¿Es conveniente que los médicos de familia presten apoyo psicoemocional a las personas en duelo?.
Formulada así la cuestión, ¿porque no?. Parece bueno que tú médico de familia te apoye en esos momentos tan críticos y dolorosos, te dedique tiempo, te informe, te oriente,... en resumen: te preste una atención psicoemocional básica. Además una de las principales labores del médico de familia es la promoción de la salud, lo que supone fomentarla -que la persona sana esté más sana- y protegerla -que la persona sana no enferme-. En el caso del doliente lo que nos interesa es que -si puede ser- salga crecido de su crisis (más sano) pero sobre todo que no enferme, por lo que promoveremos estilos de afrontamiento de la pérdida más saludables (ejercicio físico regular, alimentación sana, compartir y expresar, o distraerse, según su estilo,...) y estaremos al tanto de conductas de afrontamiento francamente negativas: aumento del consumo de alcohol, tabaco u otras drogas,... (explicar el peligro de abuso en el duelo, periodo de vulnerabilidad total).
Lo mismo que el médico de familia está obligado a conocer el ABC de la reanimación cardiopulmonar básica, y esto no es discutible, tambíen debería tener unas nociones elementales sobre el proceso de duelo y sus cuidados primarios; por ser muy habitual en las consultas de primaria, alarmante y urgente a veces, y que precisa de un trato competente y profesional.
1.- Cuidados primarios de duelo es lo que hacemos cuando...
- ... acompañamos a los familiares de los enfermos en situación terminal. En el caso del cancer, todo suele empezar con el diagnóstico, llegándose a la situación de terminalidad después de un prolongado y agotador periplo de idas y venidas a consultas, al hospital,... ; en este tiempo de premuerte y duelo anticipado es fundamental que los cuidados paliativos primarios sean de calidad, para hacerse exquisitos en la perimuerte, donde nos volcamos en los cuidados de la familia en agonía y duelo agudo. En muertes inesperadas (traumáticas, cardiacas, etc) estos tiempos se acortan o son inexistentes, y se viven en otros entornos peculiares (la cuneta de una carretera, el tanatorio forense con la autopsia por medio, la ambulancia medicalizada, las urgencias de un gran hospital, la unidad de cuidados intensivos y la petición de órganos para transplantes,...).
- ... damos calor humano y nos interesamos respetuosamente por lo que cuenta el doliente que acude a la consulta -después de haber sacado las fuerzas suficientes para ello- a tomarse la tensión, traernos las pastillas que sobraron o simplemente a contárnoslo...
- ... prestamos una atención psicoemocional básica individual (estructurada en entrevistas largas programadas, cuyos objetivos, número, duración y periodicidad hemos negociado previamente con el doliente) porque se nos pida expresamente o lo sugiramos nosotros en duelos difíciles, ocultos (muerte de un amante, una pareja del mismo sexo,...), con riesgo de complicaciones (depresiones previas, consumo excesivo de alcohol,...), o límites (borderline).
- ... derivamos a otros niveles especializados (equipo de salud mental,...) y hacemos la función de filtro y detección precoz de duelos complicados.
- ... ofertamos, a dolientes seleccionados, la posibilidad de integrarse en un grupo abierto de autoayuda en duelo con profesional de uno de nuestros centros.
Técnicas de intervención:
- Relación sanitario/doliente. Establecer una buena... relación con el doliente es el fundamento y principio de todo. Negociamos la disponibilidad del profesional y las pautas del seguimiento, para no crear falsas expectativas.
- Escucha activa, empática, e incondicional, y facilitación de la expresión emocional. Escuchar atentamente (estar ahí, en el aquí y ahora de ese espacio-tiempo), con interés genuino y auténtico (esto, aunque pueda parecerlo, en el trabajo con el doliente no es ninguna pose terapeútica ni papel
mojado, y se consigue la mayoría de las veces tomando conciencia del sufrimiento del otro; notarás que estás en ello por las ganas de salir corriendo), y con respeto (sin dejar entrar en nuestra mente los juicios de valor) lo que nos cuenta la persona en duelo, haciéndola ver que intentamos rozar lo que siente (lo de ponerse en su lugar sería una chulería), y ser facilitadores (baja reactividad, miradas, ecos, silencios,...) de la expresión emocional, y cuando sale permitiéndola fluir (sin pañuelos intempestivos o tú no tienes la culpa automáticos), como verdaderos parteros de emociones.
- Normalización y validación de reacciones. Explicar al doliente que lo que le ocurre: sentimientos, sensaciones, pensamientos,... es totalmente normal en sus circunstancias, lo valida y desculpabiliza. Aquí normalizaremos especialmente el no querer olvidar, ni romper los lazos con el fallecido, ni querer dejar de llorar, ni dejar de hablar con él/ella, etc.
- Enseñar toma de decisiones y solución de problemas. A veces la persona en duelo es incapaz de decidir si salir o no a la calle, cerrar o no la ventana de la sala,... tiene un auténtico bloqueo cognitivo mezclado con miedo (el mundo se le ha caido y todo puede ser extremadamente peligroso), poco a poco podemos ayudar a saber concretar los problemas, perfilar una respuesta, generar alternativas, valorar consecuencias y evaluar los resultados. Poco a poco... y negociado. Como norma general, desanimamos de la toma de decisiones importantes (cura geográfica trasladándose de lugar de residencia, gestar un nuevo embarazo buscando un niño clónico del que se ha ido; separación matrimonial por la disonancia emocional en el duelo del padre y de la madre,...) durante el primer año.
- Rituales y tareas. Prescribiendo rituales individualizados, por ejemplo: visitar el cementerio 2 veces a la semana, poner a las noches una vela delante de la foto antes de ir a dormir y hablar durante media hora con el fallecido,... controlamos situaciones aparentemente incontrolables. Y con la prescripción de tareas ayudamos a reestructurar la cotidianeidad, por ejemplo ordenar 20 minutos de paseo diario,...
- Contar historias y desdramatizar. Relatar historias, por ejemplo la vida del fallecido, su biografía permite resituar el vínculo actual con el muerto, ¿como era?,¿como nos conocimos?, ¿que cosas hacía que nos daban risa?,.... Y la narración repetida de un hecho, por ejemplo la perimuerte, se quedo como un pajarito, no decía nada, estaba ya muy cansado,... esa misma mañana se afeitó, le ayudé yo, pero se afeitó, y después de comer parecía que se había quedado dormido,... pero le noté frio... , lo desdramatiza en parte.
- Anticipar fechas y situaciones. La anticipación y el ensayo, aunque sea a través de la visualización, ayuda a rebajar la angustia que se genera en la situación real y da más sensación de control, por ejemplo anticipar las dificultades del doliente en la integración social y entender con él las reacciones del entorno, es normal que hagan como que no te ven para no saludarte,..., Ahora eres una mujer sin pareja y cuando vayas con tus amigos, que van cada uno con su pareja, pues va a ser diferente y quizás te sientas..., te será dificil al principio volver a hablar con la gente que hablabas antes de la muerte de tu marido, Cuando se acercan las Navidades....
- Detección y filtro. Detectar estilos de afrontamiento autolesivos a corto o largo plazo..., duelo patológico... y derivar si es preciso.
- Fármacos. Prescribir fármacos cuando sea necesario.
- Y también utilizamos el contacto telefónico, escribir, dibujar, folletos informativos sobre el duelo, algún libro de autoayuda, elaborar un álbum de fotos o atesorar una caja con recuerdos, vídeos,...