Estamos en otra fase del estado de alarma por la COVID-19 y empezamos a tener más libertad de movimiento. Ahora toca adaptarse a la nueva situación, cuidar nuestras emociones, sin olvidar las medidas básicas de prevención e higiene.
El reto de salir del confinamiento
Se ha hecho largo el tiempo que hemos estado confinados en nuestras casas por la COVID-19. Pero poco a poco estamos recuperando nuestro ritmo de vida anterior: las calles vuelven a ser el escenario de risas infantiles, de gente paseando o haciendo deporte. En aquellas localidades que han pasado a la denominada fase 1, del "Plan para la transición hacia una nueva normalidad", se están reduciendo las restricciones y ya se puede, por ejemplo, hacer desplazamientos más amplios, usar las terrazas e incluso organizar reuniones de no más de 10 personas.
¿Pero cómo nos sentimos ahora que empezamos a salir? El hecho de recuperar cierta normalidad puede suponer un reto para ciertas personas, a veces más difícil que la etapa de confinamiento que vamos dejando atrás.
El miedo a la nueva libertad
En mayor o menor medida, todo cambio genera ansiedad, estrés o un periodo de confusión. Pero lo vivido con la crisis sanitaria por el coronavirus ha alterado nuestra percepción de normalidad, de lo que estamos acostumbrados a esperar o controlar. Por eso es esperable que las sensaciones de desconcierto y descontrol sean más intensas. Ahora, además, que contamos con cierta libertad de movimientos, con capacidad para decidir qué hacer, podemos reaccionar de diferentes maneras:
- Con miedo y preocupación ante el proceso de desescalada, por un posible contagio, o por las consecuencias económicas de la crisis sanitaria, etc.
Con ansiedad, estrés o, en casos extremos, pánico ante las posibles salidas diarias, las medidas higiénicas que conllevan, o ante la nueva reestructuración que implica el desconfinamiento en sí mismo. - Con tristeza, pena, apatía o desmotivación ante las actividades cotidianas, las salidas diarias o la vuelta paulatina al trabajo.
- Con enfado, rabia o frustración generalizado, ante las autoridades, o ante las personas que uno tiene cerca, ya sea por la gestión de la crisis o lo que uno perciba como errores.
- Con desconcierto y confusión ante la vuelta a una normalidad indefinida, ante el paréntesis que el confinamiento ha impuesto en algunos aspectos de nuestras vidas, o por no saber en qué punto retomarla, etc.
¿Cómo afrontar este cambio?
En las circunstancias actuales todas estas reacciones emocionales son esperables, nos protegen y ponen en marcha mecanismos de afrontamiento y de adaptación. Por ejemplo:
- El miedo a un posible contagio al salir a la calle nos pone alerta y nos empuja a tomar las medidas higiénicas necesarias para evitarlo.
- La sensación de pérdida o el desconcierto nos lleva a tomarnos un tiempo para procesar lo que hemos vivido y reubicarnos en la vuelta a la nueva normalidad.
Por otra parte, el hecho de que el desconfinamiento se haga de forma paulatina puede ser una ventaja, pues nos da más margen para adaptarnos a las nuevas circunstancias. Te ofrecemos unas cuantas sugerencias:
- Para empezar, sigue tus propios tiempos y respeta tus necesidades.
- Identifica tus miedos y preocupaciones. Cuestiónatelos con información y datos veraces y fiables. Para cualquier duda que te pueda surgir sobre las medidas a adoptar, recurre a fuentes de información oficiales como el Ministerio de Sanidad.
- No reprimas tus emociones ni fuerces un estado emocional positivo. Desahógate y apóyate en tus allegados.
- Mantén el contacto social y familiar. Aprovecha la tecnología o las redes sociales para llamar o conectarte.
- Haz yoga, pilates o relajación. Si sientes especial ansiedad o estrés, además de desahogarte y apoyarte en sus allegados, puedes hacer ejercicio, incluso en casa. Otra opción es realizar actividades que te gusten y relajen, como cocinar o leer, por ejemplo.
- Planifica tus salidas de forma progresiva, atendiendo a tus necesidades o tu situación. No es necesario salir cada día, ni llegar hasta el límite permitido. Si te encuentras ansioso o temeroso puedes comenzar por dar pequeños paseos por su zona e ir ampliándolos; o salir cuando haya menos gente en la calle.
- Cuando lo necesites, busca ayuda profesional. Si el malestar, la ansiedad o el miedo persisten en el tiempo o interfieren en tu día a día, consulta con tu médico de familia o con un psicólogo. La Línea OCU Salud también está para orientarte. Es un servicio exclusivo para suscriptores de la revista OCU-Salud. En tus salidas, cumple las medidas de prevención e higiene
Ya sabes que es por tu seguridad y por la de todos, así que no bajes la guardia. Recuerda las medidas básicas de prevención:
- Lávate las manos con frecuencia y a conciencia. Basta con utilizar agua y jabón, nada más. En los momentos en los que no tengas acceso al agua y al jabón, utiliza desinfectantes de manos que tengan una concentración de alcohol superior al 60%.
- Guarda las distancias. Mantente a 1-2 metros como mínimo respecto al resto de las personas.
Al toser o estornudar, cúbrete la boca y la nariz con pañuelos desechables o con una tela. Lávate después las manos. - Evita tocarte el rostro en la medida de lo posible. En especial intenta que las manos no entren en contacto con la boca.
- Utiliza mascarilla cuando sea necesario, o sea, en aquellas situaciones en las que no haya garantías de que se pueda respetar la distancia física de seguridad, como por ejemplo, en el transporte público o en tu ámbito laboral. OCU te informa sobre los tipos de mascarillas y su utilidad para prevenir el contagio del coronavirus