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INTRODUCCIÓN
Aunque está demostrada su asociación, la prevalencia de episodios psicóticos en pacientes con TEA es inexacta. Además, ciertos síntomas del espectro pueden malinterpretarse como psicosis, lo que complica el diagnóstico diferencial con afecciones como trastorno bipolar o esquizofrenia.
OBJETIVO
Explorar la asociación entre psicosis y TEA a través de la descripción de un caso clínico.
CASO CLÍNICO
Un joven de 17 años acude a consultas de psiquiatría infanto-juvenil desde su diagnóstico de TEA a los 6 años. Durante ese tiempo se mantiene estable con Aripiprazol 15 mg. Coincidiendo con el inicio de bachillerato, cambia sus lecturas clásicas habituales por la Biblia, duerme menos, acude a misa, verbaliza que es Dios y defiende el reinado de Alfonso VI. Aumenta su agresividad y llega a acudir al instituto con un cuchillo. El episodio, identificado en la historia clínica como maniaco, cede en 15-20 días tras añadir Lurasidona 18,5mg, Risperidona 1 mg y Quetiapina 25 mg.
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
La psicosis no es un componente central del TEA, pero se describen algunos factores de riesgo como discapacidad intelectual, historia familiar psicótica, adolescencia, factores de estrés ambiental. Los dos últimos están presentes en nuestro caso clínico (adolescencia e inicio de bachillerato). Se identificó como episodio maniaco debido a la presencia de síntomas como disforia, insomnio y delirio mesiánico, pero habrá que seguir la evolución de forma transversal para afinar los diagnósticos. En conclusión, la asociación TEA/psicosis constituye un desafío tanto diagnóstico como terapéutico y es una línea de investigación abierta.