Según una carta de investigación publicada en JAMA Network Open, la positividad al SARS-CoV-2 podría estar fuertemente asociada a la notificación de problemas de memoria a los ocho meses de seguimiento, lo que pone de manifiesto la necesidad de reconsiderar el impacto sanitario de las secuelas tras la infección por el SARS-CoV-2.
El análisis incluyó a 794 participantes con una prueba positiva para el SARS-CoV-2, 7.978 participantes negativos (grupo de control sometido a prueba) y 4.229 participantes seleccionados al azar de la población y a los que no se realizó la prueba. El resultado primario fue la aparición de problemas de memoria autodeclarados ocho meses después de la infección, agrupados según el estado de la infección por el SARS-CoV-2 (positivo, negativo o no probado).
Los resultados mostraron que 72 de los 651 participantes que respondieron al cuestionario de seguimiento (el 11 %) en el grupo positivo al SARS-CoV-2 informaron de problemas de memoria, en comparación con el 4 % en el grupo negativo y el 2 % en el grupo no testado. Además, el 41 % de los encuestados del grupo positivo informó de un empeoramiento significativo de la salud en relación con el año anterior.
Una de las limitaciones de este estudio fue que no se aplicaron pruebas objetivas de memoria. No obstante, los autores afirman que los problemas de memoria autodeclarados son un factor de riesgo para el posterior deterioro cognitivo leve o la demencia, lo que justifica una mayor investigación sobre qué tipo de problemas de memoria son específicos de las secuelas tras la infección por el SARS-CoV-2.