A lo largo de los años se ha ido desarrollando una creciente peocupación por la salud física de los pacientes con enfermedad mental.
La hiperprolactinemia se considera uno de los efectos adversos más frecuentes del tratamiento con antipsicóticos, pudiendo desarrollar efectos a corto plazo que favorecen la estigmatización y el abandono del tratamiento. Podemos dividirlos en efectos adversos a corto plazo como la ginecomastia o la galactorrea y efectos a largo plazo (de mayor gravedad) como el hipogonadismo, la disfunción sexual, la osteoporosis, el aumento de riesgo cardiovascular, aumento de riesgo de cáncer de mama... Esto establece la importancia de mantener controlados los niveles de prolactina en el paciente, siendo necesaria una determinación basal y otra a los tres meses con controles posteriores en función de los resultados obtenidos.
Es relevante establecer el índice hiperprolactinémico de los diferentes fármacos antipsicóticos, situándose la risperidona en el más alto y el aripriprazol en el más bajo.
Presentamos el caso de una paciente de 49 años diagnosticada de esquizofrenia con múltiples hospitalizaciones por descompensación debida al abandono de tratamiento por la vía oral. A través de la consulta se decide tratamiento con Paliperidona depot mensual, alcanzando la estabilidad psicopatológica pero apareciendo efectos adversos como aumento de peso, amenorrea y descompensación diabética, debido a ello la paciente decide abandonar el tratamiento, y rechazando tratamiento con Aripiprazol de liberación prolongada por miedo a sufrir los mismos efectos. La paciente vuelve a descompensarse de manera reiterada requiriendo numerosos ingresos.
Hospital Nuestra Señora del Prado