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Psicoterapia dinámica institucional. Escritos técnicos

Fecha Publicación: 06/03/2015
Autor/autores: Claudio Maruottolo

RESUMEN

El concepto de Institución adquiere cambios según las diferentes disciplinas. estudiaremos la institución desde la perspectiva del psicoanálisis abocado a su uso como dispositivo clínico mediante técnicas psicodinámicas y sociodinámicas que se desarrollan en el campo de la comunidad terapéutica. Desde hace varios años, bajo la dirección de José Guimón, implementamos una técnica de tratamiento en comunidad terapéutica de orientación grupoanalítica operativa, a la que él había denominado terapia grupal, dinámica, intensiva y breve (TGDIB), destinada a distintos trastornos graves de la personalidad.A lo largo de esta comunicación pensaremos la Institución desde el psicoanálisis como marco teórico, centrándonos en el abordaje técnico del proceso  terapéutico y el encuadre Institucional desde la práctica en la terapia grupal, dinámica, intensiva y breve (TGDIB) que se realiza en el equipo de AMSA en Bilbao.


Palabras clave: institución; psicoanálisis; técnica; proceso terapéutico en TGBIB.
Área temática: .

http://hdl.handle.net/10401/6643

Avances en Salud Mental Relacional
Advances in Relational Mental Health
ISSN 1579-3516 - Vol. 13 - Núm. 2 ­ Diciembre 2014
Órgano Oficial de expresión de la Fundación OMIE
Revista Internacional On-Line / An International On-Line Journal

PSICOTERAPIA DINÁMICA INSTITUCIONAL. ESCRITOS TÉCNICOS
Claudio Maruottolo (Profesor Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco UPV-EHU. Jefe
Clínico Hospital de Día AMSA. Bilbao)
claudiomarcelo.maruottolo@ehu.es
RESUMEN
El concepto de Institución adquiere cambios según las diferentes disciplinas. Estudiaremos la institución
desde la perspectiva del psicoanálisis abocado a su uso como dispositivo clínico mediante técnicas
psicodinámicas y sociodinámicas que se desarrollan en el campo de la comunidad terapéutica.
Desde hace varios años, bajo la dirección de José Guimón, implementamos una técnica de tratamiento
en comunidad terapéutica de orientación grupoanalítica operativa, a la que él había denominado
terapia grupal, dinámica, intensiva y breve (TGDIB), destinada a distintos trastornos graves de la
personalidad.
A lo largo de esta comunicación pensaremos la Institución desde el psicoanálisis como marco teórico,
centrándonos en el abordaje técnico del proceso terapéutico y el encuadre Institucional desde la
práctica en la terapia grupal, dinámica, intensiva y breve (TGDIB) que se realiza en el equipo de AMSA en
Bilbao.
Palabras clave: Institución. Psicoanálisis. Técnica. Proceso terapéutico en TGBIB.

SUMMARY
The concept of Institution changes according to the different disciplines, and we will study the
institution from the psychoanalysis perspective to be used as a clinical device through psychodynamic
and socio-dynamic techniques which are developed in the field of the therapeutic community.
A number of years ago, under the leadership of José Guimón, we implemented a treatment technique in
the therapeutic community with an operative group analytic orientation, which he had called group,
dynamic, intensive and brief therapy (TGDIB in Spanish), for those suffering from different acute
personality disorders.
Throughout this communication we will consider the Institution within a psychoanalytic framework,
focusing on the technical handling of the therapeutic process and the institutional framework from the

© 2014 CORE Academic, Instituto de Psicoterapia

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practice in the group, dynamic, intensive and brief therapy (TGDIB in Spanish) being performed by the
AMSA team in Bilbao.
Keywords: Institution. Psychoanalysis. Technique. Therapeutic process in the TGBIB.

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El concepto de Institución adquiere cambios según las diferentes disciplinas y tiempos en que se la
estudia. Así que, "sucesivamente pasan a primer plano la sociedad, la cultura, el individuo, el
inconsciente, el grupo, la estructura, la organización, el poder... [...]" (Lourau, 2006). En este caso
estudiaremos la institución desde la perspectiva del psicoanálisis abocado a su uso como dispositivo
clínico mediante técnicas psicodinámicas y sociodinámicas que se desarrollan en el campo de la
comunidad terapéutica.
Para conceptualizar a la institución desde el psicoanálisis comenzaremos por la propuesta de René Kaës
quien la ve [...] "como el orden por el cual se funda un colectivo con el objeto de realizar una tarea útil,
necesaria para el funcionamiento social: reproducción de la vida, educación, salud, trabajo, defensa
colectiva, sistema religioso y cultural, basados en representaciones compartidas". Asimismo, el autor
establece que "[...] la institución nos precede, nos sitúa y nos inscribe en sus vínculos y sus discursos
[...]" (Kaës, 2004)
Para Cornelius Castoriadis, psicoanalista también francés, la institución está dotada de normas de
organización, regulación, transformación y transmisión. La institución es un colectivo instituido,
organizado y legislado en el campo de las relaciones sociales. Sus funciones cumplen con una necesidad
de los sujetos que participan en la institución: satisfacción de deseos inconscientes, identificaciones,
apuntalamientos narcisísticos e ideales entre otros. "La institución de la sociedad es cada vez institución
de un magma de significaciones" (Castoriadis, 2007). Es decir, que para este autor, en su imaginario
colectivo, los sujetos de la comunidad la instituyen.
Eliott Jaques cree importante "[...] conocer la medida en que son utilizadas las instituciones por sus
miembros individuales, para reforzar sus personales mecanismos de defensa (inconscientes) contra la
ansiedad y, en particular, contra la recurrencia de las tempranas ansiedades paranoide y depresiva"
(Jaques, 1965).
Dentro del grupo de psicoanalistas culturalistas, es interesante la visión de Abram Kardiner, quien
postula que la personalidad de base es el producto bidireccional entre la acción del individuo sobre la
sociedad y la acción de la sociedad sobre el individuo. La personalidad básica, según Kardiner, se
estructura en las instituciones primarias, especialmente la familia, donde la cultura actúa en estrecha
relación con la biología. A su vez, el sujeto seguirá el picodesarrollo de su personalidad en las
instituciones secundarias1.
En los años ´40 la institución se comenzó a utilizar como setting de orientación psicoanalítica en el
tratamiento de diversas patologías psiquiátricas. Desde los primeros desarrollos en Europa o América,
en todas ellas se encontró la utilización de ese ámbito para desarrollar la terapia psicodinámica2. Pero,
¿cómo se llegó a utilizar una institución como dispositivo de orientación psicoanalítica? ¿Cómo se pasó a
incluir a la institución como dispositivo terapéutico de orientación psicoanalítica desde el dispositivo
que representaba el diván en el que Freud analizaba a sus pacientes neuróticos?
El psicoanálisis en sus desarrollos post-freudianos incluyó gradualmente en su corpus teórico el
concepto de vínculo, de grupos y de instituciones. Cada uno de estos ámbitos fue utilizado
1

Sistemas proyectivos, entre los que se cuentan el arte, la religión, la mitología, el folklore, las ideologías, la política, entre otros (Abram
Kardiner, 1955).
2

En Europa, cuyas experiencias más significativas fueron en Inglaterra y Francia, o las de América, sean en Estados Unidos o en el en Argentina.

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paulatinamente como setting para el tratamiento psicodinámico de diversos trastornos mentales. En
"comunidad terapéutica de orientación grupoanalítica" se expuso el concepto de institución como un
espacio que reproducía el ámbito de la comunidad a escala con un fin terapéutico (Maruottolo, 2012).
Desde hace varios años, bajo la dirección de José Guimón, implementamos una técnica de tratamiento
en comunidad terapéutica de orientación grupoanalítica operativa, a la que él había denominado
(Guimón, 1998) terapia grupal, dinámica, intensiva y breve (TGDIB), destinada a distintos trastornos
graves de la personalidad. Nuestra perspectiva teórica da sustento a un dispositivo psicodinámico
institucional, creando un campo psíquico que posibilita un proceso de internalización en los
participantes de una cultura que produce sentido en la comunidad atravesada por sus prácticas sociales.
Por medio de la Institución se produce la incorporación del participante en un entramado discursivo y
relacional de afectos conscientes e inconscientes a la pertenencia de un espacio psíquico del Nosotros.
La capacidad de producción de actividades de representación simbólica y material en este campo
dinámico psíquico auto-eco-organizado es determinante en la emergencia del sujeto de la institución.
Por lo tanto, al instituirse, se marcan huellas mnémicas en los sujetos, en un espacio y tiempo, que le
permiten producir sus referentes, instaurando procesos necesarios, tanto conscientes como
inconscientes, de significación y articulación del lenguaje en la relación de su ámbito. (Maruottolo,
2014).
Toda institución en el dispositivo de comunidad terapéutica propicia un espacio-soporte para el
desarrollo de un proceso para la actividad de representación en los sujetos, traduciéndose en un cambio
psíquico y transcribiéndose en nuevas prácticas sociales en la comunidad. El complejo proceso
terapéutico en la TGDIB, consiste en la recapitulación gradual por los ámbitos que el sujeto atravesó en
su psicodesarrollo, y la materialización en nuevas expresiones en sus prácticas sociales entendidas como
experiencias reparadoras.
En la TGDIB, técnicamente, el trabajo terapéutico no sólo se focaliza sobre la revelación de los conflictos
y déficit en la estructura dinámica de la personalidad (Killingmo, 1989), vincular y relacional amplia, sino
en el apoyo a la expresión de todas las capacidades creativas potenciales del sujeto en la totalidad de la
vida social. Esa espiral dialéctica (Pichón Rivière, 1971) es posible debido a la cultura institucional,
entendida como producción de un entramado de ligaduras discursivas y distintos grados de relaciones
afectivas entre los participantes de la comunidad, con capacidad de re-significación simbólica y material.
Estos nuevos recursos genuinos permiten desarrollar capacidades yoicas para elucidar, ampliar el insight
y la elaboración que se expresará en cambios en las prácticas sociales. Por lo tanto, ya no es el diván en
el ámbito bi-personal, ni el círculo en el ámbito grupal, sino la Institución como grupo de grupos en el
ámbito de la comunidad terapéutica (Bauleo y de Brassi, 1990), que permitirá instituir procesos de
cambios en la comunidad y de elaboración en los participantes que la configuran.
Este proceso de revelación y apoyo al cambio se sustenta, como veremos, en la democratización y la
permisividad (analogía de la asociación libre, en la psicoterapia psicoanalítica bi-personal y el discurso
libre, en la psicoterapia psicoanalítica grupal) tendientes a analizar los enunciados en el lenguaje verbal
y en el conjunto de prácticas sociales que se despliegan dentro del encuadre institucional. El proceso
terapéutico está dirigido no solo a la mejoría clínica y social, sino a acercar al paciente a la cura
psicoanalítica.
A lo largo de esta comunicación pensaremos la Institución desde el psicoanálisis como marco teórico,
centrándonos en el abordaje técnico del proceso terapéutico y el encuadre Institucional desde la

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práctica en la terapia grupal, dinámica, intensiva y breve (TGDIB) que se realiza en el equipo de AMSA en
Bilbao.

I.

LA INSTITUCIÓN Y LA TGDIB COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL

En la terapia grupal dinámica, intensiva y breve, la Institución, está construida socialmente,
representando un espacio psíquico en un ámbito de comunidad terapéutica ambulatoria. Este
dispositivo psicoanalítico, por su construcción cuantitativa, es un grupo grande y por sus dinámicas, el
de mayor complejidad, como grupo de grupos a escala de una comunidad en lo social.
Varias unidades específicas de tratamiento (unidades de trastornos de personalidad, de trastornos de
patología dual, de trastornos de alimentación, del espectro psicótico...) agrupadas como grupos
pequeños, comparten diariamente un campo psíquico común, y al mismo tiempo identidades comunes
y diferentes para cada grupo dentro de la totalidad de grupos de la institución. La comunidad
terapéutica, constituida por setenta a ochenta pacientes que acuden todo los días, se divide, como
decíamos, por grupos pequeños que intencionalmente se configuran en una media de 12 pacientes. El
decir intencionalmente, es debido a que se busca que las trasferencias múltiples allí generadas, sean
más diluidas que en los grupos de grupoanálisis convencional de las consultas externas debido a los
pacientes con trastornos de personalidad en crisis al que está dirigido el programa3.
En este contexto las transferencias múltiples se caracterizan por su hipercomplejidad y dilución
(Maruottolo, 2014), dispersión (Mascaró, 2011) o difracción (Kaës, 1997), con una menor intensidad.
Así, el grupo dinámico pequeño, que se realiza dos veces a la semana, es más tolerable para el
participante del grupo. Esta construcción hipercompleja, no lineal, propicia procesos psicodinámicos y
sociodinámicos con la posibilidad de crear la emergencia de un sujeto con nuevos recursos yoicos
genuinos (García Badaracco, 1989).
En la terapia grupal dinámica, intensiva y breve el tiempo de tratamiento se realiza en dos fases del
proceso: 1) la TGDIB (pretratamiento dinámico) donde se realiza una terapia comunitaria de orientación
grupoanalítica operativa modificada, cuyos objetivos son crear una psicoterapia dinámica de
elucidación, creatividad e insight, con una duración de cuatro a seis meses, y, 2) la continuación de
psicoterapia de orientación psicoanalítica de elaboración , bi-personal, grupal (según el caso clínico),
que continúa en la institución de dos a tres años4.
La TGDIB, por su construcción técnica, se centra en el análisis del proceso terapéutico singular, grupal,
familiar e institucional, dentro de los límites del encuadre institucional. Como hemos visto, el material
sensible a analizar no sólo incluye lo verbal, sino todas las prácticas que, a modo de dinámicas
proyectivas, se despliegan en la comunidad terapéutica5. El encuadre institucional representa un
3

En psicoanálisis de grupo el número de pacientes ideal es de ocho para los grupos pequeños.

4

Como vemos, el tratamiento continuará con algún dispositivo psicoanalítico dentro de la institución según la necesidad evaluada por el
equipo y la percibida por el paciente, portador este de un insight suficiente para continuar una alianza de trabajo.
5

El programa terapéutico se centra en distintos abordajes psicodinámicos, pero hay un conjunto de terapias (cognitivas, sistémicas o
arteterapia, musicoterapia, danza movimiento terapia...) y actividades socioterapéuticas (grupos de organización de actividades culturales,
ocio, revista de la comunidad...) que permiten complementar y analizar psicoanalíticamente al sujeto de la institución desde la totalidad de sus
prácticas sociales.

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metaencuadre, bajo el que se desarrollan los encuadres de cada unidad y de cada actividad terapéutica.
La TGDIB se centra en que el encuadre se encuentra implícito en el discurso institucional más que
explícito en el contrato de tratamiento o los protocolos de actuación.
El encuadre, como veremos más adelante, es donde se desarrolla el proceso terapéutico, y el parámetro
para pensar las dinámicas inconscientes del paciente y procesos que se instituyen en la comunidad
terapéutica. El encuadre es la base técnica sobre el que los equipos terapéuticos centran su atención,
valoran su contratransferencia o, eventualmente, trabajan sus transferencias, a fin de mantenerlo
reflexivamente para el conocimiento psicodinámico del paciente y sociodinámico de la institución. Este
conocimiento es utilizado multidisciplinariamente, es decir, un hecho social se analizará desde lo
psicodinámico y lo sociodinámico en las reuniones de los equipos y las supervisiones. Cada especialista
del equipo utilizará ese conocimiento desde su campo disciplinario. Así, una agresión contra el encuadre
en un paciente se reflexionará, primero en el equipo, y luego en el grupo dinámico, en el grupo
cognitivo, en la terapia de familia o en el grupo multifamiliar psicoanalítico, en el taller de arte o
educativo. Así, la comunidad terapéutica se transforma en una comunidad didáctica para terapeutas y
pacientes (Guimón, 2012)
Por último, el encuadre implícito dentro del discurso institucional, como explicaré más adelante,
construye socialmente un espacio terapéutico comunitario democrático y de permisividad, necesario
para la emergencia de procesos, primero transferenciales hipercomplejos, y luego creativos que lleven
al insight y a cambios profundos en las prácticas sociales.

II.

DE LA CULTURA INSTITUCIONAL COMO PRODUCTORA DE SENTIDO

En la introducción hablamos de que el proceso terapéutico se centra en la internalización de la cultura
institucional que da sentido de realidad a los sujetos ligados a la comunidad terapéutica. Es por ello, que
el carácter polisémico del término cultura evidencia la necesidad de un análisis detallado de sus
connotaciones semánticas sobre la actividad de representación que determinan los sujetos de la
institución. Así mismo, es necesario comprender a la institución como facilitadora de esos procesos de
cambio psíquico que lleva al paciente al camino de su cura. La idea de cultura como un "cultivo" en el
aprendizaje de lo humano es el resultado del ejercicio de esa producción cultural que está en la
complejidad terapéutica de este dispositivo psicoanalítico institucional.
La obra de Freud constituye, con la inclusión del inconsciente, una de los más importantes aportes
científicos sobre la naturaleza humana6. Así, el psicoanálisis es una investigación científica sobre las
enfermedades o trastornos mentales, y en segundo lugar, una teoría de la constitución del aparato
psíquico de los seres humanos en su cultura.
En el "Malestar en la cultura" Freud refiere que "[...] no creemos poder caracterizar a la cultura mejor
que a través de su valoración y culto de las actividades psíquicas superiores, de las producciones
intelectuales, científicas y artísticas, o por la función directriz de la vida humana que concede a las ideas
[...]". Así vemos que Freud desarrolla, como investigador, una teoría de la mente, donde la cuestión de
6

Como médico Freud, buscaba originariamente, un método para la cura de las neurosis, pero el análisis de las causas de éstas le condujo a la
elaboración de una teoría general sobre la vida psíquica, relacionándola, en un determinado momento del desarrollo de su teoría, con la
sociedad y la cultura.

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lo biológico queda relegada por la imposibilidad material de su tiempo, cuestión que hoy se está
desarrollando con mucha fuerza. Asimismo, se evidencia un profundo avance, también teórico, de
distintas perspectivas sobre la sociedad y la cultura en la configuración de la mente.
La propuesta de un psicoanálisis de tercera generación, neo-culturalista, con la inclusión de la
subjetividad como tópica social, toma como resultante la emergencia compleja, en el sujeto, de
procesos históricos sociodinámicos y psicodinámicos materializados en el lenguaje en acción en la
cultura institucional que paulatinamente se apodera de los sujetos.
La diferencia de esta propuesta terapéutica psicoanalítica neo-culturalista, en la TGDIB, por un lado, es
hacer más relevantes las dinámicas de la dimensión social en el aparato psíquico, poniéndolas en un
punto de igualdad con las dinámicas de las dimensiones biológicas y psicológicas. Por otro lado, resaltar
la transubjetividad y los discursos de relaciones amplias en la sociedad, que ellas representan, actuando
terapéuticamente, junto a la intersubjetividad y la intrasubjetividad, en el proceso de subjetivación, de
creación de actividades de representación en sede Yoica, y en otras instancias de la segunda tópica. En
este sentido, se centra en cómo los seres humanos construyen complejamente en el discurso en el que
se posicionan la realidad y sus significados dentro de la cultura de pertenencia, base del cambio psíquico
transcriptos en nuevas prácticas sociales de los pacientes.
Partiendo de una dimensión individual, la más arcaica, constituida por el nivel biológico (cuyo producto
es lo instintivo) y el nivel psicológico, bajo el modelo de la segunda tópica (cuyo producto es lo
pulsional), se halla la dimensión social7. Esta última queda integrada por la subjetividad, productora de
lenguajes investidos libidinalmente y las prácticas sociales que son productoras de cultura. A la
subjetividad, en la evolución psíquica, se añaden paulatinamente los lenguajes o discursos de los
campos sociales vincular y comunitario8 (lenguajes investidos de cada ámbito psíquico, intersubjetivo y
transubjetivo, de pertenencia), construyéndose, desde ese lugar y ese tiempo, la posición subjetiva
resultante de la emergencia compleja de lo individual y lo social.
Hay una experiencia terapéutica, que los psicoanalistas que trabajamos en grupo reconocemos, que es
la existencia de un nivel individual y otro grupal de cada sujeto. En este sentido, Wilfred R. Bion la
observó refiriendo que "[...] Hay una matriz del pensamiento dentro de los límites del grupo básico, pero
no dentro de los límites del individuo" (Bion, 2006). Otra vez queda demostrado con este antecedente
de Bion, como las dinámicas sociales y las dinámicas psíquicas se estructuran dialógicamente,
recursivamente y hologramáticamente en la emergencia compleja de lo humano. Considero así a lo
humano,en su virtualidad sana o patológica, como la emergencia compleja de la historia psicodinámica y
sociodinámica por la que el sujeto atravesó, y su materialización, actualizadas en sus prácticas sociales
en la cultura de pertenencia.

7

En el origen de la subjetividad y los procesos creativos: Se propuso [...] "que el origen de los procesos creativos está ligado al origen
sociodinámico de la subjetividad, dado que ambos se produjeron en la zona de experiencia intermedia, signados por los primeros encuentros
entre la madre y el bebé. En ese espacio vincular se produce el primer proceso creativo, originándose la subjetividad con la incorporación del
individuo a la cultura como sujeto de ella. Por eso, expresé en otro artículo que [...] Donde hay un individuo debe advenir un sujeto" [...]
(Maruottolo, 2013).
8

En la evolución de la mente, a la constitución intrasubjetiva se suman, primero, la dimensión intersubjetiva o vincular, a la que afluyen los
discursos o lenguajes connotativos de pertenencia y alteridad. Por último, se añaden a la subjetividad, los discursos que determinan la
pertenencia a la comunidad fuera del campo vincular, y al que denominamos discursos transubjetivos.

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La materialización, como expresión posicionada del sujeto en la cultura, es entonces el producto de un
proceso de sucesivas transformaciones que atraviesan las dimensiones psíquicas biológica, psicológica y
social, hasta alcanzar su expresión en las prácticas sociales.
Toda práctica social es lenguaje en acción, siendo generadora de narraciones, relatos y acciones con
posibilidad de transformación de la cultura en la comunidad y siendo, a su vez, transformadora a través
de sus discursos de las propias dimensiones que configuran el aparato psíquico del sujeto. Así, la
Institución, que se desarrolla en el ámbito de la comunidad, funciona como una categoría de producción
cultural de actividades de representación simbólica y material en su campo, traduciéndose en discursos,
y transcribiéndose en prácticas sociales (Maruottolo, 2014).

III. EL PROCESO TERAPÉUTICO EN LA PSICOTERAPIA DINÁMICA INSTITUCIONAL
El complejo proceso en que interviene la Institución en la comunidad terapéutica, bajo los principios
técnicos de la TGDIB9 es crear espacios terapéuticos que permitan la recapitulación de los ámbitos
psíquicos por los cuales transitó el sujeto en su psicodesarrollo10. Ello es posible por las condiciones de la
Institución y la necesaria regresión del paciente al servicio de la terapia11. El estado regresivo, favorecido
por el encuadre, permite la expresión en la transferencia de sentimientos y discursos de los distintos
ámbitos por los que el sujeto atravesó en su psicodesarrollo. El sustrato biológico, psicológico y social
sobre el que se detentan los discursos y relaciones afectivas del paciente, acumulados históricamente,
se materializaran en el aquí y ahora de la terapia.
Específicamente, la recapitulación que propicia la comunidad terapéutica en la institución, propone el
pasaje por esos ámbitos vinculares, primero bi-personal, luego el del pequeño grupo, más tarde el de
relacionas amplias, en los grupos grandes y por último, el de los grupos de grupos que representan las
relaciones más amplias y complejas de la comunidad. Por lo tanto, el discurso de la institución en el
dispositivo terapéutico sustentará un ambiente facilitador y de reconocimiento de la potencialidad
creativa, en cuanto re-desarrollo de las estructuras dinámicas de los sujetos, para el pasaje a campos
psíquicos cada vez de mayor complejidad, hasta alcanzar su subjetividad.
El discurso institucional es democrático y de permisividad dentro de un campo terapéutico, pero
delimitado por el encuadre. Este principio técnico, como veremos, es de significativa importancia para
que pueda darse la emergencia de dinámicas transformadoras ante los problemas que surjan en el
mismo. En este sentido, el trabajo para favorecer el insight y la elucidación12, se sustenta en la
democratización y permisividad del campo terapéutico, siempre limitado por el encuadre. El
mantenimiento de estas cualidades, en la alianza terapéutica, permite la activación de procesos

9

La experiencia de más 20 años en el campo de la psicoterapia institucional de orientación psicoanalítica, me permite observar a la "[...] la
Comunidad Terapéutica (CT) como una variedad de tratamiento Grupal-Institucional crea un ambiente transicional centrado
fundamentalmente en procesos subjetivantes y socializantes tendientes a generar un re-desarrollo de recursos yoicos teniendo como objetivo
principal la reinserción y la rehabilitación social" (Maruottolo, 2013).
10

Condiciones de reconocimiento sociodinámicas de la institución.

11

Condiciones de producción psicodinámicas de la institución.

12

Para Castoriadis, "es el trabajo por el cual los hombres intentan pensar lo que hacen y saber lo que piensan" (Castoriadis, 2007).

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creativos13 , sirviendo al paciente, al grupo y toda la institución, para evitar así, la compulsión a la
repetición propia de estructuras psicodinámicas y sociodinámicas patológicas.
El proceso terapéutico moviliza prácticas sociales en la comunidad terapéutica, en los participantes, redesarrollando potencialidades creativas, no siendo por tanto, meros espacios de entretenimiento o de
actividades dirigidas. Los talleres de arte, organización, actividades de ocio, festejos de rituales sociales,
dentro o fuera de la institución, son un campo terapéutico de re-desarrollo que prepara al Yo (segunda
tópica) y a la subjetividad (tercera tópica) para transformar la cultura institucional, transformándose a sí
mismo dentro del encuadre. Las prácticas sociales y las producciones de actividades de
representaciones simbólicas y materiales que se desarrollan en los sujetos participantes en la
institución, dan la cualidad a la terapia de nuevas experiencias históricas, ahora sí, materialmente
reparadoras. Con reparadoras me refiero a nuevos recursos del Yo genuinos, y a un trabajo de éste, para
evitar la tendencia histórica de materializarse en la repetición dilemática y destructiva. La superación de
conflictos o déficits dinámicos en los pacientes, en las estructuras subyacentes a la subjetividad,
dependerá de las condiciones sociodinámicas y psicodinámicas de los sujetos que participan, sean
pacientes o terapeutas, estando materializadas en sus prácticas sociales creativas.
En el proceso terapéutico de la institución, y gracias al encuadre, como variable constante que no forma
parte del proceso, se dan emergencias de un entramado discursivo y distintos grados de relaciones
afectivas que, como vimos, crean las condiciones de una posibilidad de análisis complejo de las
dinámicas inconscientes. El encuadre entonces, debe ser entendido como el "parámetro" técnico que
posibilita determinar las distintas estructuras psicodinámicas, que se expresan materializadas en las
transferencias múltiples hipercomplejas con la Institución. El análisis de las transferencias múltiples
hipercomplejas en la institución se efectúa tanto en los dispositivos terapéuticos verbales, como en la
totalidad de las prácticas sociales dentro de la comunidad terapéutica.
En la TGDIB, dadas las características de comunidad terapéutica, se permite analizar la transferencia
múltiple con la particularidad de ser hipercompleja y diluida (Maruottolo, 2014), ddispersa, (Mascaró,
2011) y de poseer difracción (Kaës, 1997), constituyéndose como una producción transferencial
diferente a otros tipos de dispositivos psicoanalíticos. En el psicoanálisis institucional, a diferencia de
otros dispositivos terapéuticos (psicoanálisis bi-personal, familiar, grupal, etc), se analizan, no sólo el
contenido verbal, sino también el de todas las prácticas sociales que se llevan a cabo in situ14,
vehiculizando transferencias múltiples hipercomplejas frente al encuadre.
Este modelo de institución terapéutica psicodinámica es descripta por Norberto Mascaró, quien detalla
los principios básicos:
1) "Primun non nocere", al decir de F. Nightingale. Parece obvio este principio, pero la
experiencia en este campo, nos enseña que muchas veces sometemos a los pacientes a
situaciones traumáticas en los distintos ámbitos del tratamiento; 2) Libertad de comunicación.
Todos los participantes de la experiencia deben contar con la seguridad de poder expresar sus
pensamientos y sentimientos; 3) Análisis de los sucesos en función de la dinámica individual,
13

Nuestra manera de re-desarrollar los procesos creativos, entendidos como funciones complejas que involucran condiciones psicodinámicas y
sociodinámicas, son estimuladas por medio del arte, la organización social, y no sólo por las terapias cognitivas, dinámicas, etc.
14

Espacios de actividades lúdicas, deportivas, salidas a la ciudad, empoderamiento de actividades laborales en la comunidad, espacios
informales, etc.

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interpersonal y social; 4) Achatamiento de la pirámide de autoridad. Democratización del
equipo. Trabajo en co-terapia; 5) Provisión de experiencias de aprendizaje; 6) Examen del rol.
Los miembros de la comunidad se reúnen para examinar la marcha de las actividades y las
dificultades que surgen en la tarea; 7) La asamblea o reunión comunitaria representan el lugar
por excelencia para observar la marcha de la comunidad. (Mascaró, 2013)
El modelo del ECRO, como esquema conceptual referencial operativo (Pichón Rivière), es al que
denomino discurso institucional. Bajo este concepto, la acción terapéutica escapa al esquema o los
protocolos de actuación, ya que además es metalenguaje, y la posición de los sujetos en el discurso, en
cuanto a la participación activa en el proceso de la psicoterapia dinámica institucional, es
particularmente un trabajo de elucidación desde la subjetividad.
Siguiendo la idea de Piera Aulagnier sobre la función primaria, sostengo que toda institución ejerce una
violencia primaria necesaria (Aulagnier, 1975) sobre los sujetos que en ella participan15. Diferenciando
este sufrimiento necesario, que se produce al incorporarse el sujeto a la trama discursiva institucional,
de otro que se instaura como secundario en instituciones autocráticas, al que llamo violencia secundaria
institucional16.
Refiriéndonos sólo a la violencia primaria necesaria, en la institución terapéutica, el sujeto que se
incorpora es participante de una trama discursiva y de relaciones afectivas acumuladas históricamente,
que se expresan materialmente en sus prácticas, y que condicionan la existencia psíquica de los
participantes. El sujeto participante, sea paciente, terapeuta o incluso administrativo, trae consigo su
propia trama discursiva sociodinámica y su estructura psicodinámica de personalidad, quedando
expresadas por distintas prácticas sociales en la institución17.
El proceso terapéutico, por tanto, se desarrolla dentro del campo psíquico que configura el discurso
institucional. Vemos como el discurso se corresponde técnicamente con el encuadre institucional. El
encuadre institucional queda definido como una construcción social arbitraria que da sustento metalingüístico al discurso institucional que permite el desarrollo del proceso terapéutico. El encuadre actúa
sobre todos los participantes de la relación institucional, vehiculizando la producción de actividades de
representaciones simbólicas y materiales. La emergencia de prácticas sociales en los sujetos de la

15

Cada sujeto, paciente y terapeuta, trae consigo su propio encuadre inconsciente, es decir, su discurso. Entiéndase aquí discurso sobre
distintas cosmovisiones de sí mismo y el mundo, cómo se constituyen las relaciones, cómo ser curado, o cómo curar a nuestros pacientes. Esos
procesos discursivos de la subjetividad emergen en los enunciados del lenguaje del sujeto y en sus prácticas sociales. La Institución detenta un
discurso ya instituido, e impone un modo de producción de las prácticas sociales, en este caso, asistenciales que el sujeto que se incorpora
debe instituir.
16

Designo la idea de violencia secundaria institucional a la sostenida en instituciones totales (E. Goffman), comunidades terapéuticas
autocráticas (Ch. Dederich) y sus derivaciones, entre otras.
17

Es por ello que definí a la personalidad como las formaciones bio-psicológicas integradas, con niveles de organización (consciente e
inconsciente: primera tópica) y jerarquización dinámica que determina la estabilidad, consistencia, y coherencia en la forma (Ello, Yo, Superyo:
segunda tópica) y los contenidos discursivos (Subjetividad: tercera tópica) que determinan la compleja particularidad proactiva del pensar,
percibir, sentir y comportarse consigo mismo y con los otros a fin de lograr la mayor adaptabilidad al ambiente cultural a lo largo de la vida".
(Maruottolo, 2012).

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institución, depende de la actividad de representación de la totalidad de los sujetos de la misma, siendo
analizadas en las transferencias y contratransferencias según el caso18.
Por lo tanto, la institución, por medio del encuadre, crea un campo de expresión y de reconocimiento
mutuo, es decir, de materialización de prácticas discursivas sobre la realidad que se construye en la
comunidad terapéutica. El encuadre, como discurso institucional, permitirá la mayor permisividad y
democratización en el campo psíquico, y será la analogía de la asociación libre y del discurso libre.
Es significativo aclarar el concepto de democratización para evitar malentendidos semánticos y su
repercusión en la aplicación clínico-técnica de la terapia psicodinámica institucional. El concepto de
democratización debe ser entendido técnicamente, y no sólo por el uso habitual del término, en cuanto
a su connotación ética. En el uso de técnico de la TGDIB, se entiende por democratización el proponer a
los miembros de la Comunidad Terapéutica, una participación activa y libre en la construcción social de
la institución, dentro de los límites del encuadre. Así como para la psicoterapia psicoanalítica bi-personal
es central la asociación libre para que emerja la trasferencia, y para la psicoterapia grupal es
indispensable el discurso libre para que se produzca la emergencia de transferencias múltiples, en la
psicoterapia psicoanalítica institucional es necesaria la permisividad y la democratización en las
prácticas sociales. Esa acción técnico-terapéutica permite la emergencia de transferencias
hipercomplejas, que no sólo incluyen la analizabilidad de lo verbal, sino de la totalidad de las prácticas
sociales dentro del encuadre institucional cuando el participante se encuentra con problemas frente a
él.
De qué manera cada sujeto, grupo pequeño o grupo grande se relacione dentro del encuadre, en las
distintas actividades, permitirá su analizabilidad, es decir, hacer conscientes los procesos inconscientes
psicodinámicos e implícitos sociodinámicos que se expresan en la comunidad. Elucidar y actuar
creativamente sobre cómo se afrontan los problemas en el campo sociodinámico institucional permite
la evaluación de conflictos y déficits estructurales psicodinámicos y los progresos terapéuticos,
permitiendo acercar a los sujetos del grupo al camino de la cura.
La situación analítica se inicia con el ingreso del paciente al campo terapéutico institucional. Las
entrevistas de admisión de los futuros participantes pacientes serán exploratorias, según la necesidad
de cada sujeto, evaluando la gravedad del estado psiquiátrico fenomenológicamente, pero
correlacionando la estructura dinámica de la personalidad y su red (familias, amigos...). Otra valoración
que debe realizarse es la referida a los aspectos más sanos, y al grado de motivación, consciente e
inconsciente, para construir una alianza de trabajo con el paciente y su familia. La aceptación del
encuadre como discurso funda la relación terapéutica, que es la resultante de la necesidad percibida y la
necesidad evaluada.
La alianza de trabajo en una unidad específica de tratamiento se realiza con un miembro del equipo
psicoterapéutico, con quien el paciente entabla un campo psicológico bi-personal. Este primer
encuentro es fundante del proceso terapéutico. La regresión, al servicio de la progresión del proceso
18

El análisis institucional, en este dispositivo, no sólo se efectúa sobre lo verbal, sino sobre todas las prácticas sociales que la comunidad
terapéutica de orientación psicoanalítica despliega sobre los sujetos (pacientes y terapeutas). La relación analítica dentro del campo psicológico
en la institución acerca al paciente a la cura, alejándolo al mismo de la "cura como sí", y a los profesionales, de una participación terapéutica
"estereotipada".

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terapéutico, facilita que el encuadre active ansiedades básicas, y por medio de ésta, la transferencia. La
función terapéutica ayudará al paciente a transitar este período para comenzar, paulatinamente, a
internalizar desde este primer ámbito terapéutico vincular, discursos y sentimientos de pertenencia19. El
sujeto crea con el terapeuta un campo ilusorio, interfantasmático, el objeto-subjetivo. El proceso
paulatino de ilusión- desilusión en el vínculo del ámbito bi-personal está activado por el encuadre que
permite aclarar "malentendidos inconscientes" en relación con el vínculo. Hacerse cargo del paciente,
como función terapéutica, es contener el proceso de construcción en el aquí y ahora de una relación en
la que emergen, transferencialmente, deseos inconscientes y resistencias de progresión de la terapia
observadas en todas las prácticas sociales en la unidad.
La función terapéutica se continúa con el reconocimiento del terapeuta de la posibilidad de incorporar
al paciente al grupo pequeño de la unidad de tratamiento específico. El terapeuta actuará como sostén
de nuevas ansiedades (supuestos básicos) que se presentan en el proceso de incorporación al grupo
pequeño, y al duelo de separación de su propio vínculo terapéutico bi-personal.
El grupo pequeño y su encuadre determinan un campo psicológico más complejo que signará la vida
psíquica del paciente. La información que tendrá que "metabolizar el Yo" por los discursos y vínculos
que se configuran, produce actividades de representación traducidas y transcriptas en sus prácticas
dentro del ámbito del grupo pequeño. Las transferencias múltiples en el grupo pequeño permiten
analizar fantasías inconscientes originadas allí y entonces en su grupo familiar y actualizadas en el aquí y
ahora transferencial. Sin embargo, el grupo dinámico no será la única posibilidad de análisis del
paciente, aunque sólo este encuadre permite un abordaje técnico psicoanalítico de los conflictos
reactualizados.
Los terapeutas, además, analizan al paciente en la materialización de contenidos inconscientes en
distintas prácticas sociales del tratamiento (arte, musicoterapia, danza-movimiento terapia, salidas a
centros culturales de la ciudad, actividades recreativas dentro o fuera de la comunidad, etc.). Otro
elemento analizado es cómo se relaciona transferencialmente con los otros grupos de la comunidad
terapéutica y con grupos externos a la institución (transferencias hipercomplejas). Asimismo, al
encontrarse preparado el paciente, el vínculo con el grupo pequeño debe favorecer la transición a un
ámbito terapéutico de mayor complejidad, representado por el grupo grande de toda la comunidad20.
Las distintas unidades participan, por un lado, en el grupo grande grupoanalítico (basado en los
fundamentos teórico-técnicos de Patric de Maré, Moneo y Cervino, 2014) y, por otro lado, en el grupo
multifamiliar psicoanalítico (basado en los fundamentos de Jorge García Badaracco). Las prácticas
19

La idea de recapitulación en el proceso terapéutico como experiencia reparadora se sustenta en que el individuo recién nacido está
configurado, fundamentalmente, por formaciones biológico-instintivas. Las pulsiones de autoconservación son las fuerzas que marcan su
necesidad de supervivencia, y lo ligan a la madre, quien satisface necesidades básicas. Este estadio en el infante es a-cultural y a-conflictual,
entre otras características ya estudiadas. La unión en este campo social configura el vínculo, siendo la madre la primera Institución. La
Institución materna incorpora al individuo a la cultura, transformándolo en sujeto de ella. Por un lado, con el origen del Yo a partir del Ello,
recordando la frase de Freud quien dijo "donde estaba el Ello adviene el Yo", y por otro lado, de ese vínculo surgirá el origen de la subjetividad.
Estos hechos se producen mediante un intercambio dentro del campo del vínculo de relaciones afectivas, de protección y de discursos. La
Institución materna apuntalará la incorporación del infante a un ámbito de mayor complejidad como lo es la Institución familiar. Por lo tanto,
en el primer estadio del proceso terapéutico, se recapitula este periodo del psicodesarrollo.
20

Ya en la Institución Familiar se produce también un intercambio libidinal signado por relaciones afectivas, provisiones que permitan su
maduración psicofísica, y discursos propios del vínculo de la cultura familiar edípica. Ésta también tendrá la función transicional de incorporar
al sujeto a un ámbito de mayor complejidad, como lo es la comunidad. En la comunidad habrá un número cada vez más creciente de
Instituciones en las cuales el sujeto continuará complejizando sus prácticas discursivas.

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sociales en el grupo grande ocurren, además, cuando los sujetos de las unidades de tratamiento
específicas salen a configurar otros grupos, sea de cultura, ocio, arte, etc. dentro del trabajo activo de la
propia comunidad terapéutica. Estas prácticas sociales son la emergencia también de procesos
psicodinámicos y sociodinámicos que el paciente internaliza, desplegando transferencias hipercomplejas
que deben ser analizadas21.
Los desarrollos de procesos de actividad de representación, elucidación, insight, son productores de
permisividad de expresión de prácticas discursivas auténticas, íntimas y verdaderas, dando la constancia
de objeto en la relación terapéutica, el equilibrio entre el proceso terapéutico, y el encuadre de cada
ámbito que el paciente atraviesa. Por medio de estos mecanismos psicodinámicos y sociodinámicos se
encuentra la base del cambio psíquico que lleva al paciente a su cura psicoanalítica institucional. Estas
prácticas de transformación progresiva en el ámbito del vínculo bi-personal, en el ámbito del vínculo del
grupo pequeño y en el ámbito del grupo grande de toda la comunidad, están contenidas por el
metaencuadre de la institución terapéutica psicodinámica.
Vemos así, que no sólo se transforman las estructuras de la segunda tópica, sino de la tercera tópica,
como la subjetividad en un campo del Nosotros que cada vez es más vasto y complejo22. Es así que se
esclarece el decir de Mira y López en cuanto que "toda terapia se debe abocar a suprimir el sufrimiento
psíquico, pero atendiendo como objetivo último el restablecimiento del Homo Socialis" (en Maruottolo,
2012).

IV. EL ENCUADRE EN LA PSICOTERAPIA DINÁMICA INSTITUCIONAL
Nuestra técnica grupal, dinámica, intensiva y breve está centrada en el encuadre. El encuadre posibilita
un proceso en la comunidad terapéutica, como institución, que provee de prácticas discursivas que
permiten al sujeto desarrollar una actividad de representación simbólica y material. Esa actividad es la
provisión de materialidad dada en las prácticas, en este caso asistenciales, por la permisividad y
democratización de las relaciones que propone el equipo, y que permitirá el análisis de las
transferencias múltiples e hipercomplejas de los pacientes en las prácticas sociales desarrolladas en la
institución terapéutica.
El encuadre provee un espacio psíquico de regresión al servicio del tratamiento. Por medio del
encuadre surgirán, como producto del proceso, el análisis de la trasferencia y las posibilidades del
trabajo de mentalización en los participantes de la comunidad. Es por ello que la técnica grupal,
dinámica, intensiva y breve considera al encuadre, paradójicamente, como un "No-proceso", en el
sentido de que son las constantes, la no transformación, en cierto modo, la norma, por reconocimiento
21

En cada grupo, en el ámbito de la comunidad, en que el sujeto participa, queda ligado y configurando un campo de intercambio libidinal que
sirve de apuntalamiento para su desarrollo en ella. Dicho campo de intercambio promueve protección, distintos grados de relaciones afectivas
y discursos que serán producidos, reproducidos y reconocidos por los sujetos de la Institución.
Cada uno de estos ámbitos expuestos y sus Instituciones se corresponde con un campo del lenguaje en acción que lo constituye y que, en
forma compleja, se integra y posiciona al sujeto desde el discurso. Como vemos, desde mi perspectiva teórica, toda Institución (la materna, la
familiar y la comunitaria) no es en sí misma un ámbito sino un cuerpo social que configura un campo psíquico de apuntalamiento y de
intercambio libidinal de los distintos ámbitos del sujeto en la sociedad.
22

Los procesos psicopatológicos son, entonces, consecuencia de traumas en cualquiera de las dimensiones biológica, psicológica y/o social. La
expresión compleja de estas dimensiones en conflictos y déficit estructurales dinámicos en la segunda tópicas, y desde la subjetividad, en la
tercera tópica, deberán ser resueltas propiciando condiciones psicodinámicas y sociodinámicas diferentes a las condiciones que los generaron.

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mutuo, del compromiso con el encuadre, dentro de cuyo marco se da el proceso terapéutico (Bleger,
1967).
La necesidad de su mantenimiento y las rupturas y distorsiones que el analizado provoca en el encuadre
(en grados y características variables: desde el exagerado cumplimiento obsesivo, a la represión, actingout , la disgregación psicótica o psicopática) permiten conectar por medio de la trasferencia un
PROBLEMA (encuadre explícito) con un CONFLICTO/DÉFICIT (encuadre implícito).

Transferencia

Problema

Conflicto/Déficit
Fig. 1. Triángulo TGDIB (Maruottolo, 2012)

Esta es la base de la TGDIB, pudiendo ser representada en un triángulo (Fig. 1) que permite el
entendimiento de las experiencias en los distintos grupos terapéuticos (sean grupos psicodinámicos o
sociodinámicos).
El encuadre es, entonces, una institución dentro de cuyo marco, o en cuyo seno, suceden fenómenos
que llamamos comportamientos (Bleger, 1966). Lo significativo es que estos comportamientos quedan
incorporados a los metalenguajes del campo psicológico institucional, dando soporte a las relaciones
afectivas conscientes e inconscientes, y a los discursos sociales que configuran al sujeto, es decir, a los
lenguajes e intercambios libidinales en la institución. También podemos ver al encuadre como una
relación que se prolonga durante años, con el mantenimiento de un conjunto de normas y actitudes,
que no es otra cosa que la definición de la misma institución23.
La reflexión en los equipos de la contratrasferencia es de significativa importancia para analizar el
proceso terapéutico de los pacientes, del grupo y de la institución que el encuadre despliega en ellos.
Esta contratransferencia es hipercompleja, ya que el terapeuta y los equipos deben tener presentes muy
distintos tipos de encuadres (dinámicos, de ocio, de arte, etc.) que hacen necesaria una flexibilidad
técnica, y comprensión del nivel de experiencia metalingüística sobre la que se quiere trabajar. En ese
sentido, se destaca que un "...aspecto clave para entender la función del encuadre como punto de
referencia fijo es la contratransferencia" (Usobiaga, 2005).
La supervisión en los equipos psicoterapéuticos que trabajan bajo técnicas psicodinámicas en la TGDIB
debe realizarse en distintos niveles (individual, equipos, institucional), ayudando a evitar escenas

23

Siempre la identidad ­total o parcialmente- es grupal o institucional, en el sentido de que siempre, por lo menos una parte de la identidad se
configura con la pertenencia a un grupo, una institución, una ideología etc. (Bleger, 1967).

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temidas por los terapeutas y equipos que deben ser conectadas con "escotomas contratransferenciales"
en la aplicación de la técnica.
El ambiente terapéutico institucional es una construcción a escala de la comunidad en la sociedad, y los
procesos sociodinámicos que allí se desarrollan, posicionan al sujeto participante en el lenguaje
colectivo hegemónico histórico-cultural instituido sobre la realidad que construye la propia comunidad.
Los procesos sociodinámicos, vehiculizados por el lenguaje, son generadores de actividades de
representación simbólica y material que dan significación a la materialización de experiencia en las
prácticas sociales en la comunidad. Estas se instituyen sobre lo instituido bajo las reglas del encuadre
que los convoca. La materialización de experiencia en esa micro-sociedad promueve entrar en la
organización, acompañando la creación de oportunidades reales, para que los participantes pacientes y
terapeutas puedan asumir una participación activa en elucidar las acciones de la institución, y no siendo
sólo objetos pasivos e irracionales del trabajo dirigido. Estos cambios serán llevados fuera de la
institución, encontrando cambios en la manera de configuración de vínculos y relaciones más extensas
en la comunidad a la que pertenecen24.
El ambiente terapéutico creado en nuestro modelo está constantemente en proceso de renovación y
actualización, ya que sus miembros presentan una curiosidad ("epistemofilia"), que se manifiesta por
medio de procesos de búsqueda de uno mismo. Dentro de las corrientes psicoanalíticas, Bion habló de
las relaciones de «búsqueda curiosa» o las relaciones "K" de knowing, (Bion, 1962), refiriéndose a esta
actitud de búsqueda en la comunidad que consiste en preguntarse sobre el porqué de lo que ocurre en
la comunidad (Guimón, 2013).

V.

EL CONCEPTO DE COMUNIDAD EN PSICOTERAPIA DINÁMICA INSTITUCIONAL

La otra categoría que propongo desarrollar es el concepto de comunidad. El punto de partida estaría en
las propias ideas de Freud cuando establece en "Malestar en la cultura" que la "[...] sustitución del
poderío individual por el de la comunidad representa el paso decisivo hacia la cultura [...]". En los ´60
Pichón Rivière, y posteriormente José Bleger, lo reformulan desde el psicoanálisis operativo en su teoría
de los ámbitos (Vallejo, 2013).
En este punto es importante mencionar que el concepto de comunidad está más allá de la relación
vincular que determinan la realidad de los discursos intersubjetivos. Desde la perspectiva de un
psicoanálisis neo-culturalista, lo relaciono con la noción de los grupos, pero como sostenía Armando
Bauleo, como grupo de grupos, donde se configuran los discursos transubjetivos.
En sus instituciones los elementos discursivos transubjetivos como ritos, costumbres sociales, mitos,
metáforas, valores, tareas, cosmovisión social, e incluso condiciones materiales de idioma, edad, género
o clase, entre otros elementos del lenguaje, crean una experiencia cultural y de ilusión de lo igual en el

24

La libre expresión asegura la emergencia de problemas-conflictos vinculares, grupales, intergrupales o institucionales, que a través de su
resolución creativa en forma orgánica, promueven un fortalecimiento del Yo, en base a nuevos recursos Yoicos genuinos que se redesarrollan
en los sujetos participantes.

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campo psíquico del Nosotros. En las instituciones se reproducen, además de los discursos
intersubjetivos, los transubjetivos de esa comunidad, incorporándose complejamente a la subjetividad.
Toda posición subjetiva en las prácticas sociales es la resultante de la construcción compleja de estos
campos culturales o ámbitos en la unidad dialógica de los lenguajes intrasubjetivo, intersubjetivo y
transubjetivo, con los deseos conscientes e inconscientes psicodinámicos que el sujeto detenta en los
enunciados de su discurso.
Por lo general, desde las corrientes clásicas, se establece que una comunidad está basada en una
identidad común. Si bien es así en un momento inicial, que disminuye las ansiedades en la experiencia
en un campo cultural próximo, lo común es encontrar paulatinamente una diferenciación de los Otros
de la relación25. Este proceso terapéutico incluye a los pacientes en un espacio antropológico de
liminalidad sucesiva y cada vez más compleja (Turner 1980; Maruottolo, 2002) que propicia la
construcción social de la comunidad terapéutica, hacia el camino de la socialización como cualidad de lo
humano.
Esposito habla de "ser-en-común" como la experiencia inicial de toda subjetividad. La comunidad,
entonces, se caracteriza por la condición de una existencia compartida con la alteridad. Desde una
perspectiva dinámica, lo comunitario parece ser una ligazón originaria desde la subjetividad constituida
por los discursos sociales que configuran esa tercera tópica, siendo garantía de toda desligadura entre
un Yo y un no Yo, en el nivel individual de la segunda tópica, ambos niveles derivados como proceso de
reconocimiento mutuo. Frente a esta posición cabe preguntarse, en una comunidad, ¿qué es lo que
tenemos en común? Y es exactamente ese destino como proceso de reconocimiento mutuo de la
diferencia en el otro lo que nos es común en la comunidad.
La comunidad, entonces, no es una propiedad de los sujetos (de los terapeutas o de los pacientes) sino,
antes bien, la experiencia misma construida socialmente para permitir, democráticamente, la
elucidación y la responsabilidad, en el sujeto, de detentar una posición discursiva en la expresión y
materialización en las prácticas sociales. Esto lleva, paulatinamente, a un proceso de des-apropiación. Y
en este sentido, es interesante ver el pensamiento de Esposito en relación con el planteado por
Winnicott, en donde el proceso de ilusión/des-ilusión lleva paulatinamente a establecer un
conocimiento de la realidad. Desde la perspectiva del psicoanálisis neo-culturalista, se parte de la
premisa de que necesito de otro para conocer mi mismidad. Esta tesis se plantea desde la propia de la
posmodernidad, para entender que el sujeto necesita de la comunidad para encontrar su singularidad
en la multiplicidad, ante la pérdida de la posición de sujeto autosuficiente de la modernidad.
La posibilidad de considerar la comunidad como la Institución que contiene otras instituciones de una
subjetividad más vasta (Esposito, 2003; Maruottolo, 2013), a partir de una propiedad en común que nos
reúne, y que al mismo tiempo nos hace participar de una identidad siempre propia. La communitas
entendida desde la TGDIB, viene a representar lo que nos es común a todos, un espacio del Nosotros
donde reconocemos al Otro desde lo no-propio.
En su constitución, toda comunidad es un "conjunto de personas unidas no por un "más", sino por un
"menos", una "falta" (Esposito, 2003). Por lo que lo Otro no es alg

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