REVISTA ELECTRÓNICA DE PSIQUIATRÍA
Vol. 3, No. 1, Marzo 1999
ISSN 1137-3148
Usos terapéuticos de la marihuana.
L. A. Núñez
Clínica San Francisco Javier
Pamplona (España)
Correspondencia:
Dr. Luis Alfonso Núñez Domínguez
Clínica San Francisco Javier
Avda. baja Navarra, 52 - 31002 Pamplona
(España).
Tel. +34 948 23 16 00
E-mail: land@abc.ibernet.com
ARTÍCULO DE REVISIÓN
[Resumen] [Abstract]
Introdución.
¿Debe ser despenalizado el consumo de cannabis?
Conclusiones.
Introducción
En el pasado mes de Marzo, hemos podido leer en diversos medios de comunicación
escrita la noticia de la despenalización del consumo de marihuana para enfermos de
SIDA con el fin de superar la caquexia que suele acompañar a dicha enfermedad, así
como terapia antiemética en casos de vómitos provocados por los tratamientos
oncológicos.
La publicación de dicha noticia ha despertado de nuevo el debate acerca de la
despenalización del consumo de marihuana en nuestro país, con la reaparición de la
expresión "Porro terapéutico" y la consiguiente intervención del Delegado del Plan
Nacional Contra las Drogas rechazando tal expresión.
En el presente trabajo vamos a intentar llevar a cabo una revisión de los estudios más
recientes acerca de los usos terapéuticos de la marihuana y de las posturas mantenidas
por los grupos pro y anti despenalización del consumo
Posibilidades terapeúticas
Antes de comenzar a detallar las posibles utilidades terapéuticas de los cannabinoides
nos deberíamos plantear cuáles serían aquellos trastornos en los que la marihuana
presenta potencial terapéutico y que merecen la pena ser estudiados, así como si dichos
estudios presentan características específicas. Todos los actos médicos están basados en
el binomio beneficio/riesgo y la marihuana no debería ser una excepción. También
deberíamos considera que, aunque el THC es el principio psicoactivo más estudiado,
existen otros componentes con posibles usos terapéuticos, como puede ser el
cannabidiol1.
Los riesgos del consumo de marihuana no deben ser considerados sólo en términos de
efectos adversos agudos (por ejemplo, en el pulmón), sino también y sobre todo en los
efectos a largo plazo en sujetos con enfermedades crónicas, dados los riesgos de
aparición de tolerancia a dichos efectos terapéuticos2. Otros factores como la edad, el
estado inmune y el desarrollo de enfermedades intercurrentes o concomitantes deben ser
considerados en la determinación del riesgo. La posible afectación del sistema inmune3
y del Sistema Nervioso Central en tratamientos prolongados (por ejemplo, glaucoma)
hace necesaria la inclusión del estudio de dichos sistemas en cualquier investigación
acerca de la posibilidad de considerara la marihuana como terapia, sobre todo en caso de
usos prolongados3.
El modelo ideal de investigación de las consecuencias del uso de cannabionides en
humanos sería en laboratorio, con cantidades conocidas de sustancia (no olvidemos que
el tanto por ciento de cannabinoides en un porro puede variar por motivos varios, como
son vía de administración, consumo previo, etc.4 y con una batería de pruebas físicas y
psíquicas estandarizadas, con el fin de obviar en lo posible las apreciaciones subjetivas5.
Asimismo debemos recordar que hoy por hoy, el consumo de cannabis está penalizado
en muchos países y se imponen muchas restricciones al uso de cualquiera de sus
componentes, lo que limita en gran manera la posibilidad de llevar a cabo estudios
controlados, que cumplan las condiciones antes mencionadas6.
Pasemos ahora a enumerar aquellas utilidades donde, por los estudios llevados a cabo
hasta el momento, parece que la marihuana podría tener utilidad terapéutica.
Analgesia
Aunque existen evidencias de la capacidad analgésica de la marihuana, los estudios
indican que existe un estrecho margen terapéutico entre las dosis efectivas y las que
provocan efectos indeseables en el sistema nerviosos central7. Inglaterra ha permitido
hace unos meses el uso de THC en pacientes con dolores de niveles moderados-altos.
Trastornos neurológicos y del movimiento
Las evidencias de que la marihuana mejora la espasticidad provocada por la esclerosis
múltiple y la lesión parcial de la médula espinal son anecdóticas8; no se han publicado
evidencias de que el cannabis sea superior o equivalente a las terapias existentes.
Existen evidencias preclínicas que inducen a pensar que el canabis puede ser útil en el
tratamiento de las epilepsias, particularmente en las generalizadas y en las parciales
tónico-clónicas1.
El uso de mahiruhuana inhalada o por vía oral no se ha mostrado efectivo en las
enfermedades de Parkinson y en la corea de Huntington9, aunque recientemente un
grupo de investigadores ha comparado en ratas efectos moduladores del sistema
cannabinoide sobre el nivel de dopamina en cerebros de ratas, con posibles
implicaciones en el tratamiento de dichas enfermedades10. Se han publicado casos
aislados acerca del beneficio del cannabis en el tratamiento de los estados distónicos.
También se ha publicado recientemente un trabajo acerca de los efectos beneficiosos del
cannabis en el síndrome de Gilles de la Tourette11.
Los cannabinoides han mostrado eficacia como reguladores inmunológicos en modelos
animales de enferemedades neurológicas, como son la encefalopatía alérgica
experimental y las neuritis12. Dichos datos sugieren que los cannabinoides pueden
modificar el posible origen autoinmune de estos trastornos. Sin embargo, los riesgos a
largo plazo del uso de la marihuana necesitan ser cuantificados cuando se consideren
terapias crónicas para trastornos neurológicos.
Náuseas y vómitos asociados a terapias oncológicas
Existe un gran número de publicaciones acerca de los efectos del cannabis en las
náuseas y vómitos inducidos por las terapias oncológicas13. La mayoría de los estudios
han utilizado dronadiol, más que marihuana fumada. El THC oral es superior a placebo
y generalmente equivalente o superior a la proclorperazina, pero inferior a la
metoclopramida. No existen estudios comparativos con los nuevos antieméticos14.
En EEUU y otros países está permitido, con restricciones, el uso de THC para combatir
las náuseas y vómitos ocasionados por las terapias oncológicas.
Glaucoma
La marihuana fumada disminuye la presión intraocular en sujetos con presión normal o
con glaucoma, con una duración del efecto de 3-4 horas8. Algunos datos sugieren que
puede aparecer tolerancia a los efectos cardiovasculares15. En la actualidad, se está
intentando reducir los efectos secundarios de una forma tópica de THC. La forma tópica
del THC no disminuye la presión intraocular.
Estimulante del apetito/Caquexia
Estudios clínicos y de seguimiento en población sana han mostrado una fuerte relación
entre el uso de marihuana y el aumento del apetito. La marihuana aumenta el placer del
comer y el número de comidas al día 16.
El hecho de fumar (tabaco, marihuana, crack) aumenta el riesgo de desarrollar una
neumonía bacteriana en pacientes HIV +. El dronabinol aumenta el apetito y provoca un
aumento de peso en sujetos con SIDA y cáncer. Esta sustancia está aprobada como
tratamiento para la anorexia y la pérdida de peso asociada al SIDA.
Otras posibilidades terapéuticas
En ocasiones se ha postulado el uso de cannabinoides como antidepresivo dado el efecto
euforizante que presentan, pero no existen estudios controlados (1). Así mismo se ha
considerado útil el uso de cannabis fumado como terapia para el asma, en forma de
aerosol, dado el riesgo de presentación de lesiones pulmonares17.
¿Debe ser despenalizado el consumo de cannabis?
Este es el gran debate al que estamos asistiendo hoy en día y que se refleja en la
aparición en diversos medios de comunicación de opiniones de representantes de las dos
tendencias, en ocasiones con opiniones exageradas, que conducen a crear falsas
espectativas entre la población general.
Por un lado encontramos grupos de personas o expertos contrarios a la despenalización
o al uso del cannabis en pacientes con determinadas enfermedades. Estas personas
presuponen que una despenalización conduciría a un aumento espectacular de los
trastornos físicos y/o psíquicos, así como secuelas a largo plazo (efectos cognitivos18) y
a la aparición de nuevos toxicómanos de otras drogas consideradas duras (heroína y
cocaína, principalmente). Se basan en la llamada "teoría de la escalera", que sostiene
que el cannabis facilita la entrada de nuevos sujetos sanos en el mundo de las drogas,
con el irremisible paso de los mismos hacia sustancias más "peligrosas". En cuanto al
uso terapéutico del cannabis suponen que dicho uso podría mostrar una imagen aún más
benévola del cannabis de la que socialmente posee en la actualidad, lo que conduciría a
un incremento de la presión social hacia sus dirigentes, que acabarían cediendo a dichas
presiones y el cannabis sería una nueva droga legal, con los riesgos que ello conlleva.
En el otro lado se incluyen los grupos que muestran el cannabis como una sustancia
cuasi inocua para la salud y con ausencia casi total de síndrome de abstinencia tras el
abandono del consumo. Dichos grupos consideran necesario el uso terapéutico del
cannabis9 y consideran demasiado restrictivas las leyes actuales en lo referente al uso de
los cannabinoides en los ensayos clínicos, con lo que no es posible demostrar los
posibles efectos beneficiosos de los mismos. Argumentan que en aquellos países donde
está despenalizado de una u otra manera el consumo no se ha producido un incremento
de la patología mental, con lo cual no es posible asociar el consumo del cannabis con los
efectos más arriba descritos y que, si dichos trastornos aparecen, se darían en un número
muy pequeño de sujetos. Otra de las razones aducidas es que la despenalización
conduciría al abaratamiento del precio de la sustancia y a la desaparición de las
sustancias nocivas con las que se suele mezclar el cannabis para conseguir un mayor
beneficio en su venta, así como una disminución de los delitos asociados al tráfico ilegal
de esta sustancia.
Conclusiones
Como hemos podido leer en el presente trabajo, el estudio de los cannabinoides y de sus
efectos tanto terapéuticos como nocivos se halla aún en una fase muy precoz como para
poder tomar decisiones en cuanto a su uso terapéutico como a la legalización de su
consumo. El uso de marihuana como alternativa terapéutica a los tratamientos actuales,
aunque difícil y con numerosas limitaciones, merece la pena ser considerado de interés
científico, sin que la intervención de grupos de presión interesados en uno u otro sentido
interfiera en el desarrollo científico de dicha investigación.
Estamos comenzando a entender su mecanismo de acción a niveles moleculares y su
interacción con otras sustancias presentes en el organismo humano. Son escasos los
estudios en humanos y los estudios llevados a cabo en animales, aunque concluyentes en
algunos casos, no son del todo extrapolables a los humanos, aunque nos animen a seguir
en esta línea de trabajo.
Parece necesaria así mismo la aportación de una mayor información real y científica a
nuestra sociedad, sin estridencias ni actitudes sensacionalistas ni alarmistas, con el
objetivo de mostrar con claridad qué podemos esperar del uso del cannabis en
cualquiera de sus facetas.
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Referencia a este artículo según el estilo Vancouver:
Núñez LA. Usos terapéuticos de la marihuana. Psiquiatría.COM [revista electrónica] 1999 Marzo [citado 1 Abr
1999];3(1):[11 pantallas]. Disponible en: URL: http://www.psiquiatria.com/psiquiatria/vol3num1/art_6.htm
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