V. Una mirada a la ética. Edad Media: Antecedentes bíblicos.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2007; 11(2)
Fernando Ruiz Rey.
Psiquiatra
Raleigh, NC. USA
PALABRAS CLAVE: Ética, Filosofía, Tradición judeocristiana.
El largo periodo histórico de la Edad Media se gesta con la participación de numerosos pueblos y diversas
influencias culturales, particularmente el pensamiento grecorromano. Sin embargo, es la tradición judeocristiana la
fuente primaria que nutre la vida moral y las concepciones éticas de este periodo.
La tradición judeocristiana va a estructurar la cultura de una manera diferente al ofrecer una concepción del
mundo y de la vida, completamente distinta a la de la Antigüedad Clásica; así, los valores éticos van a emanar de
la revelación divina, inscrita en la Biblia, particularmente en lo referente a las enseñanzas y a la vida de Jesucristo,
muerto y resucitado, para la Redención y Salvación del hombre. Es conveniente entonces, revisar aunque sea muy
someramente algunos antecedentes bíblicos para destacar aspectos fundamentales de esta tradición, esenciales
para una mejor comprensión de la ética que se desarrollará en este complejo periodo de la Edad Media.
En primer lugar hay que señalar que para la tradición judeocristiana el universo ya no es, ni eterno, ni se repite
cíclicamente como lo fue para la cultura grecorromana; por el contrario, el mundo la Creación- tiene un origen,
dirección y un final. Todo comienza con un acto creador voluntario de Dios, de la nada surge la Creación: "En el
principio creó Dios los cielos y la tierra." (Gn.1:1)- Y luego, la luz y todo lo que puebla al mundo, para finalizar con
la creación del ser humano a semejanza de su creador:"Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como
semejanza nuestra..." (Gn.1:26) Los seres humanos son colocados por ésto en una posición especial:"...para que
manden en los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean la
tierra." (GN1:26) "Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los
creó." (Gn.1:27) Y los colocó en el Jardín del Paraíso para que lo labrasen y cuidasen en íntima cercanía con el
Dios que los creó.
El ser humano es creado a semejanza de Dios, pero no es un Dios, tiene un límite desde el momento de su
creación: "De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás,
porque el día que comieres de él, morirás sin remedio." (Gn.2:16) El ser humano no puede ser como Dios, no
puede determinar por sí mismo, lo bueno, ni lo malo; ha de estar en estrecha relación con su Dios, única fuente de
Bien y de Paz. Pero junto con el límite, Dios otorga al hombre la libertad el libre albedrío-, el hombre es dotado
desde el primer momento con la capacidad de elegir entre hacer la voluntad de Dios: el Bien o, alejarse de élla,
esto es, caer en el Mal, el hombre es enfrentado de inmediato con las consecuencias de su conducta:
responsabilidad. La tradición judeocristiana enfatiza la libertad y la responsabilidad en la elección del ser humano.
La libertad el libre albedrío- no tiene en el pensamiento griego la importancia central que tiene en la tradición
judeocristiana y no es tratada en forma adecuada, esto se ve claramente en el estoicismo grecorromano con una
tendencia clara al determinismo. La responsabilidad en los hebreos es inicialmente sentida como comunitaria, todo
el pueblo participa del castigo o de los beneficios de la mala o buena conducta frente a Dios. El hombre, y su
mujer en el jardín, sucumben a la tentación del espíritu del mal en boca de la serpiente que entona la
seducción:"...el día que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del
mal." (Gn.3:5) El ser humano elige alejarse de Dios, así rompe el íntimo contacto con el Bien, el Paraíso y la Paz.
Con su debilidad, el ser humano arrastra a la Creación en su Caída, y en el nuevo camino que emprende desde ese
momento. Dios lo describe así:"...maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él alimento todos los días
de tú vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el
pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás." (Gn.3:17-19) El
Mal se hace presente en el mundo y en el hombre, el ser humano queda atenazado y cogido en el mal, con el
único destino de muerte definitiva. En la tradición judeocristiana el mal del mundo, ya no se trata de una pérdida
de concordancia o armonía de la conducta humana con el orden natural, como lo concibieron los griegos, sino que
depende de la elección libre del hombre con respecto a la voluntad de Dios.
La Caída sume al ser humano en la confusión del mal, se hace víctima de su propio egoísmo, violencia y
desenfrenos destructivos; pero Dios no olvida al hombre, va a rescatarlo de su perdición. La Biblia recoge esta
relación de Dios, que habla fundamentalmente a través de los profetas, y el pueblo elegido para ese propósito.
Dios revela su nombre:"Yo soy el que soy [Yahveh]" (Ex.3:14) y lentamente va dirigiendo y entregando pautas de
conducta al pueblo que se muestra `duro de cerviz'. En este sentido es fundamental el Decálogo, las Tablas de la
Ley, "...escritas por el dedo de Dios." (Ex.31:18), en éllas se encuentran las normas en torno de las se va a
construir la vida de la comunidad del pueblo hebreo. En este Decálogo se estipula: "Yo, Yahveh, soy tú
Dios" (Ex.20:2), "No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna.....No te
postrarás ante éllas ni les darás culto..." (Ex.20:4,5) "...tengo misericordia por millares con los que me aman y
guardan mis mandamientos." (Ex.20:6). "No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tú Dios..." (Ex.20:7)
"Recuerda el día sábado para santificarlo." (Ex.20:8) "Honra tú a tú padre y a tú madre..." (Ex.20:12) "No
matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tú prójimo. No codiciarás la casa de
tú prójimo, ni codiciarás la mujer de tú prójimo....ni nada que sea de tú prójimo." (Ex.20:13-17)
El Decálogo va a constituir el fundamento de la vida social y moral del pueblo de Israel, que camina abierto a su
Dios; lentamente éste va elaborando un código penal que intenta controlar el exceso de venganza en la respuesta
social al delito, en este sentido se establece la conocida Ley del Talión:"...darás vida por vida, ojo por ojo, diente
por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por
cardenal." (Ex.21:23-25) En las normas que se establecen se nota un avance moral para la conducta humana: "No
maltratarás al forastero, ni le oprimirás..." (Ex. 22:20) "No vejarás a la viuda ni a huérfano..." Ex. 22:21) Si
prestas dinero "...al pobre que habita contigo, no serás con él un usurero; no le exigiréis interés." (Ex.22:24) "No
explotarás al jornalero humilde y pobre..." (Dt.24:14) "Aléjate de causas mentirosas, no quites la vida al inocente y
justo..." (Ex.23:7) "No recibas regalos; porque el regalo ciega a los perspicaces y pervierte las causas
justas." (Ex.23:8) "Amarás a tú prójimo como a ti mismo". (Lv.19:18) En su celo por conservar pura su fe, sin
desviarse, el pueblo de Israel establece castigos fuertes y rudos, como:"A la hechicera no la dejarás con
vida." (Ex.22:17) "Si la hija de un sacerdote prostituyéndose se profana, a su padre profana; será
quemada" (Lv.21:9)
Israel confía y se deja conducir por Dios, pero no sin resistencia:"Sube a una tierra que mana leche y
miel..." (Ex.33:3) La historia del pueblo se va desplegando de una manera direccional, hacia una meta: la tierra
prometida; se escribe como voluntad de Dios:"He aquí que voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde
el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado." (Ex.23:20) Pero advierte:" Sed santos, porque yo
Yahveh, vuestro Dios, soy santo." (Lv,19:2) "Guardad, pues, todos mis preceptos y todas mis normas, y
cumplidlos..." (Lv.20:22) "...harás lo que es justo y bueno a los ojos de Yahveh para que seas feliz..." (Dt.6:18)
"Porque estos mandamientos que yo te prescribo hoy no son superiores a tus fuerzas, ni están fuera de tú alcance.
No están en el cielo"....."Ni están al otro lado del mar"...."Sino que la palabra está bien cerca de ti, está en tú boca
y en tú corazón para que la pongas en práctica". (Dt.3011-14) Hay dos caminos frente al hombre, éste debe
elegir:"Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia..." (Dt.30:15) La felicidad es prometida a
Israel en este mundo, si cumple con los preceptos de Dios; la felicidad en la tradición hebrea se logra
primariamente cuando se actúa en concordancia con la voluntad divina; en cambio, como hemos visto, en la Ética
de Aristóteles, la felicidad se da primariamente en la realización de una conducta que se ajusta y se espera en la
polis.
Pero la relación de Dios y su pueblo no es fácil, los israelitas se desvían y contaminan con influencias externas: "Ya
veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz." (Ex.32:9) "¿Hasta cuándo me va a despreciar este pueblo?
¿Hasta cuándo van a desconfiar de mí, con todas las señales que he hecho entre éllos? (Nm.14:11) El pueblo no
sólo se desvía, sino que aún no es capaz de interpretar debidamente a Yahveh y emprende la conquista de la tierra
prometida con furor, violencia y saqueos, en un celo que no muestra misericordia; Israel ve todavía a Dios como
`su' Dios, y no como un Dios universal para todos los pueblos de la tierra.
Poco a poco Israel madura política y religiosamente. Dios ya no aparece interviniendo directamente en los sucesos
del pueblo, Yahveh deja que las decisiones de Israel sigan el curso de consecuencias normales, sin intervenir para
corregir los desvíos. La relación con Yahveh comienza a desplazarse al nivel espiritual del hombre y comienza a
verse la universalidad de Dios. Dios se va a manifestar a través de ciertos hombres elegidos que descifran el
sentido de los acontecimientos: los profetas; "Mejor es obedecer que sacrificar, mejor la docilidad que la grasa de
los carneros." (1S.15:22) "El sacrificio a Dios es un espíritu contrito: un corazón contrito y humillado, oh Dios, no
lo desprecies" (Sal.51:19) "...perdona y da a cada uno según sus caminos, pues tú conoces su corazón y sólo tú
conoces el corazón de todos los hijos de los hombres..." (1R.8:39) "Yahveh sondea todos los corazones y penetra
los pensamientos en todas sus formas." (1Cro.28:9)"...pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la
escribiré..." (Jr.31:33) "También al extranjero que no es de tú pueblo, el que viene de un país lejano a causa de tú
gran nombre.....cuando venga a orar en esta Casa, escucha....y haz cuanto te pida el extranjero..." (2Cro.6:32-33)
El pueblo de Israel sufre serias derrotas en manos de sus enemigos. En el 721 (aC) sucumbe a la invasión asiria
con la desaparición de las 10 tribus del norte de Israel. En el 586 (aC) cae el reino del sur (las dos tribus restantes
de hebreos) en manos de los Caldeos y comienza la época del destierro en Babilonia que se prolonga por cerca de
70 años. Regresa el pueblo a su tierra y toma medidas para fortalecer la pureza de la raza y de sus creencias;
desde ese entonces son identificados con el nombre de judíos, por ser Judea la tribu que sobrevivió a los asirios y
persistió en la fe a Yahveh. Pero pronto nuevamente el dominio extranjero se impone, ahora por manos de los
generales de Alejandro Magno con lo que comienza la influencia griega y la seria amenaza de unificación de la
región con un culto a una divinidad mezcla del Zeus griego y el Baal sirio, administrado por el rey. Posteriormente,
después de cortos años de independencia, los judíos caen bajo el poder romano, medio siglo antes de Cristo.
El pueblo de Dios en estas circunstancias adversas y como consecuencia de sus propios desvíos, continúa
creciendo en el entendimiento de su fe; así por ejemplo, surge el tema del sufrimiento del justo, su retribución por
parte de Dios y su supervivencia. La idea de la resurrección será defendida por el grupo religioso de los fariseos;
"Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por
él..." (2M.7:14) "...el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas
las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia..." (2M.7:23) "Muchos de los que duermen en el polvo
de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno." (Dn.12:2) En
cuanto a la retribución de Yahveh, como ya señalado más arriba, los hebreos inicialmente la concibieron en forma
utilitaria y comunitaria; el hombre recibe la retribución divina en esta vida, en forma colectiva de acuerdo a la
conducta justa o pecaminosa (con especial énfasis en el cumplimiento de los rituales), a pesar de que ya en el
Deuteronomio se dice:"No morirán los padres por culpa de los hijos ni los hijos por culpa de los padres. Cada cual
morirá por su propio pecado." (Dt.24:16). Más tarde el profeta Ezequiel dirá: "El que peque es el que
morirá."...."¿Acaso me complazco yo en la muerte del malvado....y no más bien en que se convierta de su conducta
y viva"...."Yo no me complazco en la muerte de nadie, sea quien fuera..." (Ez.18:4,23,32)" Y Miqueas recuerda al
pueblo su verdadera obligación:"Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan
sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tú Dios." (Mi.6:8) "Porque yo quiero amor,
no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos." (Os.6:6)
El sufrimiento del justo se entendió como transitorio o, simplemente como el que sufre tiene que ser un malvado
con sólo apariencia de justo. El libro de Job trata este tema; Job hombre cabal y justo, al que Satán con
consentimiento de Yahveh- ha desposeído de todos sus bienes, familia y salud para mostrar la falsedad de su
conducta, protesta y se rebela contra lo que considera la injusticia de Dios. Pero cuando Dios le hace ver la
inmensidad de su poder creador (Jb.40,41), Job en su finitud acepta la majestad de Yahveh y cesa su rebeldía:
"¿De verdad quieres anular mi juicio?, para afirmar tú derecho ¿me vas a condenar?.....!Con una mirada abate al
orgulloso, aplasta en el sitio a los malvados! (Jb.40:8,12) "Para él el hierro es sólo paja, el bronce, madera
carcomida."..."Mira a la cara a los más altos, es rey de todos los hijos del orgullo." (Jb.41:19,26) Job responde:"Sé
que eres todopoderoso: ningún proyecto te es irrealizable. Era yo el que empañaba el Consejo con razones sin
sentido."..."Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos..." (Jb.42:1,2,6) Con Job se profundiza el
entendimiento del sufrimiento del justo que clama, como lo canta un Salmo:"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?" (Sal.22:2): hay que entregarse a los designios de Dios.
También se produce un avance en la universalización de Yahveh, de ser un Dios tribal se vislumbra su poder como
Dios único universal; "Yo soy Yahveh, no hay ningún otro; fuera de mí ningún dios existe. Yo te he ceñido [Israel],
sin que tú me conozcas, para que se sepa desde el sol levante hasta el poniente, que todo es nada fuera de mí.
(Is.45:6,6) "Yo soy el primero y el último, fuera de mí no hay ningún dios." (Is.44:6) "Volveos a mí y seréis todos
salvados confines todos de la tierra, porque yo soy Dios, no existe ningún otro." (Is.45:22) El poder de Dios
creador abarca todo lo que existe y sucede, Yahveh es el Dios de la historia. Yahveh utiliza a otros pueblos para
castigar y guiar a su pueblo:"...yo le he suscitado para la victoria y he allanado todos sus caminos." (Is.45:13)
Otros temas que se van perfilando incluyen: el perdón de los pecados, la gracia (bien gratuito de Dios) y visiones
apocalípticas con la proclamación de la grandeza de Yahveh y el advenimiento de un reino que jamás será
desplazado.
La helenización de la tradición hebrea produjo cambios y enriquecimiento de la concepción de Dios y su relación
con el mundo; surge, por ejemplo, el concepto de Sabiduría, el espíritu de Dios que impregna y dirige el
dinamismo del mundo; pero no se trata de una mera racionalidad como en el pensamiento griego, sino que su
influjo se ejerce en la inteligencia y también en el corazón del hombre, el que se abre a ella y la posee, se sitúa
correctamente ante Dios y los hombres. En el Libro de la Sabiduría se lee:"Porque el espíritu del Señor llena toda
la tierra y él, que todo lo mantiene unido, tiene conocimiento de toda palabra." (Sb.1:7) "Si la inteligencia es
creadora ¿quién si no la Sabiduría es el artífice de cuanto existe? (Sb.8:6) Fue él [Dios] quien me concedió un
conocimiento verdadero de los seres, para conocer la estructura del mundo y la actividad de los elementos, el
principio, el fin y el medio de los tiempos"...."Cuánto está oculto y cuanto se ve, todo lo conocí, porque el artífice
de todo, la Sabiduría, me lo enseñó." (Sb.7:17,18,21) Para lograr la Sabiduría: "...su comienzo es el deseo más
verdadero de instrucción, la preocupación por la instrucción es el amor, el amor es la observancia de sus leyes, la
atención a las leyes es la garantía de la incorruptibilidad y la incorruptibilidad hace estar cerca de Dios." (Sb.61720) "¿Amas la justicia? Las virtudes son sus empeños, pues élla enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la
fortaleza: lo más provechoso para el hombre en la vida." (Sb.8:7)
El pensamiento sapiencial muestra un avance muy importante en los judíos de la época en la comprensión del bien
y del mal:"...no fue Dios quien hizo la muerte, ni se recrea [Dios] en la destrucción de los vivientes; él todo lo creó
para que subsistiera, las criaturas del mundo son saludables"......"porque la justicia es inmortal" (Sb.1:13-15) Se
presenta la inmortalidad del ser humano y se ofrece una solución al problema del sufrimiento del justo y el éxito
mundano del malvado:"[los malvados] no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas
intachables. Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por
envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen." (Sb.2:21-24) En la
inmortalidad el justo celebra su triunfo:"Recibirán por eso de mano del Señor la corona real del honor y la diadema
de la hermosura." (Sb.5:16) Las recomendaciones morales y los consejos para llevar una vida de sabiduría se
multiplican en el Eclesiástico. Allí se tocan temas como: el perdón del agravio, la moderación en el castigo, la
generosidad con el indigente y la viuda, la prudencia, la hospitalidad, etc.; se menciona también al médico como
creado por Dios para que descubra los remedios que ha puesto en la tierra y los use para ayudar al enfermo.
Desde temprano los israelitas miraron hacia el futuro con esperanza de un mañana mejor; inicialmente esperaron
una reforma divina que purificara su mundo. Posteriormente surge en los profetas una idea más profunda de
cambio, una aspiración a una reordenación de la vida a manos de Yahveh, un día en que Dios mismo transformaría
la situación de su pueblo, se habla del Día de Yahveh. Así se va plasmando el mesianismo, la idea de que Yahveh
intervendría a través de un enviado excepcional: el Mesías. La concepción del Mesías es imprecisa, pero se tiende
a presentarlo como un personaje que triunfa y realiza el reino de Dios en la tierra. La visión mesiánica de Isaías es
probablemente la más conocida: el Siervo Sufriente que trae la justicia y la paz a los hombres:"...el Señor Yahveh
me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás. Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis
mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos." (Is.50:5,6) "...-pues tan
desfigurado tenía el aspecto que no parecía hombre, ni su apariencia era humana- otro tanto se admirarán muchas
naciones, ante él cerrarán los reyes la boca, pues lo que nunca se les contó verán..." (Is.52:14) "Despreciable y
desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro,
despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que llevaba y nuestros dolores los
que soportaba!" (Is.53:3,4) "Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestra culpas. El soportó el
castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados." (Is.53:5) "He aquí mi siervo, a quien yo
sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las
naciones:"......"no desmayará, ni se quiebra hasta implantar en la tierra el derecho." (Is.42:1,4)
En la plenitud de los tiempos ocurre un acontecimiento extraordinario y dramático en la historia del pueblo hebreo,
nace Jesús de Nazaret de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu de Dios; "El Espíritu Santo vendrá sobre tí
y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de
Dios." (Lc.1:35) Con el nacimiento de Jesús se inicia un capítulo nuevo, que sin borrar lo recogido en el Antiguo
Testamento, abre una dimensión espiritual, profunda y universal, que va a rebasar al pueblo hebreo mismo, seno
en el que se gesta y nace.
El ministerio de Jesús comienza con su reconocimiento y bautismo por parte del último de los profetas: Juan el
Bautista; el profeta dice al verlo:"He ahí el Cordero de Dios." (Jn.136) Y exclama ante Jesús:"Soy yo el que
necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? (Mt.3:14) "Bautizado Jesús.....se abrieron los cielos y vio [el
profeta] al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz....decía: `Este es mi Hijo
amado, en quien me complazco.'" (Mt.3:16,17) La venida de Cristo al mundo, no es el resultado de la conducta
moral del pueblo hebreo, sino una acción gratuita de Dios (gracia) para la salvación de los hombres:"Porque tanto
amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida
eterna." (Jn.3:16)
Durante su ministerio, Jesús cura a los enfermos del mal, critica la arrogancia, la hipocresía, la pretensión y la
mentira, enseña el servicio a los demás, el perdón y la reconciliación, y ensalza la humildad sincera de los abiertos
a la justicia y a la misericordia: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados `los mansos', porque `ellos poseerán en herencia la tierra'. Bienaventurados los que lloran, porque
ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos
de Dios. Bienaventurados los perseguidos por la causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de Dios." (Mt.5:310) Jesucristo enfatiza el servicio a los demás: "...y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro
esclavo..." (Mt.20:27) "...tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como
rescate por muchos." (Mc.10:45)
Las enseñanzas y acciones de Jesucristo tienen por objeto el bien de los hombres sobre toda convención humana,
incluso religiosa:"...pues hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de
`Misericordia quiero, que no sacrificio,' no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es
señor del sábado." (Mt.12:7) En sus enseñanzas al pueblo utilizó muchas parábolas:"Porque a quien tiene se le
dará y le sobrará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni
entienden." (Mt.13:12,13) [Para entender las parábolas se necesita interés y esfuerzo] El pueblo sorprendido de
los milagros y sabiduría de Jesús pregunta [pregunta mesiánica]:"¿Eres tú el que ha de venir , o debemos esperar
a otro? Jesús les respondió: `Id y contad a Juan [Juan el Bautista] lo que oís y veis: los ciegos ven los cojos andan.
Los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena
Nueva..." (Mt.11:3-5)
Jesús enseña desear el bien -la voluntad de Dios-, y no a las cosas materiales ni la gloria de los hombres:"Porque
donde esté tu tesoro, allí estará también tú corazón." (Mt.6:21) "No podéis servir a Dios y al Dinero." (Mt.6:24)
"Pues lo del César devolvérselo al César, y lo de Dios a Dios." (Mt.22:21) "...amad a vuestros enemigos; haced el
bien, y prestad sin esperar nada a cambio: y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del
Altísimo..." (Mc.6:35) Y señala Jesucristo:"Todo me ha sido entregado por mi padre, y nadie conoce bien al Hijo
sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar." (Mt.11:27)
"Yo y el Padre somos uno." (Jn.10:30) "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por
mí." (Jn.14:6) Para amar a Dios:"Los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en
verdad..." (Jn.4:23) "Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libre."...."...todo el que comete pecado es un esclavo." (Jn.8:31,32,34) Cristo ofrece la vida
verdadera, libre de las tenazas del mal, del pecado: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia." (Jn.9:10) Una vida que comienza en este mundo y se hace plena en la eternidad: "Yo soy la
resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá
jamás." (Jn.11:25,26)
Jesús encomienda a sus discípulos a proclamar el Reino de Dios, sin temor, aunque sean perseguidos y
maltratados, "pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de
saberse." (Mt.10:26) "porque el Reino de Dios ya está entre vosotros." (Mc.17:21) La tarea no es fácil: "El que no
toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí." (Mt.10:38) Para entrar en el Reino de Dios se requiere fe, una
fe que Pedro al caminar sobre las aguas la pierde y se hunde:"Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le
dice:'Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? (Mt.14:30,31) Fe que surge más fácilmente en la gente sencilla:"...has
ocultado [Padre] estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños." (Mt.11:25) "Todo es
posible para quien cree." (Mc.9:23)
Jesucristo claramente anuncia el fin del mundo cuando regrese para juzgar al mundo:"...y entonces se golpearán el
pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y
gloria..." (Mt.24:30) "Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los
otros..." (Mt.2532) La historia se amplía de las vicisitudes locales del pueblo hebreo para incluir el curso vital de
toda la humanidad
La vida de Jesús y sus enseñanzas desafían las tradiciones y leyes que las autoridades religiosas de ese entonces
sostenían como válidas, pero alejadas del espíritu de Dios:"Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición
de los hombres." (Mc.7:8) Jesucristo fue percibido por los dirigentes como una seria amenaza para el orden
religioso establecido en ese momento y temieron posibles represalias de los romanos por el entusiasmo popular
que levantaba Cristo; las autoridades religiosas no pudieron tolerar que se declarara Hijo de Dios, consideraron
esto como una blasfemia y lo utilizaron para condenarlo y buscar su muerte crucifixión-, a manos de los romanos.
Jesucristo dice ante la perspectiva de su muerte: "...doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita. Yo
la doy voluntariamente." (Jn.1017,18) "Y yo cuando sea levantado de la tierra [crucifixión], atraeré a todos hacia
mí." (Jn.12:32). Pero, Jesucristo no viene a disolver la Ley, ni a invalidar la enseñaza de los profetas: "No he
venido a abolir [la Ley] sino a darle cumplimiento. (Mt.5:17) Los dos mandamientos de Cristo son: "`Amarás al
Señor, tú Dios, con todo tú corazón, con toda tú alma y con toda tú mente.' Este es el mayor y el primer
mandamiento. El segundo es semejante a éste: `Amarás a tú prójimo como a ti mismo'. De estos dos
mandamientos penden toda la Ley y los Profetas." (Mt.22:37-40) "Os doy un mandamiento nuevo que os améis los
unos a los otros como yo os he amado." (Jn.15:12)
La felicidad que los antiguos hebreos esperaban en la tierra prometida obedeciendo los designios de Yahveh
(concepción utilitarista de la moral), cobra con Cristo una dimensión distinta, más profunda y amplia. La fe en
Cristo y el cumplimiento de sus mandamientos, no disminuyen los sufrimientos, ni los pesares que acompañan a la
existencia diaria, pero trae el gozo de vivir de acuerdo a la Verdad de Dios (otorgada gratuitamente); Jesucristo
muestra a Dios, Dios de la vida, de la paz, del amor, y exhorta a seguirlo con la esperanza de alcanzar la dicha de
la vida plena en la eternidad. "Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo..." (Jn.14:27) "Os
he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al
mundo." (Jn.16:33)
Antes de la crucifixión Jesucristo establece la Eucaristía, un ofrecimiento de su cuerpo y sangre para la salvación
de todos los que aceptan el mensaje del Amor Divino, encerrado en el misterio de su persona: vida, muerte y
resurrección. Cristo promete pedir al Padre que les de: "...otro Paráclito para que esté con vosotros siempre, el
Espíritu de la verdad..." (Jn.14:16,17) para guiar a sus discípulos en sus vidas y en su misión, claramente
establecida en la última recomendación de Jesucristo antes de ascender a los cielos:"Me ha sido dado todo poder
en el cielo y en la tierra. Id pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, y ensañándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo." (Mt.28:19)
Juan, el discípulo amado de Cristo, explica en su Evangelio la relación de Dios Creador y Dios Salvador:"En el
principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios."...."Todo se hizo por ella y sin ella no
se hizo nada de cuanto existe"...."...y el mundo no la conoció."...."Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre
nosotros"...."la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo." (Jn.1:1-3,10,14,17) "El que cree en mí, no cree
en mí, sino en aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para el que crea en mí no siga en las
tinieblas." (Jn.12:44-46) Jesucristo es la luz del mundo:"...todo el que obra el mal aborrece la luz"...."Pero el que
obra la verdad, va a la luz..." (Jn.3:20,21) La unión de Cristo y Dios, y la relación de los hombres con ellos se ve
claramente cuando el resucitado anuncia: "Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios." (Jn.20:18)
Los Hechos de los Apóstoles, la Apocalipsis y las cartas escritas por los discípulos de Jesucristo componen las
últimas secciones del Nuevo Testamento. Estos documentos explican y aplican las enseñanzas del Maestro a las
primitivas comunidades cristianas que comienzan a formarse y expanderse por el mundo de aquella época. Los
principios básicos de la doctrina cristiana se encuentran en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo que para
sus fieles, muestran del Creador, y unen el infinito con lo finito. Jesucristo va a constituir la fuente inagotable de
inspiración para la vida de los creyentes en los tiempos por venir.
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