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Prevención de la violencia en adolescentes y jóvenes: intervenciones que funcionan.

Fecha Publicación: 04/10/2011
Autor/autores: Mª del Carmen Calle Dávila

RESUMEN

Las amenazas actuales para adolescentes y jóvenes son predominantemente de conducta y no biomédicas. Más adolescentes están involucrados en conductas de riesgo. Se involucran en conductas riesgosas para la salud a una edad más temprana. Muchos, aunque no todos, los adolescentes se involucran en múltiples conductas de salud riesgosas simultáneamente. La mayoría  de los jóvenes está involucrada en algún tipo de conducta personal que amenaza su salud y bienestar. La violencia está muy presente en la vida de la adolescencia y juventud en todo el mundo. Se presentan, desde la práctica y la experiencia clínicas, aquellos programas que han demostrado su eficacia en la prevención de los problemas vinculados a la agresividad y violencia en adolescentes y jóvenes.


Área temática: .

Calle Dávila MC. Psicologia.com. 2011; 15:50.
http://hdl.handle.net/10401/4561

Revisión teórica
Prevención de la violencia en adolescentes y jóvenes:
intervenciones que funcionan
Calle Dávila, Mª del Carmen1*

Resumen
Las amenazas actuales para adolescentes y jóvenes son predominantemente de conducta y no
biomédicas. Más adolescentes están involucrados en conductas de riesgo. Se involucran en
conductas riesgosas para la salud a una edad más temprana. Muchos, aunque no todos, los
adolescentes se involucran en múltiples conductas de salud riesgosas simultáneamente. La
mayoría de los jóvenes está involucrada en algún tipo de conducta personal que amenaza su
salud y bienestar. La violencia está muy presente en la vida de la adolescencia y juventud en
todo el mundo. Se presentan, desde la práctica y la experiencia clínicas, aquellos programas que
han demostrado su eficacia en la prevención de los problemas vinculados a la agresividad y
violencia en adolescentes y jóvenes.

Recibido: 26/01/11 - Aceptado: 15/02/11 ­ Publicado: 03/09/11

* Correspondencia: cornella@comg.cat
1 Presidenta de CODAJIC.

Psicologia.com ­ ISSN: 1137-8492
© 2011 Calle Dávila MC.

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Calle Dávila MC. Psicologia.com. 2011; 15:50.
http://hdl.handle.net/10401/4561

Las amenazas actuales para adolescentes y jóvenes son predominantemente de conducta y no
biomédicas. Más adolescentes están involucrados en conductas de riesgo. Se involucran en
conductas riesgosas para la salud a una edad más temprana. Muchos, aunque no todos, los
adolescentes se involucran en múltiples conductas de salud riesgosas simultáneamente.
La mayoría de los jóvenes está involucrada en algún tipo de conducta personal que amenaza su
salud y bienestar. La violencia está muy presente en la vida de la adolescencia y juventud en
todo el mundo.

Violencia en Latinoamérica y el Caribe
Latinoamérica y el Caribe (LAC) es una de las regiones más violentas del mundo y son los
adolescentes y jóvenes quienes sufren desproporcionadamente esta violencia. El perfil y el
impacto de la violencia sobre la juventud es tan diverso como las culturas y las historias que
representan. Mientras que los hombres jóvenes son los principales agresores y las víctimas de
violencia colectiva en interpersonal, ellos también mueren por suicidio y accidentes de tránsito.
Las mujeres jóvenes son impactadas en mayor medida por la violencia sexual y la violencia
inflingida por su pareje.
Raíces históricas, culturales y sociopolíticas que incluyen falta de oportunidades educativas y
laborales, la desigualdad de la distribución de los ingresos, la influencia de la cultura
consumista, una toleranacia social a la violencia, la falta de ejecución de leyes y un aumento del
abuso de alcohol y drogas, las expectativas tradicionales de género y el machismo y el fácil
acceso a las armas de fuego constituyen la base de la violencia en las Américas. Latinoamérica
presenta la mayor tasa de muertes debidas a violencia debidas a causas diferentes a la guerra:

América Latina es la región del mundo donde las tasas de homicidios para la población entre 15
y 26 años son más altas, con 36,4 por 100.000 habitantes. Es seguida por África con 17,6 por
100.000, y, todavía más lejos, Europa Occidental y algunos países de Asia y el Pacífico, con 0,9
por 100.000. Por otro lado, los estudios sobre violencia no mortal permiten complementar los

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datos anteriores, revelando que por cada homicidio de un joven, hay entre 20 y 40 víctimas
jóvenes que reciben tratamiento en los hospitales. Los estudios realizados en ciudades africanas
y latinoamericanas revelan que los traumatismos causados por la violencia tienden a aumentar
extraordinariamente conforme se avanza de la adolescencia a la juventud, y hacia los primeros
años de la vida adulta (1).
Ser joven entre 17 y 22 años es un factor de riesgo para ser víctima o victimario en América
Latina. Esto no debe entenderse como el resultado de la "violencia juvenil", pues muchos
jóvenes son nstrumentalizados por personas adultas para cometer homicidios o son víctimas de
la violencia de los adultos. Lo que quiere afirmarse es que los jóvenes se encuentran en el centro
de una constelación de factores que los hacen especialmente vulnerables al riesgo de ejercer y/o
padecer laviolencia, situación que excede cualquier análisis determinista basado exclusivamente
en atribuciones de edad, género o clase social.(2)

Gráfico 1 Edades de víctimas de homicidio y victimarios en América Latina (1995-200)

0 5 16 17 18 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 0
14 16 22 26 30 34 36 42 46 50 54 56 63 67 73 80

5

Fuente: Centro de Estudios Criminalidade e Seguranca Pública-Universidade Federal de
Minas Gerais, en Beato (2001)

Violencia: Definición
La violencia es el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra
uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de
causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Es un
problema de salud pública por su magnitud, por su impacto y secuelas en la salud física,
psicológica y sexual y por ser prevenible y erradicable.

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Al hablar de la violencia que afecta o que está vinculada a adolescentes y jóvenes, se está
señalando a las formas de violencia que impactan en su desarrollo y que guardan relación con el
tipo de comportamientos violentos que van a ejercer contra sí mismos y otros. De acuerdo a
esto, las /os jóvenes son tanto receptores como emisores de violencia, o dicho en otros términos,
son víctimas y victimarios/as. (1)
La tipología de la violencia incluye: autoinflingida, interpersonal y colectiva siendo las
dimensiones: física, psicológica, sexual y por negligencia. La violencia es el resultado de la
acción recíproca y compleja de factores a nivel individual ( desórdenes psicológicos y de
personalidad, agresividad cuando niños, historia de abuso, deserción escolar); a nivel relacional
(pobre relación con padres, conflictos de los padres, amigos involucrados en violencia); a nivel
de la comunidad (Visión "adulta" de los jóvenes, concentración de pobreza, aislamiento social)
y nivel de la sociedad (Inequidades que apoyan la violencia, disponibilidad de armas de fuego,
debilidad de policia/ justicia criminal, violencia en los medios de comunicación).
En cuanto a la violencia autoinflingida el suicidio se presenta más en adolescentes siendo debido
a conflictos con los padres en la etapa temprana y sentimentales en la adolescencia propiamente
dicha. El estado depresivo está presente en más del 80% de los casos en el Perú, demostrando
los estudios en Lima Metropolitana que entre los adolescentes, el 29.1% alguna vez ha pensado
suicidarse, el 3.6% ha intentado suicidarse alguna vez y el 2.4% de adolescentes que intentaron
hacerse daño consideran volver a hacerlo. El método más utilizado es el ahorcamiento seguido
por envenamiento, disparos y lanzamiento, siendo el domicilio el lugar más frecuente, en horas
de la noche y con un aviso final en más del 30%.
Algunos autores consideran el uso de drogas como un "suicidio lento". El tabaco y alcohol son
drogas lícitas aceptadas socialmente, por lo que son muy usadas por los adolescentes desde los
12 años, llegando al final de la adolescencia a 70.4% de consumo previo de tabaco y 93.5% del
alcohol, siendo más frecuente entre los hombres. El consumo de drogas ilícitas es mucho menos
frecuente, pero afecta principalmente a los adolescentes. Este grupo presenta las incidencias
más altas, iniciándose su consumo desde los 12 años. Al final de la adolescencia: 4.6% de
consumo previo de marihuana, 2.6% de pasta básica 2.9% de cocaína, siendo más frecuente
entre los hombres.
En cuanto a la violencia interpersonal, 6 de cada 10 adolescentes refieren maltrato psicológico y
físico en el hogar según el Ministerio de la Mujer y desarrollo social en el año 2005. Por otro
lado el 28% de las mujeres que refirieron alguna vez maltrato físico por parte de su cónyuge
tenían entre 15 a 29 años, según encuesta ENDES continua 2004 (INEI, 2006). 1 de cada 5
adolescentes refirieron algún tipo de abuso sexual tanto en casa, colegio u otro ambiente
(MIMDES, 2005). En promedio un 7% de adolescentes y jóvenes mujeres entre 15 y 29 años
refirió ser obligada alguna vez a tener relaciones sexuales por parte de su pareja (INEI, 2006).
En un estudio comparativo mundial sobre abuso sexual el 40% de las adolescentes y 11% de los
adolescentes entre 16 y 17 años declararon haber tenido un inicio sexual forzado.
Un estudio cualitativo realizado en quince ciudades del Perú demuestra que los padres castigan
a sus hijos de diferentes formas utilizando palos, látigos, mangueras o cualquier objeto
contundente que caiga en sus manos justificando su actitud con la presión que sufren en su vida
cotidiana.
Por otro lado en el ámbito escolar, 81.5% percibe la existencia de peleas físicas en su del Centro
Educativo en el recreo y a la salida. 63.8% opinan que son los mayormente expuestos a la
violencia tanto dentro como fuera del centro educativo, siendo las autoridades escolares,
directores, profesores y auxiliares de educación los que castigan física y psicológicamente.

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La violencia política ocurrida en el Perú durante casi un cuarto de siglo demuestra las
violaciones realizadas a los jóvenes según el informe de la Comisión de la Verdad: 42% de los
muertos y desaparecidos, 37% de los asesinatos y ejecuciones extrajudiciales, 54%
desapariciones forzadas, 41% sometido a tortura y 61% de violencia sexual en el período
comprendido entre 10 y 29 años.
En cuanto a los niños y adolescentes involucrados en delitos el mayor porcentaje se presenta en
delitos contra el patrimonio, lesiones y tráfico de drogas. Sin embargo es importante comentar
que las mujeres entre 12 y 24 años aplican violencia a menores hasta en un 20% habiendo una
representación no homogénea según las regiones
La violencia juvenil tiene diferentes expresiones en América Latina: sicarios en Colombia,
traficantes de drogas en Brasil, Venezuela y México; maras en Centroamérica, barras bravas en
el Cono Sur entre otros. Se reconocen muchos problemas que aquejan a la juventud en los
diferentes países: pobreza, desempleo, exclusión, falta de participación, inseguridad, violencia,
brecha en acceso a la educación entre otros. En México desempleo, deserción escolar y falta de
acceso a la salud. En Perú: pobreza, desempleo, falta de participación.
Las pandillas en el Perú están conformadas, en su mayoría, por muchachos cuya edad promedio
es 15 años, con nombre propio, sirven de apoyo a sus integrantes siendo muy peligrosas al
momento del enfrentamiento. En Perú existen diversas informaciones: más de 200 pandillas
con más de 4000 miembros según la Policía Nacional versus 400 con más de 13 000 miembros
según el Instituto de Desarrollo Legal. Los problemas familiares, el consumo de drogas como
refugio y la presión de los pares, especialmente en varones son las principales razones para
integrarse a una pandilla. (3)
En el Estado del arte de las Políticas para la Prevención de la Violencia en América Latina 1995
2004, (4) escrito por Ernesto Rodríguez se dan las siguientes conclusiones:
·

A pesar que todos están preocupados por la violencia juvenil lo más importante es la
violencia doméstica e institucional.

·

Las condiciones del entorno son determinantes en la generación de violencia.

·

Las respuestas deben ser integrales y basarse en el "capital social": comunitario, redes,
institucional y sinergia.

·

Las instituciones básicas son claves para las estrategias alternativas: escuela.

·

Otro espacio clave: el municipio.

·

Es imprescindible evitar el aislamiento de los/las jóvenes, deben participar.

·

Fortalecer instituciones implicadas: policía, justicia y de protección.

·

Medios masivos como aliados en reconocimiento de la juventud.

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Prevención de la Violencia
El Proyecto Fomento del desarrollo juvenil y prevención de la Violencia que se desarrolló en seis
países: Honduras, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Perú y Chile considera los siguientes pasos
en el desarrollo de programas efectivos en promoción y prevención
·

Identifique el género y la etapa del desarrollo

·

Identifique necesidades y deseos

·

Identifique niveles de la intervención

·

Identifique las teorías que guiaran el diseño, implementación y evaluación
intervención (Se puede usar más que una)

·

Use la creatividad para ir de la teoría a la practica: cosas nuevas con humor y
entretenidas

de la

Un componente esencial de este proyecto fue disponer de un conjunto de documentos sobre las
intervenciones de prevención de la violencia en la región basadas en evidencias.
Reconocidos investigadores identificaron 237 experiencias de prevención de la violencia en los
adolescentes y jóvenes de América Latina, clasificados según las siguientes estrategias,
Políticas públicas y marcos legales, autor Ernesto Rodríguez
Promoción del desarrollo juvenil, autora Nancy Cardia.
Prevención de la violencia en la escuela, autora Dina Krauskopf.
Uso de medios de comunicación, autor Jair Vega.
Trabajo con la comunidad y la familia, con enfoque de género, autor José Miguel Abad.
En los siguientes párrafos compartimos los principales hallazgos de este metanálisis cualitativo
con las referencias bibliográficas más importantes para profundizar el tema, consideramos que
permitirá tomar mejores decisiones para realizar intervenciones que estén basadas en
evidencias.
Las razones por las cuales debemos privilegiar la prevención son varias: Los costos de la
represión, control y reparación de los daños de la violencia son, por lo menos, siete u ocho veces
mayores que los gastos que demanda su prevención (5); existen medidas de prevención efectivas
que en menos de dos años, con buenos sistemas de monitoreo, comienzan a evidenciar
resultados antes que finalice la implementación; aunque sea innegable relacionar las políticas de
prevención con las políticas sociales que combaten la pobreza y la desigualdad de
oportunidades, no toda política social puede ser considerada como preventiva; no es cierto,
tampoco, que la modificación del "entorno macro" sea la única forma de prevención posible de
la violencia social; la prevención en los niveles personal, familiar, escolar y comunitario
constituye un paso indispensable para crear condiciones favorables al surgimiento y
consolidación de fuerzas políticas capaces de actuar para eliminar las causas determinantes de
la violencia estructural; existen estudios e investigaciones que muestran con evidencia científica
la efectividad de intervenciones que reducen la violencia. Si bien, la mayoría ha sido producida

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en países desarrollados, vale la pena conocer sus resultados y aprendizajes antes de decidir un
curso de acción. (2)

El modelo ecológico de la violencia
Uno de los desarrollos conceptuales que mejor da cuenta de la naturaleza polifacética y
multicausal de la violencia, es el "modelo ecológico", desarrollado por Bronfennbrenner (1979) e
introducido inicialmente para el estudio del maltrato infantil. Su capacidad para proporcionar
una visión holística sobre la interacción de los aspectos individuales y ambientales en la
explicación de la violencia, le ha valido ser incorporado por el Informe Mundial sobre la
Violencia y la Salud como modelo para el análisis.
Sus ventajas conceptuales son las siguientes:
·

Destaca las causas múltiples de la violencia y la interacción de los factores de riesgo que
operan en el individuo, dentro de la familia y en los ámbitos sociales, culturales y
económicos más amplios. En un enfoque de desarrollo indica, también, el modo en que
la violencia puede ser causada por diferentes factores en distintas etapas de la vida.

·

La comprensión de cada uno de los niveles requiere del aporte de disciplinas tan
diferentes como la biología, la sociología, la antropología y la psicología, entre otras. El
modelo ecológico no substituye sus explicaciones sino que procura integrarlas. En otras
palabras, no niega la importancia de las diferentes disciplinas para la comprensión de la
violencia pero afirma la imposibilidad que por sí solas puedan ofrecer una explicación
completa.

·

Llama la atención sobre el hecho que la violencia no puede entenderse exclusivamente
en el nivel de las personas que participan como víctimas o agentes. Propone que
cualquier análisis debe considerar la interacción entre los diferentes niveles, es decir, las
características individuales, las relaciones cercanas al sujeto, sus vínculos comunitarios
y su inserción en la sociedad.

·

De igual forma, los factores de riesgo que predisponen a la violencia o los protectores
que reducen la probabilidad de la misma, no actúan en forma aislada dentro de cada
nivel, sino que interaccionan de forma compleja para reducir o incrementar la
vulnerabilidad de las personas a la violencia.(2)

Formas de Prevenir la violencia
Según Concha-Eastman (6), las formas de prevenir la violencia han tenido un desarrollo
histórico gradual en tres niveles que lejos de reemplazarse, han devenido en relaciones de
integración y complementariedad. Para el autor, cuanto más efectivamente se relacionen, mejor
será la eficacia con que prevengan la violencia en la sociedad.
Estos niveles son:
·

Nivel de represión y control. Intervención de la policía y el sistema judicial. Las teorías
basan esta acción en el efecto intimidatorio que sobre los potenciales agresores tiene la
exclusión carcelaria y la suspensión de los derechos civiles con que el Estado castiga a
los trasgresores de la ley.

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·

Nivel de prevención. Es la respuesta intersectorial a la multicausalidad de la violencia.
Los diversos sectores relacionados con la atención, rehabilitación, cuidado y control de
las víctimas y victimarios de actos violentos hacen esfuerzos en tal dirección.

·

Nivel de promoción del desarrollo humano y recuperación del capital social. En este
tercer nivel se procura no sólo evitar el daño sino generar condiciones para no favorecer
el surgimiento de tales manifestaciones.

La prevención es la acción que considera a los individuos y las poblaciones expuestos a factores
y comportamientos de riesgo que ocasionan enfermedades, lesiones o daños en la salud propia y
en la de otros. La acción preventiva comprende no sólo las medidas destinadas a impedir la
aparición de la enfermedad o una lesión, sino también a detener su avance o atenuar sus
consecuencias, una vez establecida. Según esta dimensión temporal, la prevención puede ser
primaria, secundaria o terciaria. La prevención primaria evita que el daño aparezca, la
prevención secundaria disminuye el daño e impide que se repitan sus consecuencias una vez
producido el daño, y la prevención terciaria procura la rehabilitación del daño ya causado (7).
Esta visión es complementaria con el enfoque de promoción de la salud, que se dirige a generar
y sostener acciones que fortalecen las habilidades y capacidades de los individuos y
comunidades para controlar los determinantes de la salud, y, en consecuencia, mejorarla, así
como para modificar las condiciones sociales, ambientales y económicas con el fin de mitigar su
impacto en la salud pública e individual (8).
Los factores de riesgo y de protección, conceptos incorporados de tiempo atrás en la evaluación
de problemas de salud, permiten explicar el porque de de la ocurrencia de un evento o su no
ocurrencia en la población o en casos individuales. Un factor de riesgo es una característica
medible que aumenta la probabilidad de que ocurra la enfermedad, no es necesariamente la
causa del tema en estudio. Un factor protector es aquel que reduce el efecto del riesgo y
disminuye sus consecuencias o daño. Igual enfoque se aplica a la violencia. En el caso de la
prevención de la violencia, existen múltiples factores que protegen o facilitan la ocurrencia del
fenómeno. Estos factores no son necesariamente causas directas de la violencia o de la ausencia
de ésta. Sin embargo, se ha comprobado que cuando existen factores de riesgo, la probabilidad
de que ocurra la violencia es mayor, mientras que la presencia de factores protectores implica
una probabilidad menor de ocurrencia de la violencia, o una capacidad de los individuos para
resistirla y recuperarse de sus daños (9).

Intervenciones de Prevención de la Violencia de Adolescentes y Jóvenes
Se realizó un meta-análisis cualitativo de 237 intervenciones relevadas por los estados del arte
sobre prevención de la violencia en adolescentes y jóvenes de América Latina que disponen de
información sobre su probable efectividad, y la contrasta con el consenso de la comunidad
científica internacional. Se identificaron las evidencias de efectividad en la prevención de la
violencia que afecta a jóvenes, procurando proporcionar razones sólidas para respaldar o limitar
la réplica de estas intervenciones y efectuando recomendaciones para que los responsables
tomen decisiones adecuadas para su implementación. (10)

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¡Ya! Intervenciones con fuertes evidencias de efectividad
Las intervenciones con fuerte evidencia de efectividad pueden llevarse a escala
inmediatamente, pues se sabe que funcionan y como lo hacen (la relación causal entre la acción
preventiva sobre los factores de riesgo o protección y el efecto preventivo), y también se sabe
cómo debe ser su implementación. Por lo tanto, existen criterios de calidad, se conocen sus
mecanismos de operación y los costos de su aplicación.

A. Nivel individual
Estimulación para el desarrollo temprano y refuerzo pre-escolar
En términos de efectividad, los diversos estudios y evaluaciones señalan las ventajas de iniciar
acciones desde la edad preescolar y escolar primaria. Así, el refuerzo preescolar fomenta en los
niños pequeños "el desarrollo de las aptitudes necesarias para mejorar el éxito escolar, y por
consiguiente aumenta la probabilidad de obtener resultados académicos exitosos en el futuro",
lo que incrementa su aprovechamiento escolar disminuyendo las probabilidades de repitencia y
deserción escolar, y elevando su autoestima (11,12)
Son programas costosos, pero sus efectos resultan altamente compensadores en términos de
beneficios. El Task Force on Community Preventive Services (13) y Anderson et al. (14),
tras analizar un gran número de programas de desarrollo infantil temprano entre el nacimiento
y los cinco años para niños de bajos ingresos, recomienda que estos programas sean adoptados
por ser un "fuerte determinante de salud en la edad adulta" durante el período más crítico para
el desarrollo del cerebro. El High/Scope Perry Preschool Program es un ejemplo de este tipo de
programas. El resultado de los análisis demostró que los principales efectos de estos programas
son de largo plazo, y se verifican en la reducción de embarazos precoces, la conclusión de la
escuela secundaria, mejores tasas de empleo y tasas m más reducidas de arrestos.
Esta intervención destinada al desarrollo temprano de la infancia incrementa su eficiencia y
utilidad si parte de un sistema coordinado de servicios de apoyo a las familias, que incluyen los
cuidados del niño, la asistencia en vivienda y transporte, y oportunidades de trabajo y cuidado
de la salud de los hijos.
En el programa Child First de Spanish Town, Jamaica, se trabaja con 700 niños y adolescentes,
hombres y mujeres, habitantes de la calle o en situación de calle, con edades entre 3 y 18 años
quienes participan en actividades de refuerzo escolar y de capacitación en habilidades sociales.
A la vez, sus familias reciben apoyo con los gastos escolares para evitar la deserción temprana.
Ha innovado en la socialización alterna al modelo de las pandillas, previniendo la vinculación de
adolescentes a ellas (10).

Incentivos para que adolescentes completen educación-apoyo escolar-segunda oportunidad
Rubio (15) encontró en los factores asociados con la delincuencia juvenil, una relación inversa
entre ingresos familiares, frecuencia de arrestos de jóvenes, y abandono del sistema escolar. Por
su parte, la Encuesta Caribeña de Salud mostró que los adolescentes que tenían problemas de
aprendizaje y bajos logros escolares estaban más propensos a pelear con armas y a intentos de
suicidio (16).

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Varios enfoques educativos son eficaces para mejorar los resultados académicos, siendo una de
las más eficaces, como estrategia de prevención secundaria, la educación compensatoria,
destinada a estudiantes en riesgo de fracaso escolar. Su aplicación se realiza fuera de los
horarios de clase y en competencias básicas de lectura y matemáticas. Los estudios reseñados
demuestran un mejoramiento en todos los estudiantes que reciben la asistencia, con
independencia de sus niveles de logro anteriores. Además, cuando la tutoría se realiza a través
de estudiantes de grados más avanzados, ambos grupos incrementan su aprovechamiento
escolar (17). En años más recientes, el enfoque de educación compensatoria enfoque se ha
ampliado para incluir intervenciones en el tiempo de la escuela.

Prevención del embarazo no deseado en la adolescencia
Las intervenciones destinadas a prevenir el embarazo en la adolescencia han demostrado efectos
en la reducción de factores asociados al desarrollo temprano de comportamientos violentos en
niños y adolescentes, como la negligencia y el maltrato a los hijos, los embarazos frecuentes, las
relaciones sexuales en edad temprana y el número de compañeros sexuales (18, 19 20).
Greenwood et al. (21) realizaron un análisis costo-beneficio de varios programas de prevención
de la violencia, y verificaron que en términos de la relación costo/beneficio el programa más
eficiente era Quantum Opportunities
(http://www.childtrends.org/Lifecourse/programs/QuantumOpportunitiesProgram.htm), que
incentivaba a los jóvenes por fuera del sistema escolar para terminar la secundaria.

B. Nivel interpersonal
Visitas domiciliarias a familias en riesgo durante primera infancia entre cero y tres años
Se ha encontrado que los programas de visitas domiciliarias a las familias en riesgo durante el
período de la primera infancia --entre cero y tres años de edad--, producen considerables
efectos a largo plazo para reducir la violencia en adolescentes y jóvenes. Estos programas evitan
que las circunstancias y condiciones de vida de los padres y su ambiente converjan en prácticas
de disciplina y de crianza con múltiples oportunidades para la victimización y la agresión.
También permiten que se ejerza un papel de protección, y así la nueva generación rompe con
patrones de relación disfuncional, y acceden a un desarrollo más saludable.
El objetivo de esta intervención es proporcionar, a través de personal especializado,
capacitación, apoyo y orientación, así como monitorear la crianza y hacer derivaciones
oportunas a organismos externos para asistir a las madres con bajos ingresos, familias que
esperan su primer hijo y familias en las que los niños tienen mayores riesgos de sufrir maltratos
Además, parece ser que los beneficios son mayores cuanto antes se inicien las visitas y éstas se
prolonguen por más tiempo Juega aquí un papel importante la calidad de la intervención, como
señalan las revisiones de los estudios que compilaron Abad (10), Cardia (18) y Rodríguez (4). En
síntesis, se recomienda que las visitas de supervisión se realicen, por lo menos, durante un año
con periodicidad semanal, y tengan una duración de 30 minutos a una hora. Además, deben:
Centrarse en la interacción padre/madre-hijo/hija, y la relación entre los padres; atender la
salud integral del niño, es decir, los aspectos biológicos, sicológicos y sociales; desarrollar
actividades adecuadas al desarrollo social y cognitivo del niño; enseñar técnicas de disciplina; el
personal que aplica las estrategias debe ser modelo de conducta apropiada para aplicar estas

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técnicas; apoyar a los padres mediante la creación de redes de apoyo que incluyan familiares y
servicios comunitarios; y no deben convertirse en reuniones sociales ni sus contenidos
cambiarse con base en las coyunturas o crisis de las familias.
Una evaluación longitudinal de 20 años realizada por Olds et al. (21) sobre el programa Nurse
Home Visitation, implementado originalmente en la ciudad de Elmira (NY) con 500 mujeres
embarazadas y replicado en Memphis (TE) y Denver (CO), mostró resultados más contundentes
y estadísticamente más significativos con madres en mayor situación de riesgo: solteras y
provenientes de familias con los peores indicadores sociales y económicos. En estas familias se
observó que los niños y jóvenes presentan menores índices de fuga de la casa, prisión, condenas,
violación de libertad asistida, relaciones sexuales en edad temprana, y menor número de
compañeros sexuales, consumo de tabaco y consumo de alcohol (18).
Intervenciones como Child First, de Spanish Town (Jamaica) y Luta pela Paz, en Río de Janeiro,
incluyen visitas a familias y la capacitación a padres en destrezas para la vida. Permite enfrentar
problemas como el aislamiento social, los conflictos conyugales y las dificultades económicas,
partiendo de la hipótesis de que padres con capacidad para hacer frente a la vida, tendrán
mejores recursos para involucrarse en una crianza más efectiva de sus hijos (22).

Capacitación a padres con su primer(a) hijo(a), en situaciones de riesgo
Los programas de capacitación de padres son más efectivos si se realizan desde la etapa prenatal
hasta los dos primeros años de vida, e implementado por profesionales del campo de la salud,
como enfermeras y agentes de salud, especialmente capacitados para la tarea. Estas
intervenciones se combinan con los programas de estimulación temprana del desarrollo porque
buscan intervenir antes que los comportamientos se tornen resistentes al cambio. Los estudios
longitudinales (23-27) muestran una fuerte evidencia que la prevención en los primeros años de
vida y un buen ambiente familiar, reducen la probabilidad de trastornos y retrasos en el
desarrollo, la repitencia escolar y la necesidad de educación especial, y promueve la competencia
social. Todos estos son factores de protección contra el riesgo de problemas de comportamiento
violento.
Un programa tipo "escuela de padres" en combinación con apoyo psicoterapéutico a las familias,
ha sido desarrollado con efectividad por Casa Alianza, en Nicaragua. Cuando esta intervención
incorpora activamente una perspectiva de género, demuestra ser efectiva en la reducción de la
violencia sexual. Por su parte, el proyecto Creciendo en participación y protagonismo por una
sociedad sin violencia, de Rosario (Argentina), proporciona como evidencia la formación y
asesoría especializada a padres y madres de familia en temas específicos de crianza con equidad
de género (10).

Capacitación en desarrollo de habilidades de crianza sin violencia/Autocontrol-Parenting
La intervención en las habilidades de crianza es una de las que tiene evidencias más fuertes de
efectividad. Paradójicamente, su diseminación ha sido muy resistida debido a prejuicios
generados por malas prácticas. Su efectividad exige una alta competencia profesional en los
operadores y fidelidad a los diseños e instrucciones. Con todo, es un campo en desarrollo con
una creciente diversificación en sus ofertas de intervención (18).

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Atendiendo al hecho de que los niños víctimas de mal trato tienen una probabilidad más alta de
incurrir en actos de violencia a partir de su adolescencia y hasta la edad adulta, estas
intervenciones para desarrollar habilidades de crianza, aumentan el sentido de autocontrol y
eficiencia de los padres, generando confianza en la interrelación con sus hijos. También
contribuyen a darles un sentido positivo de la responsabilidad sobre los progresos en la
conducta de sus hijos (28).
Estas capacitaciones tienen buenos resultados cuando entregan a los padres un amplio
repertorio de comportamientos, habilidades e información para comprender y reaccionar
adecuadamente a la conducta de sus hijos. También, cuando incluye capacitación para
comunicarse con sus hijos, negociar las normas familiares, disciplinarlos sin violencia y
establecer recompensas que fomenten una buena adaptación a la sociedad (29,30).
El Programa de Fortalecimiento Familiar de la Universidad de Iowa,
Strengthening Families, tiene como base estudios longitudinales que demuestran que los
jóvenes adolescentes tienen menos problemas cuando sus padres o tutores exhiben dos
cualidades básicas: disciplina consistente y apoyo. La base del programa la constituyen los
conceptos de amor y límites, y consiste en 7 sesiones dirigidas a reducir factores de riesgo
relacionados con la familia y construir estrategias de protección, tanto para jóvenes como para
sus padres o tutores.. En cada sesión se realizan actividades paralelas para padres o tutores por
un lado y para jóvenes por otro, que concluyen con actividades comunes para toda la familia a lo
largo de 7 semanas. En el programa se incluye una serie de manuales de enseñanza, videos que
ilustran los diferentes tópicos, y ejercicios para prácticas individuales y grupales.
Los resultados preliminares de una evaluación resaltan su valor potencial como una
intervención primaria efectiva para prevenir el abuso de alcohol y otras sustancias psicotrópicas.
El Programa ha sido adaptado por la Organización Panamericana de la Salud en algunos países
de Latinoamérica, haciendo un esfuerzo especial para atender la diversidad cultural. Cuestiones
étnicas y de género han sido afrontadas de una manera abierta para atraer a todos los
potenciales participantes. La variedad en los tipos de estructuras familiar es otro aspecto que ha
sido tenido en cuenta en la adaptación. Se sugiere que el programa sea evaluado a mayor escala,
en diferentes contextos y a largo plazo, para confirmar los resultados preliminares (31).
El BASIC-Parent Training Program es implementado por terapeutas capacitados, se dirige
a familias de alto riesgo, con hijos entre 3 y 10 años, tiene una duración mínima de 45 horas, y
utiliza presentaciones de casos para estimular discusiones con los padres. Los resultados indican
que las mejorías de comportamiento de los niños son sustantivas, especialmente en el
comportamiento dentro de la casa. El formato del programa es aceptado de buen grado por
familias de bajos ingresos y minorías por aplicarse en grupo, lo que disminuye la resistencia
ante la atención individual, percibida como un riesgo de estigmatización (18).
El Programa Familias Unidas (32) busca reducir los problemas de comportamiento de
jóvenes hispanos en Estados Unidos, aumentando el capital psicológico y emocional de los
padres, y promoviendo el vínculo de los jóvenes con la escuela a través de los padres, empleando
técnicas participativas basadas en el método de Paulo Freire para incrementar la conciencia de
los padres sobre su responsabilidad en la protección de los hijos.
Los resultados de estos dos últimos programas revelaron que los cambios de comportamiento de
los padres y de los hijos tuvieron correlación estadísticamente significativa con la reducción del
comportamiento antisocial y participación en actos violentos. Un factor limitante de estos
logros, que coincide para los dos programas, es que no tienen efecto sobre el desempeño escolar
(33,34)

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Mentorías y tutorías
Los programas de mentorías y tutorías se apoyan en las teorías del vínculo y en la información
de las pautas de aprendizaje social en jóvenes con problemas de comportamiento, que revelan
una asociación entre estos problemas y la ausencia de adultos significativos. La estrategia es
proporcionar una relación significativa de apoyo con un adulto (por lo general otro miembro de
la comunidad o una persona que actúa como tutor en educación compensatoria), que se
desempeña como un modelo positivo y guía para tomar decisiones, contribuyendo a fortalecer
capacidades de resiliencia en adolescentes y jóvenes en riesgo
La evidencia de los estudios revisados en los estados del arte (5, 35-41), muestra una fuerte
correlación entre las intervenciones a través de mentores y la reducción de conductas violentas
en adolescentes y jóvenes, el aumento significativo de la asistencia a clases, el incremento del
rendimiento académico, la calidad de las relaciones con padres y amigos, y la reducción de la
probabilidad de consumo de drogas. Parece ser particularmente importante el involucrar
mecanismos de apoyo y de participación de los padres, y concentrarse en las dificultades en las
relaciones interpersonales e interfamiliares, y no sólo en características individuales de los
adolescentes y jóvenes (42).
Según estudios revisados por Abad (10), la selección y capacitación del mentor es un aspecto
fundamental en la implementación de la intervención. Además de cumplir con un determinado
perfil de habilidades sociales y comunicacionales, la efectividad parece aumentar si los mentores
comparten características cercanas con los adolescentes y jóvenes tutelados, como intereses
comunes, género, antecedentes culturales y socioeconómicos, proximidad geográfica e
itinerarios y horarios compatibles.
La versión más diseminada de las estrategias de trabajo con mentores y tutores sigue el modelo
del programa Big Brother/Big Sister, fue señalado como un programa modelo por la evaluación
de Mihalic (36). DuBois et al. (42) realizaron un meta-análisis de 55 programas de mentores
basados en este modelo, concluyendo que el programa funciona, es efectivo con jóvenes de
distintos perfiles demográficos y estructuras familiares, mostrando, mediante seguimientos
longitudinales, que los efectos se mantienen una vez finalizada la intervención. Los estudios de
Catalano et al. (43) y Roth y Brooks-Gunn (44) también respaldan la eficacia de este modelo de
intervención.
Sin embargo, esta intervención no es recomendable con adolescentes en situaciones de alto
riesgo ­ por ejemplo, que tengan problemas severos de tipo emocional o conductual (que usan
drogas frecuentemente, han tenido intentos de suicidio o están vinculados a pandillas) -, así
como con jóvenes que han demostrado no estar comprometidos, teniendo en cuenta que el éxito
de la intervención de los mentores supone una relación a largo plazo (41).

Terapia familiar con enfoque sistémico
La intervención con terapia familiar, particularmente la de enfoque sistémico, ha sido probada
como efectiva en la prevención de la violencia en adolescentes y jóvenes. En varios ensayos
clínicos se han logrado reducciones hasta del 60% en la proporción de jóvenes reincidentes en
conductas violentas tipificadas después de finalizada la intervención y en los tres años
siguientes, así como en sus hermanos menores (37).

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Los objetivos de la terapia se orientan a mejorar la comunicación familiar y las interacciones
entre padres e hijos, así como a la identificación y aprovechamiento de los recursos
comunitarios, por ejemplo, intervenciones que promueven una mayor participación de los
padres en la escuela. A pesar de sus altos costos, la terapia familiar ha modificado dinámicas
familiares disfuncionales, contribuyendo significativamente, y a largo plazo, en la disminución
de los actos de violencia en adolescentes y jóvenes, como muestran estudios revisados por Abad
(10).
La revisión de Cardia (18) identifica los siguientes criterios de calidad para las intervenciones
con terapia familiar, efectivas para prevenir la violencia en adolescentes y jóvenes: La intensidad
no es inferior a 45 horas mensuales; las diferencias culturales son consideradas; los factores de
riesgo y de protección son comprendidos según la fase de desarrollo de los hijos; el centro de la
intervención está en los cambios en la dinámica familiar, la organización interna de la familia y
los patrones de comunicación; los obstáculos que impiden la participación de las familias en la
terapia son identificados, y se definen estrategias para superarlos; el programa se implementa
en lugares conocidos y gratos para las familias; el profesional es un factor relevante para el éxito
del programa, por lo que debe ser muy bien seleccionado, entrenado y supervisado.
El Modelo de atención integral de prevención, contención y tratamiento de la violencia,
implementado por Casa Alianza (Nicaragua), se dirige a adolescentes hombres y mujeres con
edades entre 13 y 18 años en situación de alto riesgo (ruptura del vínculo familiar, consumo de
drogas, víctimas de violencia, abuso sexual y/o explotación sexual comercial), en barrios
marginados de Managua. Proporciona atención terapéutica individual al adolescente y al grupo
familiar, así como acciones de prevención de la violencia intrafamiliar en escuelas, iglesias y
comunidad.
La efectividad es calificada por la institución como media-alta en comparación con otros
programas, especialmente por la calidad de los profesionales que operan las intervenciones y la
estrategia del programa, que incorpora acciones con los adolescentes y sus familias (10).

C. Nivel comunitario
Vigilancia y control de comportamientos intimidatorios (bullying) en la escuela con desarrollo
de competencias sociales, cambio de conducta cognitiva, resolución de problemas y auto-control
Aunque estos programas se implementan en una amplia variedad de condiciones según dosaje
(número de sesiones, duración del programa, número de horas), calidad de la implementación,
identidad de quien lo implementa (profesor, investigador o estudiante) y nivel de riesgo de los
adolescentes, los estudios muestran evidencias fuertes de que las intervenciones dirigidas a
promover el aprendizaje de modelos cognitivos y conductuales de resolución de conflictos sin el
uso de violencia, son altamente efectivas en la prevención de la violencia que afecta a jóvenes en
los ámbitos escolares.
Los programas con mejores resultados en términos de reducción de la violencia, fueron los
implementados con fidelidad a las guías, los manuales y las instrucciones, relativamente
intensos en número de sesiones y horas, y aplicados uno a uno por profesores bien entrenados y
supervisados. En cambio, los programas que buscaban incrementar la competencia social,
cognitiva o comportamental a nivel grupal, presentaron resultados menos importantes. Por
último,

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los estudios que combinaron múltiples medios y mediación de pares tuvieron los resultados más
inconsistentes y en algunos casos hasta perjudiciales (37). Un metanálisis confirmó este
resultado, añadiendo que los programas dirigidos por adultos son tan efectivos o más que los
conducidos por pares en la reducción de la violencia juvenil y los factores de riesgo (45)
Como ilustración, el programa Drug Abuse Resistance Education, o DARE, es el programa de
prevención de consumo de drogas más aplicado en los Estados Unidos, y se aplica dentro de los
planes de estudio de los grados 5 y 6. Recibe un importante apoyo de los padres, los maestros, la
policía, el gobierno y los organismos de financiación, y su popularidad persiste a pesar de las
numerosas evaluaciones bien diseñadas y metanálisis que coinciden en que tienen poco o
ningún efecto disuasorio sobre el uso de sustancias. La evidencia demuestra que los niños que
participan tienen iguales probabilidades de usar drogas como aquellos que no participan. Sin
embargo, algunos efectos positivos se han demostrado con respecto a las actitudes hacia la
policía (46).
El Life skills training program (LFT) trata sobre la resolución de conflictos sin el uso de la
fuerza física. Analizado por Botvin y Griffin (47), es uno de los programas de prevención mejor
evaluados y considerados como modelo por cuatro grandes meta-análisis de programas de
prevención en los Estados Unidos. Esta propuesta de OPS-OMS se ha desarrollado con amplia
confluencia de aportes y se complementa con frecuencia, con otros enfoques, incluyendo
habilidades sociales y cognitivas. Los principales beneficios del programa son la mejora del
bienestar psicológico,la reducción de las expectativas de aprobación social por el uso de drogas,
el incremento de la asertividad y la prevención de la agresión y la violencia.
Inspirado por este modelo, el Promoting alternative thinking strategies (PATHS) es un
programa integral que ha sido destacado como ejemplo para la promoción de las habilidades
sociales y la salud emocional. El programa está dirigido a reducir la agresión y los problemas de
conducta en los niños de la escuela primaria, al mismo tiempo que mejora el proceso educativo
en las clases (48). Los resultados de sus evaluaciones con grupo de control han mostrado una
disminución del 32% de conductas agresivas, según informes de maestros, un aumento del 36%
en la demostración de conductas de autocontrol, y una mejoría significativa en la disposición a
hacer uso de estrategias para la resolución no violenta de conflictos entre los estudiantes (49).

Participación estructurada en actividades deportivas y apoyo a la comunidad
En un amplio estudio financiado por la Australian Sports Commission, Morris et al. (50)
resaltan dos aspectos claves del deporte y la actividad física para contribuir a la prevención de la
violencia en adolescentes y jóvenes: disminuir el tedio por falta de alternativas de ocio, y reducir
la cantidad de tiempo libre sin supervisión, pues existe consenso en que evitar el aburrimiento
es importante debido a sus vínculos con la depresión y la soledad, como también por la falta de
estímulo y de opciones atractivas para el tiempo libre de los jóvenes, que conlleva a buscar
actividades físicas y emocionantes, muchas veces antisociales. En su trabajo, identificaron y
describieron más de 600 programas que utilizan actividades deportivas para el fomento del
desarrollo juvenil, así como aplicaron encuestas para evaluar 175, un tercio de ellos con el
objetivo explícito de reducir la conducta antisocial en jóvenes (consumo de drogas o conducta
delictiva). Sin embargo, a pesar de los evidentes beneficios de la práctica deportiva, los autores
no encontraron pruebas sólidas de efectos directos del deporte y la actividad física sobre la
conducta antisocial. Por otro lado, encuentran efectos indirectos de prevención a través de
resultados intermedios, concluyendo que estos programas reducen efectivamente los factores de
riesgo pero no el comportamiento antisocial propiamente dicho de los jóvenes en situación de

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riesgo, aumentando su efectividad cuando involucran a la comunidad en la implementación y el
seguimiento del programa, y desarrollan actividades grupales que mejoran las habilidades
sociales de los participantes.
Los resultados de las intervenciones y estudios relevados por Abad (10), Cardia (18) y Rodríguez
(2), indican que no hay relación entre la prevención de la violencia y una clase específica de
actividad, siendo el factor crítico la existencia de algún tipo de actividad física. Todos coinciden
en que la participación de los jóvenes en actividades físicas tendría un efecto análogo al de su
participación en bandas o pandillas, sólo que en una versión positiva, pues encuentran aquí
también la misma excitación, sentido de pertenencia, estatus, protección e identidad definida
dentro de un grupo de pares que proporcionan las actividades grupales antisociales.
De manera similar a las actividades deportivas y físicas, la participación estructurada en
organizaciones juveniles parece tener muchos beneficios para los jóvenes en términos de autoeficacia, competencia social, identidad, pertenencia y apoyo. Sin embargo, estos logros pueden
ser obtenidos tanto en pandillas como en grupos de trabajo comunitario (51). Estos grupos de
trabajo comunitario, basados en la teoría social cognitiva, son muy efectivos para reducir la
ausencia escolar e infracciones en la calle de jóvenes en situación de riesgo (52, 53).
Luta Pela Paz, de Viva Río, es un centro deportivo y educacional donde un promedio de 150
niños, adolescentes y jóvenes de ambos sexos, que residen en la favela Complexo da Maré,
encuentran alternativas al crimen y al subempleo, entrenándose en boxeo, la danza de capoeira
y la lucha libre. La actividad deportiva como estilo de vida, les facilita canalizar la agresividad
hacia la capacitación física, generando habilidades para el trabajo en equipo, respeto a las reglas
del juego y auto-disciplina (10).

Participación de hombres en actividades comunitarias con enfoque de género
El Programa Horizons, Promoción de Normas y Conductas de Género más equitativas entre
hombres jóvenes, como estrategia de prevención del VIH/Sida, tiene evidencia que el riesgo de
adquirir VIH/ITS y ejercer violencia, tanto en hombres como en mujeres jóvenes, está vinculado
con una temprana socialización en que se promueven roles y normas de género, especialmente
relacionadas con la masculinidad.
Las normas que incrementan el riesgo, incentivan a hombres de tener múltiples compañeras, o
mantener el control sobre el comportamiento de ellas. Así, dirigir normas ­ los mensajes
sociales que dictan qué es apropiado o cuál es el comportamiento esperado hacia hombres y
mujeres -- es cada vez más reconocido como una estrategia importante para prevenir la
propagación de la infección del VIH. Pocas intervenciones que promueven un comportamiento
equitativo de género entre hombres jóvenes han sido sistemáticamente implementadas o
evaluadas y no es muy conocido cómo medir los cambios en normas de género, sus efectos en
VIH/ITS y los comportamientos de riesgo y protectores.
Para atender estos vacíos, el Programa Horizons y el Instituto Promundo, con el apoyo de
USAID, SSL International, la Fundación John D. and Catherine T. MacArthur, y John Snow
Brasil, examinaron la efectividad de intervenciones diseñadas para mejorar las actitudes de
hombres jóvenes hacia las normas de género, y reducir el riesgo de VIH/ITS.
Los hallazgos más importantes resaltan los siguientes aspectos (54):

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Existe asociación entre normas inequitativas de género (no uso de anticonceptivos, violencia
sexual y física contra la compañera) y mayor riesgo de VIH/ITS.
Normas y comportamientos de género más equitativos sí puede ser promovidos con éxito. Los
cambios positivos registrados se mantuvieron después de un año de realizada la intervención. La
comunicación entre parejas acerca de VIH/Sida se mantiene alta después de la intervención. El
estudio de Mehrotra et al. (55) en 16 países de América Latina, demostró la eficacia en
prevención de la violencia sexual y física contra las mujeres, de las estrategias que propician la
participación de jóvenes hombres en discusiones en grupos y campañas de educación, así como
la vinculación de ellos a iniciativas colectivas relacionadas con los derechos de la mujer y contra
la violencia sexual y doméstica.

Listo Intervenciones efectivas sin fuerte evidencia
Las intervenciones efectivas sin una fuerte evidencia científica son aquellas que aunque
funcionan bien según la mayoría de los estudios, todavía no se conoce con certeza su causalidad
y las condiciones bajo las que operan preventivamente; por lo tanto, es difícil establecer cuáles
son sus estándares de calidad mínimos para una implementación exitosa. Además, a menudo
tampoco se sabe que pasa a largo plazo con los efectos preventivos o cuando se aplican en
diferentes contextos o en grupos poblacionales de distinto riesgo. Están listas para ser llevadas a
escala, siempre y cuando la réplica sea realizada bajo un cuidadoso monitoreo de procesos, de
utilización y de impacto.

Nivel individual (2):
Mejoramiento del acceso a atención prenatal y perinatal.
Capacitación vocacional para jóvenes.

Nivel interpersonal (2):
Jóvenes en situación de alto riesgo participan en actividades conjuntas con jóvenes de bajo
riesgo con supervisión especializada

Nivel comunitario
Actividades extracurriculares en la escuela-comunidad. La Red de Escuelas de Música y Bandas
Sinfónicas es un proyecto del Programa de Seguridad y Convivencia Ciudadana de la Alcaldía de
Medellín, en Colombia. Se atienden a 4.000 niños y adolescentes habitantes de barrios de
estratos socioeconómicos medio-bajo y bajo, localizados en las zonas de mayor violencia social
y/o zonas por debajo del promedio del índice de calidad de vida medio. Ofrecen una alternativa
extracurricular de formación integral, uso del tiempo libre e inclusión social para una población
en alto riesgo de ser afectada por actos de violencia o cometerlos,, mediante la educación
musical. El programa tuvo impactos positivos en 4 de 5 categorías analíticas construidas para la
evaluación: aumentó la confianza personal (auto-concepto y autoestima); mejoró el sentido de
inclusión (pertenencia y reconocimiento de filiación); desarrolló habilidades para el manejo no

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violento de conflictos; fortaleció la perseverancia y disciplina; en cambio, no generó cambios en
la categoría de auto-cuidado. Según la evaluación, hubo un mayor impacto en los valores y
actitudes de las adolescentes (56).
Reducción de la disponibilidad de alcohol para adolescentes y jóvenes. Las intervenciones
orientadas al control del porte de armas y la restricción del consumo de drogas y alcohol por
parte de jóvenes en sectores caracterizados por la presencia de pandillas y la frecuencia de
delitos y homicidios, como las favelas donde trabaja Fica Vivo, en Belo Horizonte, Brasil, han
reducido los homicidios.
De igual manera, los diversos programas de convivencia ciudadana implementados por la
Alcaldía de Bogotá (Colombia) desde 1994, tuvieron siempre un componente de restricción a la
venta de alcohol después de determinada hora o en ocasiones especiales, así como control sobre
la venta a menores de 18 años. En combinación con otras medidas, mostraron una reducción
significativa a corto y mediano plazo en las tasas de homicidios de los adolescentes y jóvenes
entre 14 y 26 años (10).
Actividad policial concentrada en áreas de altas tasas de criminalidad y acción coordinada con la
comunidad y el sistema judicial En la experiencia de prevención implementada en las favelas de
Belo Horizonte, el programa Fica Vivo (basado en el programa Operation Ceasefire aplicado en
Boston, con éxito en la reducción de la violencia en adolescentes y jóvenes), decidió - en el
marco de un amplio apoyo comunitario e institucional - facilitar la acción policial, al ofrecer
mandatos de búsqueda y aprensión más amplios por parte del poder judicial, permitiendo a los
policías allanar un mayor número de residencias, evitando así la fuga de los acusados. Junto con
otras medidas, en el barrio "piloto" se obtuvo una reducción del 47% en el número de
homicidios durante los primeros meses del programa (57).
Mejoramiento del ambiente escolar, cambiando las prácticas de enseñanza, las normas y los
reglamentos escolares. El proyecto SAVE (Sevilla Anti ­ Violencia), desarrollado en España, es
un modelo para prevenir la violencia tratando de mejorar la convivencia basado en la filosofía
educativa de la investigación-acción y el modelo de profesionales reflexivos (49). Proporciona
una caja de herramientas a las instituciones escolares que consiste en tres grandes áreas de
intervenciones:
Un programa de educación en sentimientos y emociones, que logra incorporar la atención a la
vida afectiva y emocional de los escolares como un camino idóneo para la educación en valores.
Un programa de gestión democrática de la convivencia, que centra la atención en cómo se
diseñan y se cumplen las convenciones, las normas y reglas que regulan la vida cotidiana en el
aula y en el centro escolar.
Un programa de trabajo en grupo para el proceso de enseñanza aprendizaje, en la realización de
actividades y tareas sugeridas por el profesor.
Los resultados indican que las relaciones interpersonales mejoran (66% a 77%) y disminuyen las
valoraciones negativas de la escuela (2,2% a 1,8%); también se reduce el aislamiento de los
estudiantes durante el recreo, tanto en los grupos de quienes se sentían frecuentemente aislados
(de 7% a 3,5%), como en el que pocas veces se sentía aislado (31,5% a 15%). En cuanto a la
victimización por comportamiento intimidatorio (bullying), hubo una reducción del 25% a 15%
en los reportes, así como un aumento del 9% a 12% de las denuncias por intimidación.

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