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La sexualidad de las mujeres mutiladas genitalmente.

Fecha Publicación: 28/02/2012
Autor/autores: Jesús Ramos Brieva

RESUMEN

La bibliografía existente sobre las consecuencias físicas, psicológicas y sexuales de las mutilaciones genitales femeninas de carácter ritual adolece de serios problemas metodológicos. Lo que obstaculiza obtener conclusiones válidas. Pero cada día se acumulan más investigaciones solventes que revelan que la sexualidad de las mujeres mutiladas sólo se ve parcialmente alterada, pues son capaces de experimentar deseos sexuales, gratificación durante el coito y orgasmos con la penetración vaginal y la manipulación de la zona donde estaba situado el clítoris, al compararlas con mujeres no circuncidadas.


Palabras clave: circuncisión; mujer; sexualidad.
Área temática: .

Ramos Brieva J. Psiquiatria.com. 2012; 16:10.
http://hdl.handle.net/10401/5461

Revisión teórica
La sexualidad de las mujeres mutiladas genitalmente
Jesús Ramos Brieva1*

Resumen
La bibliografía existente sobre las consecuencias físicas, psicológicas y sexuales de las
mutilaciones genitales femeninas de carácter ritual adolece de serios problemas metodológicos.
Lo que obstaculiza obtener conclusiones válidas. Pero cada día se acumulan más investigaciones
solventes que revelan que la sexualidad de las mujeres mutiladas sólo se ve parcialmente
alterada, pues son capaces de experimentar deseos sexuales, gratificación durante el coito y
orgasmos con la penetración vaginal y la manipulación de la zona donde estaba situado el
clítoris, al compararlas con mujeres no circuncidadas.
Palabras claves: Circuncisión, mujer, sexualidad.
Abstract
The existing literature about the physical, psychological and sexual consequences of ritual
female genital mutilation suffers from serious methodological problems. What hinders obtain
valid conclusions. But every day accumulate more solvent research revealing that the sexuality
of mutilated women only is partially altered, since they are able to experience sexual desires,
gratification during sexual intercourse and orgasm with vaginal penetration and the
manipulation of the area where is located the clitoris, to compare them with non-cutting
women.
Keywords: Cutting, circumcision, female, sexuality.

Recibido: 23/01/2012 ­ Aceptado: 30/01/2012 ­ Publicado: 28/02/2012

* Correspondencia: jramosb.hrc@salud.madrid.org
1 Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario "Ramón y Cajal" de Madrid. Universidad de Alcalá de
Henares (Madrid)

Psiquiatria.com ­ ISSN: 1137-3148
© 2012 Ramos Brieva J.

Ramos Brieva J. Psiquiatria.com. 2012; 16:10.
http://hdl.handle.net/10401/5461

La cada vez más multiétnica sociedad española y europea está enfrentándose a un
problema desconocido hasta ahora: la asistencia médica de mujeres que han sufrido alguna
clase de mutilación genital (Mutilación Genital Femenina: MGF) 1. Se desconoce mucho sobre
las consecuencias reales de dichas amputaciones y las necesidades sanitarias de las mujeres que
las han sufrido.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la MGF hace referencia a cualquier
procedimiento que implique la eliminación total o parcial de los genitales femeninos externos, o
la realización de cualquier otro daño menos extenso sobre ellos, sin que en ningún caso exista
una indicación médica objetiva para hacerlo (Tabla I)2. En la mayor parte de las ocasiones, la
MGF que se practica en el mundo obedece fundamentalmente a costumbres ancestrales nunca
cuestionadas3.

Tabla I: Clasificación de la MGF según la OMS (2008)2
Tipo I: Eliminación parcial o total del clítoris* o el prepucio (clitoridectomía).
Ia: Eliminación exclusiva del prepucio.
Ib: Eliminación del prepucio y del clítoris*
Tipo II: Eliminación parcial o total del clítoris* y de los labios menores, con o sin extirpación
de los labios mayores (escisión).
IIa: Eliminación de los labios menores sólo.
IIb: Eliminación parcial o total del clítoris* y de los labios menores.
IIc: Eliminación parcial o total del clítoris*, los labios menores y los labios mayores.
Tipo III: Estrechamiento del orificio vaginal con la creación de un sello de recubrimiento al
cortar los labios menores o los labios mayores y juntar las heridas, con o sin escisión
del clítoris (infibulación).
IIIa: Eliminación y aposición de los labios menores.
IIIb: Eliminación y aposición de los labios mayores.
Tipo IV: Sin clasificar.
Cualquier otro procedimiento lesivo para los genitales femeninos sin fines médicos como
escisiones, perforaciones, sangrías, raspaduras o cauterizaciones.
*Extirpación total del clítoris significa la eliminación completa del glande y de la parte externa,
palpable, del cuerpo del clítoris.

La MGF de tipo ritual y sin fines médicos se considera un atentado contra los Derechos
Humanos que se viene denunciado repetidamente4. Pese a ello, se estima que unos tres millones
de niñas se encuentran en riesgo de sufrir algún tipo de MGF cada año sólo en el África
subsahariana, Egipto y Sudán3.
Resulta llamativa la escasa atención prestada a las mutilaciones genitales sufridas por los
varones de esos mismos países5. Invariablemente, son contempladas en Occidente con gran
indiferencia y se justifican con toda clase de racionalizaciones higiénicas y sanitarias, además de
culturales6,7. Pero no es esta la ocasión de escribir sobre ello.

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La circuncisión femenina en Occidente
Conviene no olvidar que la MGF ha sido también practicada en los países occidentales con
fines pretendidamente médicos. Entre los siglos XIX y XX se utilizó (generalmente la Tipo Ib)
con la espuria pretensión de prevenir o curar la masturbación femenina, a la que se consideraba,
a su vez, el origen de no pocas enfermedades8. Una intervención quirúrgica que llegó a ser
"comprendida" por algún sector del mundo eclesiástico católico al considerar el clítoris "un
mero órgano de voluptuosidad que no contribuye a la reproducción"9. Y en los años ochenta del
siglo XX la circuncisión (de Tipo Ia) se puso de moda en los Estados Unidos de América para
facilitar a las mujeres, supuestamente, la obtención del orgasmo en el coito10. No pocas mujeres
fueron operadas por ambas indicaciones; la primera de forma involuntaria, voluntariamente la
última. Ninguna de esas aplicaciones se admite en la actualidad.
Además de las consecuencias físicas ocasionadas por la extirpación propiamente dicha de la
MGF, las secuelas propiciadas por las pobres condiciones higiénicas en las que se practica en
esos países, y de las posteriores dificultades ocasionadas para practicar el coito, la supresión del
clítoris sugiere que una de las consecuencias de la MGF es la ausencia de placer en las relaciones
sexuales de las mujeres afectadas11.

Secuelas de la circuncisión femenina
Pese a todo, las ideas sobre los efectos físicos y psicológicos de la MGF no están tan claras
como parece. Algunos autores afirman que no son más que conjeturas, pues realmente existen
muy pocos estudios diseñados para evaluar los efectos de los distintos tipos de MGF sobre la
salud general y sexual de la mujer. Y a pesar de la aparente evidencia de esos daños11, existe una
gran polémica sobre la realidad de tales efectos12,13,14.
Carla Makhlouf Obermeyer, investigadora de la OMS que se ha ocupado del asunto, ha
resumido ese estado de cosas de la forma siguiente: "A pesar del cúmulo de información
existente sobre sus consecuencias sobre la salud, aún concurren grandes lagunas en nuestra
comprensión sobre la magnitud del daño causado por las diversas operaciones subsumidas bajo
el epígrafe circuncisión. Sucede así porque la mayoría de los estudios disponibles no están
diseñados para documentar tales efectos. Algunas investigaciones cuidadosas han demostrado
riesgos importantes para unas pocas complicaciones bien definidas, pero no han encontrado
ninguna diferencia para la mayoría de las demás; otros estudios menos rigurosos ofrecen unos
rangos de estimaciones mucho más amplios para un gran número de condiciones habitualmente
definidas de un modo poco preciso. No hay duda de que estudios mejor diseñados podrían
mejorar a largo plazo nuestras apreciaciones sobre los riesgos para la salud femenina de tales
operaciones; pero el actual estado de pruebas no nos permite apresurarnos en hacer
declaraciones sobre todos los efectos nocivos que se atribuyen a la circuncisión (...) Si bien
nosotros podemos sentir un fuerte rechazo hacia estas prácticas por distintas razones, aparte sus
efectos sobre la salud, los debates sobre la circuncisión femenina recuerdan uno de los
principios centrales de la antropología cuando afirma que "vemos la vida de los otros con la
óptica de nuestro propio afán y ellos nos contemplan a nosotros a través de la suya propia"
(...) El multiculturalismo del mundo actual hace más apremiante que nos involucremos en
debates basados en evidencias y que desarrollemos mejores maneras de hacer confluir
diferentes perspectivas para enfocar adecuadamente este complicado problema"14.

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Consecuencias físicas a corto, medio y largo plazo
Las consecuencias físicas de la MGF dependen de diferentes factores y pueden aparecer
tras la intervención, o a más largo plazo. Están condicionadas por la salud preexistente de la
persona circuncidada, las condiciones higiénicas con las que se practica la intervención, el lugar
donde se realiza (rural o urbano), la pericia de la persona que ejecuta la tarea, el procedimiento
empleado en la intervención y el tipo de mutilación practicada. Sabemos poco sobre las
consecuencias físicas de la MGF en contra de lo que cabría esperar. Muchas de las publicaciones
existentes hacen referencia a un solo caso o a la descripción de lo encontrado en muestras de
diverso tamaño de mujeres con MGF. Pero muy pocas comparan mujeres mutiladas con otras
intactas que permitan extraer conclusiones sólidas para asignar a las diversas formas de
circuncisión un problema físico específico15.
Varias investigadoras se han interesado en realizar ese tipo de estudio comparativo en el
mundo rural de Gambia. Y han encontrado que las consecuencias negativas más comúnmente
citadas de la MGF tales como los daños en el periné o en el ano, la aparición de tumores (como
quistes en las glándulas de Bartolino y la formación de cicatrices queloides), la dispareunia, la
infertilidad, el prolapso y las infecciones del tracto reproductivo no eran significativamente más
comunes entre las mujeres circuncidadas que entre las que no lo están. La relación entre la MGF
y la morbilidad reproductiva a largo plazo, concluyen, sigue manteniéndose incierta,
especialmente en las circuncisiones de Tipo II16.
Es la misma conclusión que se extrae de un documento de la OMS que revisa la
literatura existente al respecto11.

Consecuencias psicológicas y sociales
Algo parecido sucede respecto a las consecuencias psicológicas y sociales de la mutilación.
Un grupo noruego ha realizado un metaanálisis de los 17 estudios comparativos entre mujeres
con MGF y sin MGF que tocan este aspecto del tema. Esas investigaciones recogían, con un
grado de rigor metodológico desigual, datos procedentes de un total de 12.755 mujeres nativas
de los países donde se realizan esas prácticas. Berg y cols destacaron que la base de pruebas
sobre las consecuencias psicológicas y sociales de la MGF también resulta insuficiente para
sacar conclusiones fidedignas. Aunque encontraron algunas evidencias (demasiado débiles
como para elevarlas a conclusiones finales) para las alteraciones sexuales en el sentido de que
las mujeres con MGF padecían más dolor durante la cópula, menor satisfacción sexual y menor
tono sexual general que las que no habían sido mutiladas17.

Consecuencias sexuales
No obstante, existen datos que permiten hacerse una idea aproximada sobre la influencia
de la mutilación genital sobre la sexualidad femenina.
Algunos autores han realizado un metaanálisis de las investigaciones que comparan
mujeres mutiladas con otras que no lo están. Y concluyen que las primeras parecen ser más
proclives a padecer dispareumia, bajo deseo sexual, lubricación, obtención del orgasmo y una
menor satisfacción sexual general18,19.
En líneas generales, por cada investigación que refiere encontrar alteraciones sexuales
ocasionadas por la mutilación femenina, otras cinco afirman lo contrario20.

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Así, en Egipto, estudiaron a doscientos cincuenta mujeres, seleccionadas al azar, de entre
las que acudían a los Centros Materno-infantiles de Ismailia. Fueron examinadas
ginecológicamente y entrevistadas para investigar su actividad sexual. Los resultados mostraron
que el 80% de ellas estaban circuncidadas, y se quejaban más, de un modo significativo, de
dismenorrea (81%), de sequedad vaginal durante la actividad sexual (49%), de carencia de deseo
sexual (45%), de una menor frecuencia semanal de deseo sexual (28%), de menor iniciativa
durante el sexo (11%), de disfrutar menos de las actividades sexuales (49%), de ser menos
orgásmicas (39%), de una menor frecuencia de orgasmos (25%) y mayores dificultades para
obtenerlo (61%) que las mujeres incircuncisas. Las diferencias encontradas en otros problemas
sexuales, como la pérdida de interés en el juego sexual y la dispareunia, no alcanzaron
importancia estadística. El estudio sugiere que la circuncisión tiene un impacto negativo sobre
la vida sexual de las mujeres. Es uno de los pocos que arrojan este tipo de resultados21.
Pero un estudio de seguimiento realizado sobre 300 sudanesas circuncidadas, y 100
varones que hablaban de su experiencia con mujeres mutiladas, no reveló grandes dificultades
entre ellas a la hora de excitarse, sentir deseos y alcanzar el orgasmo durante las relaciones
sexuales; algo que las entrevistadas se atrevían a decir pese a que culturalmente deben ocultar
tales experiencias22. La autora no compara sus resultados con los obtenidos en mujeres sin
mutilar.
Otro grupo de investigadores ha estudiado la sexualidad de mujeres circuncidadas de
todo tipo (Tipo I: 22%; Tipo II: 14%; Tipo III: 61%; Tipo IV: 3%) emigradas a Italia desde,
principalmente, Somalia, pero también Nigeria, Sudán y Etiopía. Encontraron que el 91% de las
mujeres con un promedio de 36 años de edad disfrutaban y experimentaban placer con las
relaciones sexuales. El 86% de estas mujeres experimentaban orgasmos con la penetración
vaginal (siempre, en el 69% de los casos) y el 78% lo experimentaban mediante la manipulación
del clítoris por parte de sus compañeros (siempre, en el 65% de los casos). Entre las más jóvenes
(22 años), esas cifras llegaban al 91% (siempre, en el 9% de los casos) y al 34% (siempre, en el
6%), respectivamente20. Los autores no hicieron preguntas sobre autoerotismo para asegurarse
las respuestas sinceras a las otras cuestiones. La masturbación, es un tabú del que no se habla
abiertamente en África23.
Por si hubiera alguna duda de que los orgasmos experimentados por esas mujeres fueran
lo que se entiende que sienten las que no están circuncidadas, los autores solicitaron a las
probandos que describieran sus sensaciones. La mayoría de ellas (62%) hablaron de
"contracciones rítmicas involuntarias y placenteras de la vagina; de pulsaciones de los genitales
internos, y de una sensación de calor en la cara y en el cuerpo"20. Las lectoras tienen la palabra.
Los autores de esta investigación concluyeron afirmando que sus resultados "sugieren que la
MGF no tiene necesariamente un impacto negativo en la vida psicosexual (fantasías, deseo,
placer, posibilidad de experimentar el orgasmo) de las mujeres circuncidadas"20.
Comparando mujeres mutiladas (tipo I y tipo II) con mujeres no circuncidadas en
Nigeria, no se encontraron diferencias significativas en la frecuencia de las relaciones sexuales,
la intensidad de la excitación sexual o el logro del orgasmo. Respecto a la frecuencia de las
relaciones sexuales, el 56% de las mujeres mutiladas y el 47% de las mujeres sin mutilar
informaron haber tenido relaciones sexuales en la semana anterior; las proporciones para el mes
anterior fueron del 81% y el 71%, respectivamente. Aproximadamente un tercio de cada grupo
informó que se excitaban con facilidad durante las relaciones sexuales (33% y 35%), y alrededor
de dos tercios afirmaron experimentar el orgasmo con frecuencia durante tales relaciones (66%
y 59%). La mayoría de las mujeres en cada grupo señalaron que la iniciativa para la actividad
sexual era casi siempre de sus compañeros (96% y 87%) y más de la mitad afirmaron que ellas
iniciaban el sexo en algunas ocasiones (58% y 53%). Cuando se les preguntó cuál era la parte

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más sensible de su cuerpo, el 63% de las mujeres mutiladas y el 44% de que no lo estaban,
citaron sus pechos; el 11% y el 27%, respectivamente, nombraron el clítoris; el 26% y 29%,
respectivamente, identificaron otras partes de su cuerpo24. Lo que podría estar en consonancia
con la afirmación de HannyLightfoot-Klein acerca de la sobrevaloración occidental del clítoris
en la sexualidad femenina22.
Otra investigación egipcia estudió los problemas sexuales padecidos por las mujeres
analizadas: deseo aumentado o disminuido, problemas de excitabilidad, anorgasmia [primaria,
secundaria u ocasional], dispareunia, grado de satisfacción sexual general, frecuencia
copulativa, etc. Y no encontraron que su presencia arrojara diferencias estadísticamente
significativas entre las mujeres en función de su condición circuncisa o incircuncisa25.

Algunas conclusiones
Parecen existir otras variables más relevantes que la MGF a la hora de interferir la vida
sexual de estas mujeres. Se estudió la frecuencia del coito entre 2.188 mujeres casadas de la
República Centroafricana mediante técnicas de análisis multivariantes. Y se encontró que la baja
frecuencia coital estaba más relacionada con la mayor duración del matrimonio, el estatus de
esposa más antigua en los matrimonios polígamos, el mayor número de hijos vivos y el menor
nivel de educación que con la situación de ser circuncisas o incircuncisas26. Algo que también
sucede entre las mujeres occidentales donde no se da el problema de la MGF26,27,28,29,30. Y esta es
una variable que no está controlada en la inmensa mayoría de las investigaciones realizadas
sobre los efectos que tiene la MGF en la sexualidad femenina.
A la vista de estos resultados, existen investigadores que señalan que, probablemente, la
MGF pueda alterar, pero no eliminar, el funcionamiento sexual de las mujeres afectadas, tal y
como se creía antes31.
Otras autoras, al comprobar que la extirpación del clítoris no entorpece de modo
significativo la capacidad orgásmica de las mujeres, van mucho más allá y afirman que: "Estos
hallazgos también cuestionan seriamente la importancia del clítoris como un órgano que deba
ser estimulado para producir el orgasmo femenino, como a menudo se mantiene en la literatura
sexológica occidental"22.
Pero algunos autores encuentran que las posibles dificultades para alcanzar el orgasmo
entre algunas mujeres mutiladas se observan más entre aquellas que han emigrado y se han
educado en occidente con la idea de que tal mutilación les impedía disfrutar del sexo que entre
las que se han mantenido en su entorno social aisladas de esos temores, adaptando sus
condiciones fisiológicas a su situación32,33.
No en vano, un interesante trabajo prospectivo en una muestra de 453 mujeres mutiladas
que viven en Europa, operadas para reponer sus clítoris entre 1992 y 2005, mostró que la
operación proporciona prometedores resultados cosméticos y funcionales. Sin embargo,
también reveló que en el 100% de esas mujeres, la razón más importante para ser operadas fue
la restauración de la identidad femenina conectada a la presencia del clítoris, más que la
recuperación funcional del mismo34. Pues tal función ya existía.
Varios autores (como ya se hizo respecto a la explicación de que los hombres
circuncidados continúen experimentando orgasmos a pesar de habérseles extirpado el
frenillo35), señalan que se desconoce aún mucho sobre la embriología, la anatomía y la fisiología
de los órganos eréctiles femeninos. Y piensan que en las mujeres circuncidadas, no se extirpa la
totalidad de las estructuras eréctiles fundamentales para la obtención del orgasmo. Encuentran

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que la influencia cultural puede cambiar más la percepción de placer, así como la aceptación
social de la mujer que la propia mutilación20. De algún modo, la cicatriz parece volver a
inervarse para permitir obtener el estímulo necesario para desencadenar el placer sexual en
estas mujeres.
Todo ello nos sugiere que, probablemente, los esfuerzos para erradicar esta práctica
deban subrayar más el atentado a los Derechos Humanos, que confiar su erradicación
únicamente en las consecuencias perjudiciales para la salud16.
No se pueden orquestar campañas de erradicación de la MGF basadas en dudosas
consecuencias físicas, psicológicas, sociales o sexuales. Porque al recaer sobre poblaciones que
no observan en la vida real tales secuelas, pierden toda su fuerza y credibilidad. El único
argumento sólido para sostener tales campañas es que la MGF atenta contra la Declaración
Universal de los Derechos Humanos36, contra los derechos a la integridad física y contra los
Derechos de los Niños37 (aceptada por todos los países del mundo, excepto Somalia y Estados
Unidos de América) que sufren la imposición tan brutal que suponen tales mutilaciones en una
situación de indefensión escalofriante. Es grande el trabajo que queda por hacer, pues se trata
de modificar pensamientos ancestrales, cultivados durante centurias, que configuran la base
estructural de la identidad de muchos pueblos38.

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Ramos Brieva J. Psiquiatria.com. 2012; 16:10.
http://hdl.handle.net/10401/5461

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Ramos Brieva J. La sexualidad de las mujeres mutiladas genitalmente. Psiquiatria.com
[Internet]. 2012 [citado 28 Feb 2012];16:10. Disponible en: http://hdl.handle.net/10401/5461

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