En el ámbito de la psicosis precoz resulta imprescindible disponer de protocolos útiles, validados y fiables que se puedan utilizar en el tratamiento diario de las personas que la padecen. Para ello, es necesario armonizar las contribuciones propias de las investigaciones en este ámbito con la práctica clínica. Se presenta un estudio de caso de un joven de 18 años de edad, en el que predomina sintomatología negativa. Se le aplicó una intervención integrando los ámbitos psicológico, educativo y social. Dando como resultado una mejoría en el conjunto poliédrico inicial. Se discute la importancia de disponer de protocolos específicos para atender este trastorno.