Como profesionales de la salud debemos junto a las familias conocer y evaluar los beneficios y perjuicios derivados de las tecnologías digitales. La responsabilidad y el costo de involucrarse en sociedades tecnológicamente convergentes y digitalizadas están recayendo directamente sobre los individuos.
Sin lugar a dudas estamos embarcados con las familias en una travesía que conocemos poco y mal: ser niño/a , adolescente en una época de plena expansión tecnológica es una vivencia que nos es completamente extraña . Existen imaginarios sociales que apoyan la idea de que nuestros niños/as y adolescentes deben ajustarse naturalmente a las innovaciones, aunque ello implique el riesgo de acabar cediendo el control de sus vidas a las tecnologías. Aunque muchos adultos no poseen la adecuada información y habilidades tecnológicas , siguen siendo los garantes, los iniciadores de la cultura, la ley y del tejido de las relaciones. Tienen las familias mucho para transmitir sobre la jerarquización de la información, las normas y las reglas que previenen el uso abusivo y patológico de las tecnologías.
La tecnología puede ocupar distintas funciones, individual o socialmente, como herramienta mediadora o facilitadora de intercambios y relaciones , pero también puede generar dependencia y adicción , se asocia además el exceso de pantalla a la depresión en adolescentes . Se ha comprobado que en los niños retrasan el desarrollo del lenguaje, generando además alteración en los vínculos.
Desde el ámbito de la salud y, también de la educación debemos promover intervenciones orientadas en conocer los riesgos más comunes a los que los menores y adolescentes se enfrentan previniendo las tecnoadicciones junto a las familias.
María José Acebes Cordero
Psicólogo - España
Fecha: 09/06/2020