La coordinadora de la Unidad de Cefaleas del Hospital Quirónsalud San José, la doctora Lucía Vidorreta Ballesteros, afirma que la tasa elevada de cefálea en mujeres "se debe a las influencias hormonales, mayoritariamente relacionadas con los niveles de estrógenos".
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), algunos trastornos como la migraña son dos veces más frecuente en mujeres que en hombres. Asimismo, la doctora señala que el perfil mayoritario del paciente con migraña es una mujer de entre 20 y 50 años en pleno desarrollo familiar y laboral.
En este sentido, destaca que la influencia hormonal tiene tres fases principales: antes, durante y después de la menstruación; el embarazo; y la perimenopausia y menopausia.
En cuanto a la menstruación, destacan que hasta un 50 por ciento de las mujeres con migraña presentan crisis relacionadas con la menstruación, caracterizadas por ser más intensas, prolongadas, invalidantes y con menor respuesta a los tratamientos que los episodios fuera de este periodo.
En esta línea, durante el primer trimestre del embarazo, la experta en Neurología recomienda "que las pacientes no tomen ningún tipo de medicación para evitar un posible defecto congénito en la gestación del feto". No obstante, a partir del segundo trimestre de embarazo, los niveles hormonales se estabilizan y ,en la mayoría de los casos, se produce una mejoría de la migraña que puede perdurar hasta la lactancia.
Sin embargo, la doctora Vidorreta advierte de que esta mejoría no sucede siempre, pudiendo algunas mujeres presentar un dolor crónico e invalidante que les obliga a consultar frecuentemente con sus neurólogos para un adecuado manejo, ya que se la mayoría de los fármacos están contraindicados durante el embarazo.
Por su parte, tanto la perimenopausia como la menopausia, son unos de los periodos más difíciles para las mujeres con migraña a causa de las fluctuaciones hormonales de los niveles de estrógeno que se producen. Se trata de mujeres de alrededor de 50 y 55 años con los cambios propios de este periodo de la vida, como el aumento de peso, sofocos, insomnio o desánimo.