pedir ayuda). Si la retroalimentación positiva no pudiera ser
contrabalanceada, llegaría a la situación fóbica de pensar en una muerte inminente, en medio
de un pánico paralizante que me impidiera reaccionar. Por otro lado, el verla y pasar
imperturbable por encima de su cabeza, sería una respuesta homeostática igualmente
peligrosa.
5. Esquismogénesis en el cuerpo humano
Un psiquiatra pionero en la aplicación de conceptos sistémicos, Monserrat-Esteve, sugirió que
si analizamos muchas situaciones de enfermedad, encontramos procesos de retroalimentación
autorreforzadora que no pueden ser convenientemente inhibidos: cuanto más progresa la
enfermedad del SIDA, más debilitado se encuentra el sistema inmunológico para luchar
contra ella, lo que la permite avanzar más; cuanto más se multiplican las células cancerosas,
más emisarias pueden mandar a otras partes del cuerpo y generar más focos de crecimiento,
etc. (12). Es sabido que llevamos en nuestro interior gérmenes potencialmente letales, y que
constantemente estamos sufriendo mutaciones cancerígenas, pero nuestro organismo es capaz
de yugular estos peligros incipientes manteniendo la homeodinamia, salvo que se den una
serie de circunstancias desfavorables que les permitan crecer hasta cierto punto que les haga
incontrolables.
El cerebro es una red quimicoeléctrica inmensamente intrincada, cuya fisiología depende de
la oscilación entre estados de excitación y reposo de cada una de sus neuronas. Por tanto, es
indispensable para su función normal que los factores que estimulan e inhiben la
depolarización neuronal estén convenientemente equilibrados. ¿Qué ocurriría si no lo
estuvieran? Si en un área del cerebro, la reserva funcional inhibitoria entra en insuficiencia
funcional, se pone en marcha una estimulación neuronal en cadena, que se expande
desbocadamente a partir de ese punto. Si la que resulta insuficiente es la capacidad inhibitoria
cortical (gabérgica) el reclutamiento neuronal acabará en una descarga hipersincrónica de
toda la corteza. Esto es en síntesis lo que sugiere una de las últimas y más aceptadas hipótesis
sobre la fisiopatología de la epilepsia (13-15). También se ha propuesto que cuando es la
reserva funcional inhibitoria subcortical (moduladora centroencefálica) la que falla, se
pueden poner en marcha circuitos reverberantes corticosubcorticales que estarían implicados
en las bases biológicas de muchos síndromes neuropsiquiátricos, desde la depresión
melancólica a la enfermedad de Parkinson (15, 16). Así en este caso, el SNC se fractura
funcionalmente en dos dominios neuronales autónomos. Uno sobreactivado, disparando
continuamente, sublevado del resto del cerebro y sin atender sus señales reguladoras. El otro
dominio lo formaría la parte del cerebro que se hipoactiva compensatoriamente, en un intento
de frenar y encapsular el avance de las agrupaciones neuronales "rebeldes". La estructura
reticular del SNC hace probable que ambos hipotéticos dominios se superpongan y
entremezclen, dificultando su delimitación. A pesar de ello, en estudios de neuroimagen
funcional se observan con frecuencia áreas hipoactivas e hiperactivas, que además se han
podido correlacionar con síntomas negativos y positivos respectivamente, en distintas
enfermedades mentales (17, 18).
6. Conclusiones
Hay tres posibles respuestas o estrategias de supervivencia de un sistema al ser perturbado:
homeodinámica, homeostática y esquismogenética. Hemos considerado menos adaptativas las
dos últimas, aunque son, en cierto modo, dos caras de una misma moneda. Un sistema que
apuesta por la homeostasis a ultranza, que no es capaz de remodelarse con la ayuda de las
perturbaciones que reciba del medio, se está arriesgando a recibir una que rebase el umbral de
su vulnerabilidad, desestabilizándole y fracturándole funcionalmente. Por el contrario, un
sistema que sufre un proceso de esquismogénesis se convierte en rígidamente homeostático.
Muchos fenómenos que coloquialmente llamamos "circulos viciosos" son procesos de
retroalimentación positiva disfuncional (19). La Fig 3 está sacada de una canción titulada
precisamente así. Nos interesa porque establece una curva autorreforzadora ente emociones,
cogniciones, percepciones, relaciones y conducta. Nos sirve también para resumir el mensaje
que queremos enviar en este trabajo: las personas con problemas psiquiátricos están atrapadas
en círculos viciosos a múltiples niveles, y necesitan ayuda para frenar la inercia de esa
dinámica.
Figura 3: Sabina J., Círculos Viciosos, 1982
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