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Teoría de la evolución darwiniana: Una hipótesis en receso. II Darwinismo social.

Autor/autores: Fernando Ruiz Rey
Fecha Publicación: 26/07/2010
Área temática: .
Tipo de trabajo: 

RESUMEN

Palabras clave: Teoría de la evolución; Darwinismo social; Darwinismo; Darwin; Eugenesia; Nazismo; Simpatía.


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Teoría de la evolución darwiniana: Una hipótesis en receso. II Darwinismo
social.
FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2008; 12(3)

Fernando Ruiz Rey.
Médico psiquiatra. Raleigh, NC. USA

Recibido el 03/10/2008
PALABRAS CLAVE: Teoría de la evolución, Darwinismo social, Darwinismo, Darwin, Eugenesia, Nazismo, Simpatía.

Darwinismo social
La Teoría de la Evolución propuesta por el biólogo inglés Charles Darwin (1802-1882) en el siglo XIX, coloca al ser
humano en la cúspide de la escala natural de los seres vivos. El hombre es una especie más dentro del reino
animal, su corporalidad, sus habilidades y su racionalidad han emergido en la naturaleza del mismo modo como se
han generado todos los seres orgánicos, esto es, como producto de variaciones, algunas adquiridas, otras
espontáneas, ambas heredables y apoyadas o elegidas por la selección natural al posibilitar un mejor ajuste al
medio de los individuos, asegurando así su reproducción, propagación y cambio. (1. 2)
Los teóricos sociales de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX aplicaron la dinámica de la teoría de la
evolución de Darwin a los procesos sociales - políticos y económicos; estos intelectuales concibieron la sociedad
como un proceso evolutivo, y fieles a las nociones de competencia y selección natural de la evolución darwiniana,
sostuvieron que los poderosos en la sociedad son innatamente mejores dotados que los débiles, y su éxito social
es prueba de esta superioridad. La aplicación de estas nociones del darwinismo al hombre individual, a las
naciones, a las razas y a las ideas, genera, o contribuye significativamente al desarrollo de una atmósfera
ideológica donde germina la eugenesia, el racismo y el abuso de los poderosos; en suma, presenta un cuadro
selvático de la vida de las naciones y de la vida humana. Esta visión de la sociedad se conoce como darwinismo
social. Pero, esta perspectiva de entendimiento de la dinámica social no constituye un cuerpo uniforme de teoría
sociológica, se trata más bien de un grupo de tendencias teóricas diversas que comparten una inspiración
darwiniana cuya aplicación social y política varía ampliamente en extensión y vigor. Los principios de la teoría de la
evolución presentada por Darwin se van a invocar para asentar en la biología y en la ciencia las tesis sociales
presentadas. La expresión `darwinismo social', es usada más frecuentemente por los críticos de este movimiento
intelectual, que por sus propiciadores. (3)
La expresión `darwinismo social' se hizo popular en 1944 con la publicación de la obra del historiador americano
Richard Hofstadter, Social Darwinism in American Thought; pero la diversidad de ideas que involucra este término,
y su aplicación a la política social, tiene una larga y compleja historia. No obstante, el darwinismo social se asocia
primariamente a Thomas Malthus (1766-1834), Herbert Spencer (1820-1903) y Francis Galton (1822-1911) del
siglo XIX cuando estas ideas toman impulso y notoriedad.

Fuentes del darwinismo social
Numerosas son las fuentes de influencia en la heterogénea tesis del darwinismo social, cuyo argumento central es
la idea que los sobrevivientes y exitosos en la sociedad lo son por un proceso natural y, los muertos, los
derrotados y los empobrecidos lo son también por deficiencias naturales. La idea de la superioridad del hombre
blanco no era foránea en la Europa del siglo XIX. Ya desde el Renacimiento se dio preferencia estética al rubio de
ojos azules y piel clara; posteriormente con el progreso de las naciones del norte de Europa se capitalizó en lo
anterior para argumentar a favor de su primacía. (4;2) La idea de la superioridad de la raza blanca era bastante
generalizada en ese siglo en algunos sectores de Europa, y también en America; así por ejemplo, Benjamin
Franklin favoreció la inmigración a los EEUU de los europeos más claros del norte, y los exitosos industriales de
esa nación ­hombres de extracción europea (por ejemplo: James J. Hill [magnate del ferrocarril] y John D.
Rockefeller [magnate del petróleo]]) - pensaban que sus procedimientos de producción, comercialización, y su
éxito económico-social, eran confirmados por los conceptos de la ciencia evolutiva que afirma el predominio y el
triunfo del más evolucionado y del mejor dotado. (5:107) Incluso intelectuales de renombre compartían este tipo

de ideas, así por ejemplo Arthur Schopenhauer (1851) sostenía que la civilizaciones y las clases gobernantes de
muchos pueblos eran predominantemente blancas; escribe este filósofo:"Todo esto es debido a que la necesidad
es la madre de la invención, porque aquellas tribus que emigraron tempranamente al norte, y allí gradualmente se
volvieron blancos, tuvieron que desarrollar todos sus poderes intelectuales e inventaron y perfeccionaron todas las
artes en su lucha con la necesidad, insuficiencia y miseria, que en muchas formas eran producidas por el clima.
Esto tuvieron que hacerlo para compensar la mezquindad de la naturaleza y de esto surgió su alta civilización." (6,
citado ref.4)
Joseph Arthur Gobineau
Especialmente influyente en la idea de la superioridad del hombre blanco fue el aristócrata y diplomático francés
Joseph Arthur de Gobineau que intentó desarrollar en Essay on the Inequality of Human Races (1853-1855), una
ciencia de la historia, explicando el surgimiento y caída de las civilizaciones en términos raciales. Para este
aristócrata, la raza superior era el hombre blanco, particularmente los Arios del grupo teutónico; según este autor
fueron estas tribus las que invadieron Europa conquistando los pueblos inferiores y estableciendo la clase
aristocrática del continente. Gobineau no veía la mezcla de razas en forma negativa, siempre que fuera limitada,
para suplir algunas deficiencias de los Arios, pero temía que este límite se perdiera y se produjera la destrucción
de la civilización. (7;1)
Thomas Malthus
El economista político Thomas Malthus publicó en 1798: An Essay on the Principle of Population expresando sus
ideas acerca de la relación existente entre el crecimiento de la población y el crecimiento inferior de la producción
de alimentos, una relación que tiende a producir miseria y pobreza, y, que sirven a su vez, para balancear esta
relación inestable e interminable. Esta concepción de la desproporción de crecimiento entre población y medios de
subsistencia influyó decisivamente en Darwin para formular la idea de la selección natural (y también en Alfred
Wallace (1823-1913) coautor de este concepto (2)). Pero también Malthus contribuyó a la ideología del
darwinismo social más directamente; siendo fiel a su concepción, anticipó la crítica negativa de la caridad, propia
del darwinismo social, que caracteriza la caridad como una práctica que acentúa los problemas de la sociedad l
preservar elementos derrotados por la dinámica social.
Herbert Spencer
El filósofo inglés Herbert Spencer del siglo XIX, se considera como particularmente ligado al movimiento del
darwinismo social. Este pensador desarrolló una visión global de la evolución comprendiendo lo físico y lo mental,
antes de la aparición de The Origen of Species de Darwin en 1859. Spencer pensaba que todo en el mundo,
incluyendo la cultura, el lenguaje y la moralidad, puede ser sometido a una simple ley universal fundamental que
él identificó con la transmutación constante de todo lo existente, un principio de evolución a la que están
sometidas todas las leyes naturales. La ciencia que estudia estas leyes naturales, puede sólo conocer el
comportamiento de la realidad dada, que es la sucesión de fenómenos; la ciencia es un estudio de lo relativo,
porque no puede coger la realidad absoluta y trascendente de la cual depende la realidad dada de los fenómenos
cambiantes en evolución. Esta realidad absoluta, está más allá de la posibilidad del conocimiento humano, es una
fuerza cognitivamente inconcebible en concreto. La concepción filosófica de este pensador intenta unificar la
verdad científica en torno a la evolución que engloba todas las leyes naturales (objeto de la ciencia), por lo que la
denomina filosofía sintética; la filosofía estudia esta síntesis evolutiva.
Para Spencer, tanto el conocimiento científico como el conocimiento filosófico son conocimientos positivos que no
se refieren a nada trascendente, sino a lo dado en evolución permanente que constituye la ley universal, la ley de
la evolución. Esta evolución es el paso de lo indiferenciado y homogéneo a la complejidad heterogénea, integrada
y coherente. En sus primeros años. Spencer utilizó la palabra `progreso', pero posteriormente la remplazó por
`evolución', un término que consideró menos antropomórfico. (9:156-7) Inicialmente Spencer consideró la
evolución como inevitable y necesaria hasta alcanzar una perfección, sin embargo, en First Principles en 1862,
señala que la evolución, como proceso de transmutación universal, no envuelve necesariamente progreso, sino
que éste se da dependiendo de ciertas condiciones, de modo que si estas condiciones no se mantienen se produce
una `disolución', un proceso en reverso. Spencer postula entonces, la evolución (progresiva) y la disolución,
presentes simultáneamente en la naturaleza; lo observable es el producto de ambas. Pero también el filósofo
incluye el `equilibrio' que es el estado hacia el cual camina la evolución; el estado de balance de todas las fuerzas a
que las cosas (partes) están sometidas. (9:159-160) La evolución no es nunca lineal hacia un progreso inapelable
y seguro, sino divergente y re-divergente, con la posibilidad de disolución en el proceso constante de cambio, con
la única condición básica de conservación de energía. Para Spencer, si la evolución alcanzara la perfección
significaría su fin y la desaparición de la conciencia humana cuya finalidad es la adaptación en el proceso del
evolucionar en dependencia de lo circundante. (10:3354-3355)

En Spencer lo espiritual es la parte interna de la realidad y también sometida a la evolución; su cambio es
dependiente de lo externo. En biología esta adaptación genera la diversificación de los seres vivos que refleja el
paso de lo homogéneo a lo heterogéneo; a este nivel se produce el contacto con la teoría darwiniana. Spencer
acuña la frase, `survival of the fittest' -`supervivencia del más dotado'- para describir la selección natural de la
teoría de la evolución de Darwin; Spencer escribe: "Esta sobrevivencia del más dotado, que yo he tratado aquí de
expresar en términos mecánicos, es lo que el Sr. Darwin ha llamado `selección natural', o la preservación de las
razas favorecidas en la lucha por la vida." (11;I:444, citado en 12). Darwin usó esta frase en la 5ª edición de The
Origen of Species en 1869, y reconoce a Spencer como su autor. Aunque Darwin, y Wallace, consideraron esta
expresión como adecuada, la mayoría de los biólogos actuales prefiere los términos originales de Darwin,
`selección natural', considerándola más descriptiva de la teoría, por tanto más científica, y no tautológica como la
frase de Spencer. En biología moderna se usa la palabra `fitness' (bien dotado) para connotar medidas de éxito
reproductivo relacionadas a características fenotípicas que aumentan la sobrevivencia y la reproducción. (12)
En Spencer la psicología, la sociología y la ética están igualmente sometidas al mismo proceso de evolución que
caracteriza al universo en su totalidad, el paso de lo homogéneo a lo heterogéneo y complejo. A nivel biológico,
psicológico y social este transitar se gesta mediante la selección natural fijándose los cambios con la herencia de
los rasgos adquiridos. Spencer concebía la sociedad como un organismo, un `organismo social'; cuyas estructuras
están en interdependencia funcional. El progreso social sólo puede ocurrir, según Spencer, por el ejercicio libre de
las facultades humanas, porque es (son) el individuo (individuos) la unidad (unidades) que desarrolla (n) este
progreso. El individuo, o individuos, reaccionan (emocional y cognitivamente) a los intereses e ideas de otros y van
realizando la evolución social; este individuo, o individuos, desarrollan sus sentimientos e ideas de las condiciones
sociales, de la cultura en que viven. (9:174)
El tipo de sociedad depende del tipo de seres humanos que la constituyen, de sus propiedades orgánicas; distintos
grupos raciales tienen diferentes posibilidades culturales, según la naturaleza de sus unidades constituyentes, pero
esta naturaleza no es fija, puede evolucionar (no es el final de una rama evolutiva); Spencer escribe:"El hombre,
como las criaturas inferiores, es capaz de cambio indefinido." (13:I:vi.). Este cambio del hombre es posible
dependiendo de las condiciones que lo rodean (materiales, morales, sociales), y una vez establecido, se hereda de
generación en generación. La variación de la naturaleza humana modifica el carácter del hombre, con lo que se
modifican sus reacciones al medio, a la sociedad que encuentra; de este modo se produce la dinámica del cambio
evolutivo social. En los años posteriores Spencer, sin dejar de lado la necesidad de cambio de naturaleza del
hombre, enfatiza los factores culturales en la evolución social; pero para comprender lo social se debe comprender
lo psicológico que depende de la biología de cada ser humano.(9:177) Con esta visión del hombre y de la cultura,
enraizada en la biología, Spencer sostiene diferencias raciales de carácter biológico como condicionantes de la
cultura de los distintos grupos humanos; escribe el pensador acerca de las mezclas raciales:"Algunos hechos
parecen mostrar que la mezcla de razas humanas muy disimilares, produce un tipo de mente inútil, una mente
incapaz de encajar en la clase de vida que lleva la más alta de las dos razas, ni en la que lleva la más baja, una
mente desajustada a todas las condiciones de vida." (14;I:369, citado en ref. 9)
Si a la concepción spenceriana del individuo y de la sociedad, se le suma la dinámica del éxito del mejor dotado,
no sorprende que el movimiento del darwinismo social le haya tomado como apoyo del racismo, del individualismo
y de la limitación máxima del control gubernamental, para una desenfrenada y descarnada libre empresa. Una cita
de los tempranos escritos de Spencer por el darwinista Ruse ilustra esta situación:"Estos hombres irreflexivos pero
bien intencionados, ciegos al hecho de que bajo el orden natural de las cosas, la sociedad está constantemente
eliminando los miembros enfermos, imbéciles, torpes, vacilantes, sin fe, proponen una interferencia [acción
gubernamental de protección al desvalido, y en general regulación estatal], que no sólo detiene el proceso
purificador, sino que aún aumenta su descomposición ­ estimula absolutamente la multiplicación del imprudente e
incompetente, ofreciéndoles constantes provisiones, y desanima la multiplicación del competente y previsor,
aumentando la difícil perspectiva de mantener un matrimonio." (15:323-4, citado en ref. 16:171) (Spencer no se
oponía a las acciones caritativas particulares)
La concepción evolutiva de Spencer es diferente de la teoría de la evolución propuesta por Darwin, el filósofo
presenta una idea universal de evolución, en cambio Darwin se limita al plano biológico. Spencer adscribe a una
herencia de rasgos adquiridos, en cambio Darwin sólo la acepta parcialmente. Spencer acepta una meta de
progreso, aunque no necesaria e ineludible, en Darwin en cambio la evolución es ciega y casual, aunque trabaja
con la adaptación al medio que podría interpretarse como con propósito. Por otro lado, las áreas de coincidencia
entre ambos son significativas, fundamentalmente en el uso de la selección natural -aunque Spencer con menos
consistencia y rigor que Darwin-, y la concepción evolutiva de los seres orgánicos, incluyendo las facultades
mentales del hombre. Ambos hicieron contribuciones importantes a la ciencia de su tiempo, y las ideas de ambos
fueron utilizadas por el llamado darwinismo social para fines no previstos por los autores. (17)

Francis Galton (eugenesia)

La situación de Francis Galton es diferente, en el sentido que siendo primo de Charles Darwin tuvieron influencias
mutuas. Galton, un hombre de muchos intereses, se impresionó profundamente con las ideas expresadas por su
primo en The Origen of Species, al punto que dedicó su vida a investigar con ahínco y creatividad la herencia de
las variaciones de rasgos físicos (fisonómicos, impresiones digitales) y rasgos mentales (inteligencia, aptitudes e
intereses) de los seres humanos; para estos fines desarrolló una rica metodología que incluía cuestionarios,
encuestas, pruebas psicológicas, estudios con mellizos y niños adoptados para discernir lo proveniente de la
naturaleza de lo aprendido durante la crianza (nature vs. nurture, frase acuñada por él); e ideó el uso de nuevas
técnicas estadísticas. El método historiográfico usado en su obra Hereditary genius (1869) se considera el primer
ejemplo de historiometría; sus estudios con mellizos (diferencias entre mono y dicigotos) anticiparon las
investigaciones modernas de genética de la conducta; y sus estudios sobre la inteligencia y rasgos de
personalidad, inicia el estudio científico de estas dimensiones, y la psicología diferencial (18). Como producto de
sus investigaciones concluye -en coincidencia con Darwin- afirmando que así como se heredan los rasgos físicos,
así también se heredan las cualidades y defectos mentales, tanto el talento como la idiocia. Interesado en mejorar
la herencia de los seres humanos aboga por el aumento de la reproducción de los intelectualmente mejor dotados,
y acuña en 1883 (Inquiries in Human Faculty and its Development) el término eugenesia para esta tarea. Galton
insiste que es conveniente un cambio de la moral social para hacer de la herencia una decisión conciente para
evitar la sobre-reproducción de los menos dotados y la baja reproducción de los más aptos. De acuerdo a esta
visión sostuvo que los principios de la eugenesia debían: "ser inculcados en la conciencia nacional como una nueva
religión" (citado en referencia:19). Sin embargo, Galton enfatizó fundamentalmente la eugenesia positiva, esto es,
el estímulo para la mayor reproducción de los más aptos, aunque también escribió sobre la restricción de los
matrimonios de los menos dotados (eugenesia negativa). Darwin en este sentido prefirió la selección natural a la
selección artificial: eugenesia propuesta por su primo, y rechazó esta medida de control evolutivo.
Ernest Haeckel
La idea de mejorar la sociedad mediante la selección de los progenitores, junto a los resultados de las
evaluaciones valorativas de las capacidades mentales de los individuos y grupos, generó una atmósfera muy
propicia para el desarrollo de las ideas racistas ya prevalentes durante el siglo XIX en la Europa más blanca. (20)
Así por ejemplo, el más famoso darwinista alemán de su tiempo, médico y biólogo, Ernest Haeckel, propone en
1870 en su libro The Natural History of Creation que los niños defectuosos fueran eliminados al nacer, y con la
publicación de Riddle of the Universe en 1889, populariza la idea de higiene racial. Este científico alemán fue un
entusiasta evolucionista, aunque no aceptó la selección natural, sino más bien una herencia lamarckiana;
descubrió y nombró numerosas nuevas especies, pero sus trabajos contienen muchas especulaciones no
confirmadas, lo que le ha restado credibilidad científica a sus aportes. Las ideas evolucionistas y políticas de
Haeckel ­la política la consideraba como biología aplicada-, tuvieron influencia en muchos promotores que
desarrollaron e impulsaron la ideología nacista. En el siglo XX la eugenesia (esterilización forzada) se practicó en
numerosos países entre los que se encuentran los EEUU, las naciones escandinavas, Gran Bretaña y otros,
alcanzando un extremo grotesco y perverso con la hegemonía del nazismo. En la actualidad, después de unos años
de receso como reacción a las atrocidades nazis, comienza nuevamente a hablarse de élla. (21)

Darwinismo social en el siglo XX
La historia de la superioridad del hombre blanco reforzadas por las ideas evolutivas fundamentalmente
darwinianas, continúa en el siglo XIX y la primera parte del siglo XX con la contribución de intelectuales, biólogos y
genetistas de distintas naciones; naturalmente con predominio de los países del norte de Europa. Es relevante
mencionar a los científicos alemanes: Ewin Baur, Eugen Fisher y Fritz Lenz, que publicaron sus trabajos en Human
Heredity (1931) (4), insistiendo en la superioridad innata de la raza nórdica, y adaptaron los argumentos de
Schopenhauer y otros, a la teoría darwiniana, señalando que en los parajes inhóspitos del norte europeo, la
selección natural habría seleccionado las características de la superioridad de esa gente. Las consecuencias de
estas especulaciones alcanzaron más tarde nefasta expresión en el plano político-social con el régimen Nazi. La
tesis de la superioridad del hombre blanco pierde luego fuerza para casi desaparecer ante las desastrosas
consecuencias de la política que amparó la soberbia y los prejuicios en la teoría de la evolución, y con los estudios
antropológicos metodológicamente rigurosos realizados en la segunda mitad del siglo XX que mostraron la falsedad
de las especulaciones acerca de la particular grandeza del hombre blanco. Pero no es el propósito de este artículo
rastrear el desarrollo de las ideas racistas, sino que sólo señalar algunos puntos, y su conexión con la teoría de la
evolución darwiniana.
El darwinismo social encontró en los principios de la evolución (tanto la evolución darwiniana como la spenceriana)
justificación para sus ideas de predominio del hombre blanco y de la superioridad genética de los poderosos. La
ramificación de las especies de la tesis de Darwin, producto de variaciones y de la selección natural, explicaba bien
­según los adherentes al darwinismo social- la diversificación de las razas, y justificaba con argumentos biológicos
la supremacía de los blancos y de los que ostentaban el éxito económico, político y social. Muchas de las abusivas
prácticas económicas y la estratificación social prevalentes en los países industrializados a fines del siglo XIX y

comienzo del siglo XX eran excusadas con la ideología del darwinismo social; se permitía el laissez-faire de un
capitalismo conservador, el imperialismo y el colonialismo en nombre de la evolución natural del hombre. (5. 22)

Darwin y el darwinismo social
No se puede en rigor considerar a Darwin totalmente responsable de las consecuencias político-sociales del
darwinismo social (y del nazismo), puesto que este es un movimiento que, como hemos visto, se nutre de distintas
fuentes, ideologías y prejuicios, y además, muy importantemente, Darwin elabora la situación evolutiva del
hombre agregando, como veremos más adelante, el desarrollo de instintos que modulan y controlan la salvaje
selección natural. Sin embargo, es claro que los conceptos centrales de la teoría de la evolución darwiniana, la
sobrevivencia de los individuos (y grupos) gracias a la ocurrencia de variaciones beneficiosas, sancionadas por la
selección natural en una competencia y lucha incesante ­aunque acentuada en momentos de vicisitudes adversas, dio la base, y justificación, biológica y científica a las heterogéneas tesis del darwinismo social. Este apoyo de la
biología a las teorías sociales en el siglo XIX fue incluso reconocido por Karl Mark (no un darwinista social, pero sí
también de orientación materialista), en una carta escrita a su amigo Ferdinand Lassalle afirma:"El trabajo de
Darwin es muy importante y viene bien a mi propósito, ya que provee una base en la ciencia natural a la histórica
lucha de clases...A pesar de todos los defectos, es aquí que por primera vez, la `teleología' en ciencia natural recibe
no sólo un golpe mortal, sino que su significado es explicado empíricamente." (Citado ref. 23;8)
Thomas Huxley, conocido como el "Darwin's Bulldog" por su activa e incisiva promoción de la teoría de la evolución
de Darwin durante la segunda mitad del siglo XIX, en su obra Prolegomena (1894) intenta desvincular la teoría
evolutiva de Darwin de la interpretación estrecha de la evolución realizada por el movimiento del darwinismo
social. Huxley argumenta siguiendo de cerca a Darwin que el darwinismo social omite importantes aspectos de la
teoría evolutiva: el desarrollo de las emociones de imitación y de simpatía que posibilitan la emergencia de la
conciencia moral y del proceso ético del desarrollo de las sociedades. Huxley reconoce si embargo, que la lucha por
la sobrevivencia de la selección natural elimina al más débil y al menos dotado para la adaptación al medio
ambiente, y también reconoce que los hombres -- al contrario que las abejas de colmena -- poseen "el deseo
innato de gozar los placeres y escapar de los dolores de la vida; y en breve, de no hacer más que lo que les place
hacer, sin ninguna referencia al bienestar de la sociedad en la que han nacido."..."...esta tendencia innata a la
autoafirmación fue la condición para la victoria [en tiempos ancestrales del hombre] en la lucha por la
existencia." (24;X:9) Huxley, siguiendo las enseñanzas de Darwin, explica que esta autoafirmación del hombre es
limitada por la emergencia de los sentimientos de simpatía, de los lazos familiares y el temor al juicio de los
demás; sólo de este modo es posible la vida en comunidad; escribe Huxley:"Cada paso hacia el progreso social
lleva a los hombres a relaciones más estrechas con sus compañeros, y aumenta la importancia de los placeres y
dolores derivados de la simpatía". (24;X:9) Este autor concluye que la selección propuesta por el darwinismo
social, esto es:"...la selección directa, como la practica el horticultor y el ganadero, no ha jugado, ni puede jugar
ningún papel importante en la evolución de la sociedad...porque no veo como esa tal selección pueda ser
practicada [en la comunidad] sin debilitarla seriamente, puede causar la destrucción de los lazos que la
mantienen." (24;XII:11) Sin las emociones de simpatía que no consulta el darwinismo social, no hay desarrollo de
la conciencia moral, ni límites para la conducta humana; sólo queda
la lucha por la sobrevivencia como en la selva natural o la selección artificial realizada por el horticultor y el
ganadero que eliminan a los individuos más débiles o inconvenientes para sus propósitos. El proceso ético es el
que suaviza la violencia de la evolución para hacer posible el desarrollo de la vida social.
En el tiempo presente se debate la influencia de la teoría de la evolución en el desarrollo y virulencia del nazismo
(ideología enraizada en múltiples fuentes) , aunque la opinión de los especialistas parece inclinarse a que
efectivamente la selección natural darwiniana, en cuanto postula el éxito del más fuerte y la sumisión del más
débil, favoreció y respaldó esta ideología; del mismo modo sucede con el darwinismo social, aunque como hemos
visto este movimiento tomó una perspectiva estrecha de la concepción evolutiva de Darwin. Entre los críticos del
darwinismo social tenemos a Weikart que cita de Mein Kampf de Hitler: "[mi filosofía] de ningún modo cree en la
igualdad racial, sino que reconoce sus diferencias, sus mejores y peores valores, y con este conocimiento se siente
obligada, de acuerdo a la voluntad eterna que gobierna el universo, a promover la victoria del mejor." (25) Para
Weikart, Hitler recurre a la ciencia darwiniana para justificar sus ideas racistas. (26)

Por otro lado, los adherentes a la evolución darwiniana rechazan categóricamente la participación de las ideas de
Darwin en el movimiento del darwinismo social. Así por ejemplo, el American Museum of Natural History (27) en
su sitio oficial en la Red, defiende a Darwin señalando que las ideas del "Darwinismo social" padecen de una falla
fundamental: "Usan una teoría puramente científica para un propósito totalmente no científico." Señalan que
Darwin, un hombre "apasionadamente opuesto a la injusticia y opresión", se alejó de este movimiento y se hubiera

consternado al ver su nombre asociado a... "ideologías opuestas, desde el marxismo al capitalismo desenfrenado,
desde políticas de limpieza étnica a esterilización forzada. Sea porque acostumbren a racionalizar la desigualdad
social, el racismo o la eugenesia, las teorías así llamadas darwinismo social, son una grotesca interpretación de las
ideas inicialmente descritas en Origin of Species y aplicadas en la biología moderna."
En defensa del naturalista inglés algunos historiadores han señalado que con la publicación The Descent of Man
(1871), Darwin intenta alejarse del movimiento del darwinismo social, presentando el instinto de simpatía con el
que contrarresta el instinto primario de sobrevivencia de los individuos. De este modo, con la emergencia del
instinto de simpatía y cohesión comunitaria, el naturalista intenta mitigar la ciega y cruel lucha por la existencia
cimentada en la supervivencia del mejor dotado para la adaptación al ambiente y su reproducción. Una teoría de la
evolución que intente dar cuenta del hombre en su totalidad, basada exclusivamente en la ocurrencia de
variaciones y selección natural (física y mental), conduce ineludiblemente a las aberraciones del darwinismo social;
en otras palabras, la teoría de la evolución es incapaz de dar una explicación coherente y satisfactoria a la realidad
del fenómeno humano, si no se incluye en la tesis un elemento que suavice la ley de la selva de la selección
natural. La consideración del instinto de simpatía es esencial para separar la teoría de la evolución como la
presenta Darwin, del darwinismo social que ignora o minimiza dicho instinto. En la sección siguiente de esta serie
sobre la evolución darwiniana, revisaremos con algún detalle como trata Darwin este fundamental instinto de
simpatía.

Bibliografía
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http://www.discovery.org/scripts/viewDB/index.php?command=view&id=2172&program
26. Weikart, Richard (2004). Senior fellow Richard Weikart responds to Sander Gliboff.
http://www.discovery.org/scripts/viewDB/index.php?command=view&id=2247
27. American Museum of Natural History: Darwin: Evolution today: Social Darwinism. Misusing Darwin's Theory.
www.amnh.org/exhibitions/darwin/evolution/darwinism.php

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